
La tensión entre Estados Unidos y China sumó un nuevo capítulo con impacto directo en la Argentina. Mientras el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, afirmó que el presidente Javier Milei “está comprometido con sacar a China del país”, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, intentó enfriar la polémica y aclaró que “no hay motivos para cortar el swap ni las relaciones con Xi Jinping”. En medio del acuerdo financiero por US$20.000 millones con Washington, el sector agropecuario advirtió, en relación con la frase de Bessent, sobre los riesgos de alterar el vínculo con uno de los principales compradores de productos agroindustriales.
De acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, China se consolidó a mediados de este año como un socio estratégico clave para la Argentina, especialmente en el comercio agroindustrial. Con exportaciones que promedian los US$5300 millones anuales, el país asiático concentra más del 85% de las ventas argentinas destinadas a ese mercado entre productos como soja, carne bovina, cebada, sorgo, maíz y harina proteica. Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), en 2024 China se llevó, con 559.571,8 toneladas, el 73,8% de las exportaciones argentinas de carne vacuna enfriada, congelada y procesada.
El especialista Nelson Illescas, director de Contenidos y Comunicación en GPS (Grupo de Países Productores del Sur), dijo que China representa un destino clave para la producción argentina, no solo por su rol dominante en la compra de los productos del agro. “Los puntos más importantes de esto es la dependencia que tiene la Argentina respecto de las exportaciones hacia China”, dijo.
Para el experto, la imposibilidad de exportar o de negociar con ese país generaría un problema significativo porque no hay un destino que pueda absorber estas exportaciones. “No sé hasta qué punto la medida de Estados Unidos puede condicionar el vínculo con China, pero sí es cierto que en caso de que China no pudiera ser destino de nuestras exportaciones habría que buscar dónde redireccionarlo. Estados Unidos no sería capaz de absorber ese tipo de productos“, analizó Illescas.
Nelson Illescas, director de Contenidos y Comunicación en la consultora GPSBCBA
Cualquier tipo de conflicto geopolítico que se diera en ese sentido, dijo, pondría en “aprietos” a los principales productos de exportación del país. “En cierta medida es hipotecar un mercado relevante a cambio de una solución de corto plazo. No se debería llegar a esa circunstancia. No habría dónde ubicar la mercadería, se generaría un perjuicio no solo por ingreso de divisas, sino por recaudación de derechos de exportación. Se podría incentivar a que se abran más mercados, para cortar la dependencia con China como principal mercado: si la Argentina empieza a buscar nuevos destinos, se puede ir por ese lado, más que prohibir exportar o tener lazos con un determinado destino”, dijo.
Bessent, figura clave de la negociación y funcionario de la administración de Donald Trump en diálogo con Fox News, dijo: “Milei ha hecho las cosas correctas. Él llegó para romper 100 años de ciclos negativos para la Argentina. Es también un gran aliado para Estados Unidos. Está comprometido con sacar a China de su país. Están por todas partes en América Latina”.
Para Diego de la Puente, director de Nóvitas SA, Estados Unidos está ajustando su estrategia hacia un contexto donde China amplía su presencia económica y política en la región. Así, señaló que Washington busca recomponer su influencia con aliados puntuales como la Argentina y Paraguay, ante un escenario donde “China está con un pie muy fuerte en América Latina”. En ese sentido, explicó que el gobierno de Donald Trump “no puede permitir que la Argentina vuelva a caer en manos del populismo y que China tenga una introducción mayor” en Sudamérica.
El analista sostuvo que la disputa entre ambas potencias tiene un trasfondo económico más profundo. “China reformuló su estrategia de compra de materias primas después de la primera guerra comercial de 2018 y volcó todas sus compras sobre Sudamérica”, señaló. Este reacomodamiento le genera un problema al propio Trump: “Mientras ayudás a la Argentina, China le compra a los productores sudamericanos que compiten con los tuyos”, dijo, recordando que el sector agropecuario estadounidense “tiene un poder de lobby enorme” y puede condicionar las decisiones de la Casa Blanca en los estados agrícolas clave para las elecciones.
Diego de la Puente, director de Nóvitas SA
De la Puente consideró que el respaldo financiero de Estados Unidos a la Argentina no será gratuito. “El compromiso tiene que ser: yo te apoyo, te doy estabilidad cambiaria, pero vos dependé menos de China”, apuntó. Planteó que el swap con Estados Unidos busca reemplazar la dependencia del financiamiento chino y atar políticamente a la Argentina a la estrategia geopolítica norteamericana.
Resaltó una contradicción estructural del vínculo argentino con ambas potencias: “Me gusta pensar como un país occidental, capitalista y democrático, pero desde el punto de vista comercial tenemos que pensar que con China tenemos una sinergia”. Mientras que con Estados Unidos el agro compite, explicó, con China se complementa: “Podemos venderle muchos productos de lo que son materias primas, mientras que con Estados Unidos competimos”.
El analista Marcelo Elizondo advirtió que aún no está claro el alcance real de las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense: “Bessent emitió un mensaje un poco encriptado”, explicó, y sugirió que podría tratarse de un discurso “más enfocado en la política doméstica de Estados Unidos, para justificar la decisión de intervenir financieramente en la Argentina”. Según el especialista, el cambio de tono responde, sobre todo a un giro político: “La Argentina era un país más cercano a China con la administración anterior y hoy, con Milei, es una administración muy cercana a los Estados Unidos”.
Marcelo Elizondo, presidente de la International Chamber of CommerceFabián Malavolta
Para Elizondo, la preocupación de Washington no pasa por el comercio bilateral, sino por cuestiones de fondo vinculadas al control de activos estratégicos. “El problema no es el comercio; el problema son los temas más estratégicos”, subrayó. En ese sentido, remarcó que el interés norteamericano está en evitar que China avance “en el manejo de asuntos o activos estratégicos, como la hidrovía, el 5G o el puerto de Ushuaia”. Desde su perspectiva, la presencia creciente de empresas estadounidenses en sectores tecnológicos, como el reciente anuncio de una planta de generación de datos de OpenAI, responde a esa lógica de competencia geoeconómica.
El consultor considera probable que el swap con China no se renueve el próximo año, como parte de una transición ordenada y no de una ruptura abrupta. “Quizás cuando termine el swap el año que viene se cancele, simplemente se cancelaría el contrato al finalizar”, analizó, interpretando que la intención es “detener el avance de China en los asuntos estratégicos más significativos” sin afectar el intercambio comercial corriente. “El interés de Estados Unidos está en que la Argentina sea un aliado regional y actúe como freno a China”, concluyó Elizondo.