
En siete días, la sociedad argentina definirá en las urnas cómo será el segundo tramo de la aventura mileísta. Una experiencia singular, como siempre que un outsider llega al poder. Y que a su vez llegó a la elección de medio término con el tanque vacío y la lengua afuera. Como en los clásicos del género western, los protagonistas estaban a punto de perecer cuando llegó la ayuda de la caballería. Para Javier Milei ese auxilio apareció de la mano de Donald Trump y su secretario del Tesoro, el trader Scott Bessent.
A su regreso de Washington, Milei se lanzó a un hiperactivo raid de incursiones de campaña y entrevistas periodísticas, con suerte diversa. Se mostró entusiasta a la hora de contar que durmió en la misma habitación de la Blair House (residencia de huéspedes de la Casa Blanca) que Winston Churchill y Charles De Gaulle. Menos convencimiento exhibió cuando Eduardo Feinmann le pidió que mirara a cámara y diera un mensaje “para los trabajadores” desde la pantalla de América 24.

La semana reflejó, de todos modos, que La Libertad Avanza está dispuesta a dar pelea en todos los frentes. Quiere recuperar posiciones para recortar la diferencia a favor del peronismo que mostraban las encuestas, al menos hasta el rescate financiero de EE UU. Una de las consultoras de opinión pública que mejor predijo el resultado del 7 de septiembre en Provincia de Buenos Aires registraba hace cinco semanas un crecimiento continuo del rechazo a Milei: entre junio y septiembre la desaprobación no paró de subir. Algo similar ocurría con la evaluación general del gobierno.
En los últimos días, el mileísmo pareció convencerse de que puede revertir el escenario. O, al menos, de que puede moderar el retroceso. Aspira a ganar en siete distritos (CABA, Chaco, Entre Ríos, Mendoza, Tierra del Fuego, Santa Cruz y San Luis) y mejorar sus perspectivas en provincias muy pobladas y determinantes para el promedio general (sobre todo Buenos Aires, también Santa Fe y Córdoba). El gobierno acompañó esta estrategia con el redoblamiento de una ofensiva en el mundo digital, terreno que considera propicio.
Casi un comodín para esa pelea, Daniel Parisini, alias “Gordo Dan”, intercaló en los últimos días andanadas internas contra el canciller Gerardo Werthein (le reprochó errores en la preparación de la visita a Trump) con ataques inverosímiles al peronista Jorge Taiana. Principal rival de LLA en territorio bonaerense, el excanciller y exministro de Defensa encabeza la lista de Fuerza Patria. Su rostro y el de la massista Jimena López representarán a la fuerza opositora más grande en la Boleta Única de Papel (BUP).
En el distrito bonaerense, el peronismo tiene el desafío de buscar otra vez un triunfo tras la victoria por casi 14 puntos del 7 de septiembre. Ese reto, además, suma un obstáculo que un mes atrás no estaba presente: el inédito nivel de intervención de EE UU en las cuestiones argentinas, un involucramiento que abarca desde el flanco financiero hasta lo político-electoral.

Ayer, durante una recorrida de campaña por las ciudades de Lobos y Navarro, Taiana eligió ser directo: “Ha sido muy doloroso ver cómo el presidente Milei le chupó las medias a Trump, que ni siquiera se mostró interesado en lo que decía”, dijo al visitar la casa natal de Juan Perón, convertida desde hace años en museo y biblioteca. Luego agregó: “Los argentinos no somos arrastrados. Somos un pueblo digno, de pie y orgulloso de sus riquezas; no nos regalamos”.
A nivel país, el panperonismo se encontrará el 26 de octubre con la dificultad que acarrea la dispersión. Es el lado B de anotarse con alianzas y denominaciones varias. Fuerza Patria se presenta como tal en ocho provincias; en otras jurisdicciones se eligió una identificación más localista. El caso de Córdoba, se sabe, es particular, como lo es también su tonada que tiene raíces en comechingones y andaluces: el peronismo cordobés -el cordobesismo de Juan Schiaretti y Martín Llaryora- es la columna central del espacio de la tercera vía, Provincias Unidas. Una propuesta con ingredientes peronistas, radicales y del PRO que se autopercibe ruta de escape frente a la polarización (y que, por sus últimos posicionamientos, podría ser rueda de auxilio para la gobernabilidad en los dos años que restan).
En la última semana de campaña (en rigor, cinco días hasta el inicio de la veda), el peronismo convive con sensaciones contradictorias. Y lo hace, según confiesan sus candidatos, con una creciente tensión. En primer lugar, la situación económica de muchísimas familias empeoró respecto del 7 de septiembre. En ese momento ya había sido clave en el resultado de la PBA. No es casualidad que tanto Cristina Kirchner como Axel Kicillof se hayan referido en sus últimos discursos a la mora que crece por el impago de tarjetas de crédito, billeteras virtuales y créditos personales.

“Las familias tienen endeudamiento récord. La gente no llega a fin de mes, es una catástrofe social”, describió Kicillof. “Va a ser necesario algún tipo de programa nacional de alivio de deuda personal. Se ha hecho en otros países y con éxito. Un plan que permita a cada ciudadano renegociar sus deudas con tasas justas, plazos sostenibles y descuentos sobre intereses y mora, bajo reglas claras y con respaldo del Estado”, dijo CFK, quien además propuso que se discuta un proyecto de ley.
El peronismo de la PBA entiende que las urgencias de millones de argentinos pueden contribuir a un voto por la principal fuerza de oposición. Sin embargo, al mismo tiempo sabe que subirá la participación electoral. Y además descuenta que el voto no peronista puede concentrarse porque en la boleta esta vez no estarán ni los hermanos Manuel y Santiago Passaglia ni el intendente de Pergamino, Javier Martínez, que el 7 de septiembre representaron en las urnas al espacio novel Hechos.
De todos modos, el peronismo no descarta ser la sorpresa electoral de otros distritos: uno de ellos es Santa Fe, donde todo indica que Caren Tepp hará una muy buena elección -focalizada en el sur provincial-; el otro podría ser la siempre conflictiva Chubut, cuya sociedad está golpeada por la desinversión de YPF en Comodoro Rivadavia. «