
El presidente Javier Milei encabezó el cierre de campaña de La Libertad Avanza en la localidad bonaerense de Moreno, con miras a las elecciones legislativas del próximo domingo.
Pero el acto, realizado en el club Villa Ángela, se vio opacado por la polémica: entre los asistentes fueron captados grupos de hombres encapuchados, luego identificados como integrantes de distintas barras bravas del fútbol argentino, quienes habrían cobrado $90.000 cada uno por su asistencia.
La información fue revelada por el periodista Gustavo Grabia, especialista en violencia en el deporte, quien aseguró que se trataba de miembros de facciones de River Plate, Platense y Deportivo Merlo. Según explicó, estas agrupaciones actúan como “mano de obra disponible” y suelen ser contratadas por punteros políticos para cumplir tareas de “seguridad” en actos masivos.
“Cuando empezaron a aparecer encapuchados me dijeron ‘poné la tele’ y empecé a ver las imágenes. Reconocí caras muy conocidas de la barra de River que responde a Ariel ‘Pato’ Calvici”, relató Grabia en Radio Con Vos.
El analista detalló que la barra oficial de River está hoy dividida en dos sectores: la facción de Calvici y la que lideran los hermanos Mauro y Leandro Ferraras. En el acto libertario, el “Pato” habría convocado a Matías Joel Sacco, exjefe de la hinchada de Platense, quien perdió el liderazgo hace cinco años y que fue visto encabezando una de las columnas con un buzo deportivo.
Grabia recordó que Sacco, ligado al barrio Mitre, tuvo antecedentes de enfrentamientos por narcotráfico y vínculos con la organización 1-11-14. “Es insólito que no tenga derecho de admisión”, advirtió el periodista.
Carlos López, “el Negro”: trabajaba en el RENAPER y fue el encargado de hacerles los documentos a los barras de River que tenían impedimento para salir del país.
En las imágenes también fueron reconocidos otros barras de River, como “El Tarta” y Javier Bellino.
Este último pertenece a una familia de peso en la hinchada millonaria en la zona oeste y fue señalado como partícipe de los disturbios ocurridos en 2008 en la popular del estadio José Amalfitani.
El episodio abrió interrogantes sobre los mecanismos de organización y seguridad en los actos partidarios, y puso nuevamente en agenda la relación entre política y barras bravas, un fenómeno persistente y transversal en la vida pública argentina.