
Según los productores, los caminos rurales de la localidad bonaerense de General Guido llevan nueve meses intransitables y mantienen hoy aisladas a decenas de familias, con un impacto directo en la ganadería, la educación rural, la salud y la logística cotidiana. Denuncian que la maquinaria municipal está fuera de servicio y que no existe un plan de trabajo claro; los reclamos, acumulados durante años, derivaron en una situación que describen como “insostenible”.
En esa zona, dijeron, los caminos se han transformado en “ciénagas” y llevan seis años sin mantenimiento por parte del municipio gobernado por el intendente kirchnerista Carlos Rocha. LA NACION intentó contactarse con el jefe comunal, pero no hubo respuesta.
Pablo Solanet, productor ganadero, relató que desde febrero pasado solo puede salir de su campo en cuatriciclo, después de haber roto dos camionetas 4×4: “En este momento estamos sacando el agua con balde, desagotando los pantanos para que empiece a secar el barro de abajo. Lo estamos haciendo a mano”. Contó que, en su momento, gestionó 20 tubos para el camino y pidió al municipio que los colocara. “Tardaron dos años para venir y los colocaron en tres horas”, lamentó Solanet.
Así están los caminos por donde tienen que circular
Las localidades de Guido y Labardén reúnen 3000 habitantes y cuentan con 600 kilómetros de caminos de tierra. Hoy solo hay dos máquinas municipales en funcionamiento; el resto, según los testimonios, está rota desde hace meses, sin repuestos y sin personal capacitado para operarlas. La falta de mantenimiento acumulada, según los vecinos, dejó a los caminos más bajos que los campos, imposibilitando el drenaje y formando pantanos que no se secan ni en pleno verano.
Juan Pedro Merbilhaa, productor de la zona, señaló que los caminos están absolutamente intransitables, lo que impide sacar hacienda, circular y acceder a servicios básicos. “El municipio hace años que abandonó los caminos y se gastó o quedó, con los grandes ingresos de la tasa vial, hasta con aumentos estrambóticos. Vivimos con los campos inundados. La Municipalidad de Guido está prácticamente acéfala, debe ser la peor administración de la provincia”, narró.
Vecinos y productores quedan atrapados en los pantanos ante la falta de acción municipal
La Escuela Rural Nº11, la única de la zona, casi no tuvo clases por la falta de acceso. En Labardén, sin pavimento, los 3 km de tierra hacia Maipú —única salida— también se cortan con frecuencia. Algunos vecinos solo pudieron desplazarse a caballo.
Aníbal Parisi, productor y docente rural, contó que durante seis meses no pudo llegar con vehículo hasta la manga para trabajar. “El agua me llegaba a la rodilla”, relató. Como docente, además, contabiliza 25 días de clases perdidos en lo que va del año porque alumnos y maestros no pueden llegar a las escuelas rurales.
La situación, dicen, es caótica
“Es un año totalmente perdido. No pude dejar entrar ninguna máquina”, contó. Desde hace meses no puede asistir al ganado y, por tanto, esto genera consecuencias económicas que se arrastrarán durante los próximos “dos o tres años” en la producción de carne.
Alejandra Herlax, productora aislada desde septiembre, dijo que su hija debe recorrer 95 km para llegar a una escuela que por camino está a 60 km. Además, contó que desde hace dos meses no puede sacar terneros: las máquinas se encajan en el barro y hasta debieron tapar un pantano con su propio tractor para poder salir. Integra la nueva Comisión de Caminos de la Sociedad Rural de Guido convencida de que, si los productores no se organizan, “el año que viene directamente no van a poder salir del campo”.
Herlax relató que ella y su marido, frente a un pantano junto a su casa, tuvieron que actuar por su cuenta: “Agarramos el tractor y la pala de cargar tierra, fuimos y lo tapamos nosotros, porque no teníamos solución“.
Un tractor que quedó también en el camino
Inés Bosio, tambera de la zona, lleva cuatro meses sin poder entrar a su propio campo. Desde mayo, los caminos se convirtieron en verdaderas ciénagas: vehículos, bicicletas y hasta caballos quedan hundidos en el barro. “Tuve una persona que se cayó del caballo y no podía salir del campo porque no había forma de sacarlo”, cuenta.
En febrero de 2025, indicó, tuvieron un aumento del 380% en la red vial, que la Municipalidad aplicó igual pese a los reclamos. Solicitaron un amparo judicial que avanza lento y los caminos, sin mantenimiento desde hace seis años, se degradaron hasta volver imposible la circulación.
Todos coinciden en que hay una falta de respuestas del municipio: “Su reemplazo lo hace la presidenta del Concejo Deliberante y su esposa no responde los pedidos para que el distrito copie el modelo de Azul y permita a los productores usar lo recaudado para arreglar los caminos que quedaron en la nada. Esto se agrava con un nuevo aumento del 115% en el inmobiliario provincial. Estamos en colapso permanente”, resumió.
José Plaza, presidente de la Sociedad Rural local, propuso desde la entidad que el impuesto vial se destine a una cuenta específica y sea administrado por un consorcio de productores junto con el municipio, un modelo que funciona en otros partidos. Sin embargo, el municipio ha ignorado todas las notas y pedidos —incluida para la prórroga de la última cuota de la tasa vial—, lo que, según Plaza, demuestra que la administración “no quiere, no puede y no sabe” resolver la problemática.
Toda esta situación obligó a los productores a interponer un amparo ante la Justicia contra la suba del 380% en la tasa vial y a buscar respaldo en entidades como Carbap, para elevar el reclamo a las autoridades provinciales. El productor dijo que esta situación ha “roto todo un sistema económico social” que sostiene al partido. Los productores recalcan que el aislamiento no solo afecta la rentabilidad —impide la siembra o genera un deterioro de hasta 30-40 kg por animal al tener que arriarlos 20 km—, sino que también tiene un costo humano incalculable. Hay empleados rurales y familias de puesteros que se han visto obligados a “mudarse a la ciudad o a los pueblos cercanos”, sintetizó.




