
A principios de mayo, la ciudad de Uberaba, en el sureste de Brasil, se convierte en el epicentro agropecuario del país.
Cerca de 400.000 personas y 2.500 cabezas de ganado se congregan para una celebración vibrante de la cultura ganadera brasileña.
Este evento es la ExpoZebu, una feria anual dedicada a la “supervaca” cebú, una raza de ganado genéticamente mejorada, altamente valorada por su carne y que domina la producción ganadera en Brasil, país que exportó 2,9 millones de toneladas de carne vacuna en 2024.
¿Podrían estas supervacas brasileñas alimentar al mundo?
El ganado y sus genes
“Los cebúes son enormes. Pueden alcanzar una altura de hasta 1,80 metros, tienen grandes cuernos, piel blanca y una prominente joroba sobre el cuello”, describe Carolina Arantes, fotógrafa que ha documentado durante diez años el ascenso de la vaca cebú en Brasil.
“Han sido cruzados y criados durante muchos años hasta llegar a un nivel que permite obtener la mejor carne”, agrega.
La “supervaca” cebú fue mejorada genéticamente en Brasil hasta alcanzar su mejor condición.Getty Images
Existen ejemplares de vacas y toros cuya genética es especialmente valorada por los productores.
Estos animales son exhibidos y vendidos al mejor postor en ferias como ExpoZebu.
“ExpoZebu es la principal feria de ganado de Brasil, o quizás la más importante para la raza cebú en todo el mundo. Los animales son evaluados por jurados que eligen a los mejores ejemplares”, señala Arantes.
Para la feria, los cebúes llegan acompañados por un equipo de asistentes, los vaqueiros.
“El cuidado y la dedicación hacia los animales son impresionantes. Los bañan cuidadosamente todos los días, les arreglan el pelaje y los preparan para lucir hermosos. Los vaqueros están allí las 24 horas para atender a esos cebúes”, explica.
Todo este esfuerzo se debe a que ganar un premio en ExpoZebu puede traducirse en enormes beneficios económicos para los propietarios. Además de la evaluación, se realizan subastas en las que los productores compiten por los mejores ejemplares.
El año pasado, una sola vaca cebú se vendió en ExpoZebu por 25 millones de reales (aproximadamente US$4 millones).
Y ese tipo de vaca, por supuesto, no se destina a un matadero.
Su material genético es fundamental para la cría de la próxima generación de cebúes.
Un toro llamado Gabriel alcanzó la fama por el número de crías que produjo: 600.000 terneros nacieron de su semen.
Esta situación ha provocado un notable aumento en la población de ganado cebú en Brasil, y Arantes asegura que esta tendencia continuará.
“En Brasil hay 225 millones de vacas, y los productores pretenden duplicar esa cifra”, afirma.
Estos números son impresionantes, pero no hace tanto que los cebúes no estaban presentes en Brasil.
La llegada de los cebúes
“El inicio de la industria ganadera brasileña estuvo marcado por la expansión imperial portuguesa en América en el siglo XVI”, recuerda Oscar Broughton, historiador de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.
“En ese entonces predominaba el ganado criollo, animales relativamente pequeños que fueron importados de la Península Ibérica y que proporcionaban una fuente de proteínas barata y fácil de conservar en forma de carne seca salada para alimentar a las poblaciones esclavizadas. Sin embargo, producir grandes cantidades de carne para abastecer a las poblaciones urbanas no era una opción particularmente viable”, señala.
La raza cebú se adapta a climas tropicales como el de la mayor parte del territorio brasileño.Getty Images
En el siglo XIX, además de la necesidad de alimentar a un creciente número de habitantes en sus ciudades, Brasil ansiaba aprovechar un mercado internacional en expansión.
“La globalización propició la expansión de la producción de carne vacuna, especialmente en países como Argentina y Uruguay. La demanda, sobre todo en Europa y Norteamérica, aumentó de manera exponencial. Ante esto, legisladores y ganaderos brasileños buscaron expandir la industria”, añade.
Hasta ese momento, el ganado se había criado principalmente en las regiones del sur templado del país.
Sin embargo, para satisfacer la nueva demanda global, la producción de carne bovina tuvo que desplazarse hacia el norte, a climas más tropicales.
Y allí, el ganado criollo se enfrentaba a grandes dificultades.
“Eran bastante susceptibles a las plagas, y el calor resultaba en tasas de reproducción muy bajas”, afirma.
La solución fue recurrir al ganado cebú, que en ese momento prosperaba en India y era mucho más adecuado para los pastizales tropicales de Brasil.
“El cebú era más resistente a las altas temperaturas, enfermedades y plagas en comparación con otros animales europeos. También estaba acostumbrado a un suministro menos abundante de pasto”, indica Broughton.
“Los cebúes se adaptan mejor a los trópicos gracias a sus patas más largas y su metabolismo más lento, lo que les permite conservar energía de manera más eficiente. Además, poseen pestañas más largas, que los protegen del intenso sol y el polvo”, continúa.
A finales del siglo XIX, Brasil experimentó importaciones masivas de cebú.
“Entre 1893 y 1914 se importaron más de 2.000 cabezas de cebú de India con fines de reproducción. Como resultado, a inicios del siglo XX, el cebú se convirtió en el tipo dominante de ganado en Brasil, creando su propia raza nacional conocida como induzebu o indubrasil”, explica el historiador.
El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 generó un incremento en la demanda de productos ganaderos, especialmente en Europa.
“Las naciones europeas no solo estaban interesadas en la carne enlatada y congelada para alimentar a sus soldados y a la población civil, sino también en el cuero, las botas, las fundas, los portacartuchos, las eslingas y otro tipo de equipamiento para el soldado de infantería. Así, Brasil aumentó drásticamente su producción de ganado durante la primera mitad del siglo XX y comenzó a superar a sus más cercanos competidores, Argentina y Uruguay”, relata.
