
El éxito y el reconocimiento de la carrera de Alejandra “Locomotora” Oliveras están marcados por su tenacidad y su inquebrantable lucha tanto dentro como fuera del ring. No hacen falta demasiadas palabras para describir su fortaleza al enfrentar desafíos que, como ella misma afirmó, “no la saca de la fuerza de su cuerpo, sino del alma”. Esa misma determinación la impulsó en su infancia a dejar su pueblo natal en Jujuy para seguir a su padre, Luis Carlos Oliveras, hasta Córdoba, donde aprendió sobre agricultura y comprendió la importancia del campo para la economía nacional.
En una entrevista concedida a LA NACION en febrero de 2023, recordó una experiencia en el campo relacionada con el maní, sus anhelos de recorrer los campos de Argentina y su deseo de tener su propio programa agropecuario en los medios de comunicación. La icónica figura del pugilismo femenino argentino hizo un paréntesis para destacar a los productores agropecuarios, quienes son “los que traen los dólares al país”, y clamó por la “eliminación de las retenciones” al sector agrícola.
Alejandra acumula 34 victorias, tres derrotas y dos empates, y fue galardonada con el premio Guinness en 2015 como la primera mujer en obtener seis coronas mundiales en categorías diferentes: supergallo [2 versiones], liviano, pluma, welter junior y liviano junior. Su última pelea tuvo lugar en mayo de 2019, en Las Heras, Santa Cruz, un evento denominado “12 rounds por la igualdad”, en el que competió bajo los límites establecidos para los hombres, con rounds de 3 minutos.
Durante la entrevista, rememoró su infancia en la localidad de Alejandro Roca, en Córdoba, donde aprendió, por ejemplo, sobre el nivel de humedad del maní y el momento ideal para la cosecha. “Si son las 4 am y no hay humedad en el grano, se sigue cosechando. Nosotros nos íbamos a la mañana temprano, cuando el sol estaba a pleno y el grano seco, porque si no, la máquina se empastaba. Eran máquinas viejas, antiguas…”, narró en su momento.
Alejandra “Locomotora” Oliveras recordó su infancia en un campo de Córdoba
Su memoria aún guardaba el peso de los bolsones de maní que debía hacer junto a sus hermanos y su padre, un camionero que siempre luchó por proporcionarles una vida digna. Recordó los días de cosecha de maíz, soja y girasol: “Nosotros abríamos las bolsas, esperábamos que bajara el maní de la máquina, lo cerrábamos y cocíamos las enormes bolsas con un hilo amarillo. Después, lo bajábamos por un tobogán de la máquina al campo”, relató. El siguiente proceso era logístico y tecnificado, aunque ella describió minuciosamente todo lo que se hacía hasta llegar al puerto, donde Luis Carlos llevaba parte de la producción.
“Lo que hacíamos era trabajar porque no teníamos para comer; comíamos una sola vez al día y había que trabajar. Mi papá nos llevaba a todos. Pasábamos el invierno en el medio del campo, donde los fríos y heladas eran terribles; para ir a la escuela y bañarnos, teníamos que calentar una olla de agua”, compartió.
La satisfacción por el trabajo realizado, afirmó, es parte de los valores que aprendió en el campo. “El campo me enseñó tanto, tanto… Ahí veíamos cómo funciona la cadena alimentaria y cómo un bicho mata al otro para alimentarse; no es que lo mata por matar, si no no habría vida. El respeto a la naturaleza, saber que estamos bajo una cadena alimentaria en la que el maní se consume, y que el trabajo te proporciona el dinero para vivir, comprar ropa o soñar con tener una casa. Yo amo muchísimo a la gente del campo, porque realmente ahí se trabaja, eso es trabajo. Era maravilloso poder decir: ‘bueno, terminamos la cosecha, y el dueño del campo hacía asados para todos’. La satisfacción de saber que hiciste un buen trabajo y que hay recompensa”, continuó.
Esas recompensas llegaban después, cuando su padre les hacía regalos personales, como la primera bicicleta que tuvo y que “cuidaba como si fuera un Mercedes 0km”, pero que fue “fruto de su trabajo”.
“El campo es algo maravilloso, es parte de nuestra vida, es lo que nos da a todos de comer, vestirnos; realmente vivimos del campo. La palabra es la virtud del trabajo: el campo es trabajo, esfuerzo, pasión”, afirmó.
Alejandra “Locomotora” Oliveras: “El país está arriba gracias a la gente del campo, son gente que hace patria”
Su deseo por las retenciones
Mientras hablaba, se cuidaba de no expresar “malas palabras” al referirse al círculo vicioso que genera la elevada carga impositiva en Argentina. “No entiendo cómo se castiga al campo, si son los que hacen patria, los que, con su trabajo, traen dólares frescos; son los que más producen, los que hacen crecer el país. ¿Cómo los van a castigar con impuestos? Al contrario, deberían premiar a la gente del campo que son trabajadores decentes. Lo que se logra en el campo se exporta y llegan dólares del exterior; a la gente que labura en el campo hay que aplaudirla y felicitarla, no castigarla. [Los asesores] están muy mal, realmente, están equivocados. No puedo entender cómo estas personas, con tanto conocimiento, puedan castigar así a los trabajadores, y que premien a quienes no hacen nada. Estamos en un mundo al revés; ojalá esto cambie porque es muy duro vivir con injusticias”, señaló.
“No me parece justo castigar así a la gente del campo; me parece algo tan absurdo e injusto. Apoyo a la gente del campo porque trabajé en el campo y sé cómo trabajan y producen. El país está arriba gracias a la gente del campo, son los que hacen patria”, resumía. En su memoria aún estaba la casa de chapa con agujeros en la que vivió de niña y las primeras zapatillas que se compró a los 16 años.
La boxeadora, poseedora de una impresionante musculatura y pasión, reflejó en cada frase el mismo entusiasmo por lo que hace por uno de los sectores más dinámicos del país. Su historia de vida, digna de un best seller, le permitió afirmar que extraía “la fuerza del corazón” para seguir adelante. “No se trata de los músculos. La vida es única; estamos de paso y en cualquier momento partimos. Sé que dejaré una huella en esta vida. Nací para eso, así que voy a luchar con todas mis fuerzas. Si haces algo, hazlo con amor, porque hay que honrar la vida y que sea motivo de celebración. Siempre surgirán problemas y habrá dolor, pero tenemos la oportunidad de estar vivos y hay que ser felices, luchar por tus sueños, transformarte. Hay que honrar la vida”, narró.
Alejandra “Locomotora” Oliveras: “Quiero que la gente sea feliz, que luche y transforme su vida”
Antes de culminar la charla, aseguró que “disfruta” al saber que se ha convertido no solo en un ícono del pugilismo, sino también en sinónimo de “fuerza y tenacidad” para la gente. “¡Me encanta! Recibo una gran cantidad de mensajes a través de redes sociales de personas que dicen: me salvaste la vida. Esas cosas me llenan de alegría y enriquecen mi alma, porque es hermoso poder ayudar con las palabras y provocar que el corazón haga un clic. Deseo vivir y ser una locomotora, quiero estar bien. Quiero que la gente sea feliz, que luche y transforme su vida”, dice mientras reconstruye los mensajes que le llegan.
Por todo el país, Alejandra compartía su historia de vida en charlas motivacionales, buscando ayudar a la gente a salir adelante y no rendirse. “La vida es una pelea; si te caes, debes levantarte y continuar”, concluyó la campeona que se retiró “con los brazos en alto”.