
Los dueños del campo dudaban porque, al fin y al cabo, nuncahabían pensado usarlo para otra cosa que no fuera la soja, el trigo y lasvacas. Los hermanos Ghibaudo habían plantado de todo allí, pero hasta entoncesjamás habían destinado su propiedad a algo así. Hicieron, entonces, lo quesiempre hacían.
Llamaron a Doña María Esther, la curandera que solíahacerles de asesora espiritual. Le pagaban con un chancho, un cordero, huevos oalgo de leche y a cambio ella rezaba para que la cosecha saliera bien (aunquejamás para que lloviera, porque eso es cosa de Dios). O para que los animalescrecieran sanos y fuertes.
O, como en este caso, para ayudarlos a decidir si debíandejar que una avioneta proveniente de Paraguay aterrizara en sus tierras.
La curandera, que sabía bien de lo que se hablaba, les dijoque sí, que lo hicieran. Hablaron tres o cuatro veces sobre el tema y al finalDoña María Esther resultó tan persuasiva que los hermanos Ghibaudo señalizaroncon banderines una pista improvisada e incluso prepararon los 420 litros deShell V-Power Nitro que necesitaba la avioneta para la vuelta.
Tal como estaba acordado, a las 16.10 del domingo 28 de mayode 2017 la Cessna 210 aterrizó en el campo de los Ghibaudo. Ni el piloto niquienes esperaban para recibir los 414 envoltorios que llevaba sabían que había50 agentes de la Federal vigilando este campo de Colonia Avellaneda, en lasafueras de Paraná.
Los policías aparecieron cuando ya había comenzado ladescarga. Arrestaron a los que pudieron e incautaron los envoltorios. Segúnconsignaron en un acta, eran 317 kilos y 150 gramos de marihuana paraguaya.
Pero la gran sorpresa aún estaba por llegar. Antes delaterrizaje, los investigadores sabían que la droga era para la organización delnarco Daniel “Tavi” Celis. Lo que no tenían claro era que se encontrarían contantos empleados municipales entre quienes la esperaban.
Así empezó la parte más escandalosa de la causa pornarcotráfico que investiga el juez federal Leandro Ríos. La que hoy hacetambalear a todo el sistema político de Paraná.
Y que preocupa a la Casa Rosada.
Cuando aterrizó la avioneta, “Tavi” Celis ya estaba preso enuna causa por robo a mano armada, que enmascaraba una venganza por drogasocurrida en la localidad de Diamante. Su detención no había cortado con lo quetodo Paraná comentaba: sus vínculos con el intendente Sergio Varisco.
Hijo de un viejo caudillo radical que dos veces habíagobernado la ciudad, ex diputado nacional, Varisco había ganado las eleccionesde 2015 en una cerrada disputa contra la entonces intendenta Blanca Osuna(Frente Para la Victoria), que buscaba la reelección. Se había presentado bajoel sello de Cambiemos en una fórmula compartida con Josefina Etienot (Pro) yhabía logrado una sorprendente popularidad entre las barriadas más humildes.
Parte de su caudal de votos, que hasta hace poco lo hacíaver en la Rosada como un posible candidato a gobernador de Entre Ríos, se lohabía acercado un puntero de la zona más pobre de Paraná, que había formado unaagrupación para acompañarlo. Movimiento Vecinalista del Oeste, se llamaba, y sulíder no era otro que Daniel “Tavi” Celis.
Según iría haciéndose evidente para todos en la ciudad,Celis había repartido bolsones de comida, había colgado pasacalles y habíahecho festivales para arrastrar votos a la boleta de Varisco. Una inversión, secalcula, de 5 millones de pesos, lo que le había permitido fotografiarse variasveces con el candidato.
No era el único narco que se manejaba cerca del futurointendente, se sabría después. En otro expediente, un capo local que hoy estácondenado a siete años de prisión por venta de drogas fue grabado en unaescucha telefónica el 26 de octubre de 2015, horas después de las eleccionesque Varisco le ganó a Osuna.
-Hace un rato que me levanté porque andaba medio amanecidode ayer porque con el tema de la política no pude ni dormir de la bronca quetenía, le dice el narco Nico Castrogiovanni a un amigo, sobre la derrota de Osuna.-Pero no importa, papá, yo arreglé con los dos, ¿cuál es el problema?,recapacita. Y destaca: -Y arreglé mejor con Varisco, así que estoy de diez…
Pero eso no era todo. Tras el aterrizaje de la avioneta sedescubrió que “Tavi” Celis tenía tomada la Unidad Municipal N° 2, una especiede CGP del oeste paranaense. Había logrado ubicar allí a uno de suscolaboradores, Hernán Jesús Rivero -designado por decreto del intendenteVarisco del 18 de diciembre de 2015-, y también a su padrastro, Miguel Carmelo “Cebolla”Leguizamón -nombrado en el mismo decreto-, lo cual le permitía utilizar uninsumo público para negocios privados: los camiones recolectores de basurarepartían la marihuana por toda la ciudad.
Celis se encargaba de pedir que le seleccionaran aquellosmás viejos, que no tenían rastreador satelital. El 6 de abril de 2016, porejemplo, llamó a Rivero y le pidió unos camiones “para trasladar muebles”.
-¿Todos los volcadores tienen GPS?, le pregunta a su hombre.-¿Podemos ocupar dos?
El juez Ríos llamó al intendente Varisco a declarar comotestigo cuando determinó que la mitad de la veintena de detenidos que tenía porla avioneta eran empleados municipales.
-¿Celebró algún acuerdo de índole “político”, en particularrelativo al financiamiento y desarrollo de la campaña electoral con DanielAndrés Celis?, le preguntaron allí.