Ese crecimiento continuó durante el estallido de la guerra nuevamente.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo un efecto similar que impulsó las exportaciones brasileñas. Como consecuencia, la carne de res se convirtió en la exportación más valiosa de Brasil, superando al café y el azúcar”, afirma.
En 1964, un golpe de Estado instauró un gobierno militar en Brasil, y los nuevos líderes consideraron que la producción de carne bovina era clave para impulsar la economía local.
En la década de 1970, se estableció un nuevo organismo, la Corporación Brasileña de Investigación Agropecuaria, o Embrapa, que utilizaría la ciencia y la tecnología para incrementar la producción cárnica.
“Los científicos de Embrapa colaboraron estrechamente con los ganaderos para expandir la producción introduciendo nuevos tipos de pastos africanos, que eran más resistentes al calor. También desarrollaron tratamientos para enfermedades que afectaban al ganado y trabajaron para modificar la acidez del suelo, lo que permitió aumentar la producción de soja, un alimento fundamental para el ganado. Como resultado, la frontera ganadera brasileña se trasladó hacia el norte, a nuevas regiones como la cuenca del Amazonas”, explica.
La mayor importancia de la carne en la economía de Brasil otorgó a los ganaderos una enorme influencia sobre la administración del país.
Brasil importó unos 2.000 cebúes entre finales del siglo XIX y principios del XX, para poblar sus campos.Getty Images
“Durante este período surgió una nueva fuerza política conocida como BBB -bala, buey y Biblia-, una coalición conservadora en el Congreso que apoya los agronegocios, las armas y los grupos cristianos evangélicos.
Esta es una fuerza extremadamente poderosa en Brasil en la actualidad. Fueron fundamentales en la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 y mantienen un estrecho vínculo con el expresidente Jair Bolsonaro, quien apoyó una mayor expansión de la agroindustria en Brasil”, apunta Broughton.
Carne asada
“Nuestros productores han logrado un trabajo notable al mejorar la genética de estos animales. Contamos con las mejores razas de cebú del mundo”, asegura Cassio Brauner, profesor asociado del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad Federal de Pelotas en Brasil.
Indica que el programa de mejora ha permitido a Brasil convertirse en el primer exportador mundial de carne vacuna, y el mercado sigue en ascenso debido a la creciente demanda china.
Una de las principales razones de este rápido crecimiento es el precio.
“Contamos con un sistema de producción de bajo costo porque nuestra industria cárnica se basa en pasto, que es muy económico, y la mano de obra es altamente competitiva en comparación con otros países como EE. UU.”, añade.
Este bajo costo también implica que los brasileños consumen más carne.
“Una tradición en la mayoría de nuestros estados es el domingo de barbacoa. Los domingos no se trabaja, la gente permanece en casa, y la barbacoa es el plan especial para reunir a la familia”, comenta.
Y muchos brasileños disfrutan en esos domingos de barbacoa de cortes de carne veteada, provenientes de la joroba característica del cebú, llamado cupim.
El alto costo climático
Un mayor crecimiento se vislumbra desde que el país fue declarado libre de fiebre aftosa en junio.
Sin embargo, existe un inconveniente: la ganadería contribuye significativamente al cambio climático.
“El impacto ambiental se manifiesta de dos maneras. Las vacas producen metano en su tracto digestivo, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento del planeta. Es 80 veces más potente que el CO2 en su efecto invernadero a corto plazo, aunque a largo plazo el metano se descompone. El efecto indirecto se relaciona con el cambio en el uso de la tierra. Las vacas necesitan pastar y, para crear espacio, a menudo es necesario destruir el bosque natural en Brasil”, afirma Marcos Barozzo, profesor asistente de Economía en la Universidad DePaul en Chicago, EE. UU.
Y la expansión hacia el norte significa que gran parte de ese bosque natural se encuentra en la Amazonía.
La deforestación reduce también la cantidad de dióxido de carbono que los árboles de la Amazonía pueden absorber.
Además, el proceso de deforestación prosigue a medida que los ganaderos crean nuevos pastizales para alimentar a su ganado.
Afortunadamente, la rápida tasa de crecimiento del cebú implica que generan menos metano y consumen menos pasto por kilo de carne producida.
“Las supervacas cebúes pueden aumentar de peso rápidamente y, al vivir menos, se puede producir más carne en un periodo más corto, con menores emisiones directas y un uso reducido de la tierra”, argumenta.
Alguien podría preguntarse por qué no trasladar la producción al sur de Brasil. Después de todo, Argentina opera sin la Amazonía.
Los cebúes se caracterizan por su joroba.Getty Images
“Ahí es donde interviene la política. Intente convencer a un ganadero en un estado de la Amazonía de que no debería dedicarse a la ganadería en absoluto. Aunque esta actividad en la Amazonía es notablemente improductiva, sigue siendo una de las pocas, si no la única, fuente de ganancias y de ingresos fiscales para los gobiernos”, señala.
Regresando a la pregunta: ¿pueden las supervacas de Brasil alimentar al mundo?
Ciertamente, se están llevando a cabo esfuerzos en esa dirección.
Es posible que no todos consumamos carne de cebú brasileña en el futuro, pero esa genética podría ser aprovechada.
A medida que las temperaturas siguen en aumento y las condiciones para el ganado se vuelven más difíciles, es probable que más países opten por seguir el ejemplo de Brasil, importando ganado cebú propio.
“Creo que las supervacas serán útiles. Estos animales diseminarán la genética necesaria para ayudar a otros países a mejorar su producción en distintas partes del mundo”, concluye Cassio Brauner.