-No, no hubo ningún tipo de financiamiento, eso lo descarto.
Negó haber sabido que Celis era lo que todo Paraná sabe quees: un narco. Le preguntaron si era cierto que le había prometido a Celisdevolverle sus aportes con 40 contratos en el Municipio (de los cuales sehabrían hecho efectivos 30) o concediéndole obras públicas a sus secuaces y lodesmintió.
La causa se cerró sin que imputaran a Varisco, luego del apoyopúblico que le dio el ministro del Interior, el entrerriano Rogelio Frigerio. Yesta parte del expediente, con la vidente y los dueños del campo de la avionetaentre los imputados, se elevó a juicio oral.
Pero la investigación siguió y, gracias a un golpe desuerte, empezó a obtener pruebas decisivas. El gran hallazgo, el 6 deseptiembre pasado, fue el secuestro de un celular que una empleada de laDirección de Jardines Maternales de la Municipalidad le había llevado a Celis ala cárcel: el juez Ríos logró acceder a todos los audios de Whatsapp quecontenía.
En esos diálogos había, entre otros cientos de cosas,conversaciones donde Celis se quejaba porque Varisco no había cumplido con eltrato. Reclamos ante sus allegados de dinero que supuestamente le debía elintendente. Indicaciones para su pareja, la empleada municipal Luciana Lemos,en relación a reuniones que ella supuestamente tuvo con el mandatario, con susecretaria de Seguridad -la policía Griselda Bordeira- y un concejal deCambiemos, Pablo Hernández, en el Municipio.
Lo que más alentó al juez fue, sin embargo, la sospecha deque Celis seguía traficando desde prisión. Y que había cambiado de droga. Losinvestigadores empezaron a pinchar teléfonos y determinaron que la organizaciónde “Tavi” recibía unos 10 kilos de cocaína mensuales, enviados desde CapitalFederal. Cuando tuvieron el dato de un cargamento preciso, allanaron la casa deLuciana Lemos.
Y ahí estalló todo.
En la casa de Lemos, que antes había sido de Celis y quetiene por fachada la carnicería “Q’carne”, el 2 de mayo de este año hallaron aun peruano que había transportado la droga, tres kilos y medio de cocaína y uncuaderno con toda la contabilidad de la banda. En una de sus páginas, la mujerdel “Tavi” había anotado los últimos movimientos, quizás de los seis kilosfaltantes: Bordeira 2; Varisco 2; Hernández 1; Gainza (o Gonza) 1.
La causa motivó el allanamiento de la casa de Varisco, sudespacho en la Municipalidad y el de Hernández en el Concejo. Y derivó en lacitación a indagatoria de los funcionarios. El intendente respondió recusandoal juez, pero la Cámara lo confirmó y tuvo que ir a dar explicaciones comoimputado por financiamiento del tráfico y la comercialización deestupefacientes, un delito que se castiga con 8 a 20 años de prisión.
Para entonces, el juez Ríos había hallado indicios de que loque alguna vez había sido un acuerdo electoral se habría convertido en unacuerdo comercial. Celis administraba los sueldos, bienes e ingresos de laUnidad Municipal 2 y así obtenía fondos para sus operaciones narco. Varisco, acambio, habría obtenido los medios para ir por la gobernación.
Desde primeras horas de este martes, la Policía Federalrealiza múltiples allanamientos en una causa por narcotráfico, en laMunicipalidad de Paraná, dependencias del Concejo Deliberante y unostres domicilios de la capital entrerriana, entre los que se encuentra el delintendente, Sergio Varisco y de la subsecretaria de Seguridad municipal,Griselda Bordeira.
Mientras detenían a Bordeira y a Hernández, el último 4 dejunio, el intendente logró mantener la libertad bajo palabra de presentarsecada viernes en el juzgado. Y aprovechó el tiempo: hizo un acto en el comitéradical donde recitó una canción de María Elena Walsh -“Gracias doy a ladesgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal, y seguí cantando…”-e irrumpió en el Concejo Deliberante. Allí, rodeado por su gente, habló pese aque su viceintendenta (y presidenta del cuerpo) le decía que había levantado lasesión.
Ahí empezó el último capítulo del escándalo. El secretariode Medios municipal, José Escobar, se puso a gritarle “cagona” a laviceintendenta. “No dejen hablar a la yegua”, se escuchaba. Horas después,Etienot lo denunció por intimidación y violencia de género y logró que leimpusieran una orden de restricción.
Escobar le respondió con un comunicado que entregó a laprensa. “El Concejo Deliberante no es la casa de nadie como para que uno seadueñe de espacios y los sienta como propios. No es la cocina, ni el lavadero,ni el jardín”, escribió el secretario de Medios. “No es un lavarropas que secarga y se descarga aún cuando no haya terminado con su tarea. Los concejales yla ciudadanía no son sábanas ni repasadores”, agregó el funcionario, quientambién fue denunciado por amenazar al periodista que más investigó a su jefe,Daniel Enz.
Este lunes, Varisco fue procesado por financiar elnarcotráfico y tuvo que depositar 1 millón de pesos para evitar la cárcel. Suúltimo manotazo, contratar al abogado Mariano Cúneo Libarona, no cambió susuerte judicial. Su destino político, en cambio, aún está abierto: sigue siendointendente, se niega a renunciar o a pedir licencia, como le exigió ayer el ConcejoDeliberante. Su vice, Josefina Etienot, se reunió con Rogelio Frigerio parahablar del tema. Pero aún no hay definiciones.
Quizás deberían consultarla a Doña María Esther, lacurandera.