
“No dejan vivir a la gente en paz! Lo de hoy [por ayer] fue un papelón”. Lafrase, que pertenece a uno de los dirigentes de Cambiemos con mayor responsabilidadinstitucional, se refiere a las decisiones que tomó el Gobierno en los últimos cinco días.El manejo de la decisión sobre el aumento retroactivo del gas recalentó las tensionesinternas.
Pese a la controversia que generó la resolución y los pedidos para que el secretario deEnergía, Javier Iguacel , diera un paso al costado, el presidente Mauricio Macri losostuvo en el cargo. “Hizo lo que tenía que hacer y Macri coincide con él”, justificaronfuentes oficiales.Después de negar modificaciones durante cuatro días, el Presidente finalmente aceptódar marcha atrás y resolvió que será el Estado-y no los usuarios- el que se hará cargo delos aumentos adicionales en la tarifa del gas que los contribuyentes comenzarían a pagaren 24 cuotas a partir de enero.Las quejas dentro del Gobierno y del radicalismo terminaron forzando la modificación.El principal argumento para quebrar la resistencia del Presidente fue que la oposición,en especial el peronismo llamado racional, puso en duda el apoyo para la aprobación delpresupuesto. Hoy, la prioridad número uno de la Casa Rosada.
“Preservamos el presupuesto, se mantuvieron los contratos con las empresas y seguimoscon el cambio cultural de que se debe pagar lo que se consume”, destacaron fuentesoficiales.Pero la situación no fue “gratis”. Dentro del Gobierno algunos funcionarios selamentaron porque Macri volvió a cargar con el costo político de una determinación queprovocó una reacción negativa en la sociedad. “Me preocupa no encontrar el piso de loserrores no forzados”, describió un asesor todoterreno.El primero en advertir que la medida que se publicó en el Boletín Oficial el últimoviernes iba a generar múltiples conflictos fue el presidente de la Cámara de Diputados,Emilio Monzó. La principal preocupación era por el impacto que tendría en la discusiónsobre el presupuesto, que está “al límite”.
Así lo hizo saber en una reunión con el jefe deGabinete, Marcos Peña; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe degobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro del Interior, RogelioFrigerio.Monzó expuso con vehemencia los problemas que traería la situación. El ministrocoordinador lo escuchó, pero defendió la medida que impulsó Iguacel. “Fue unadiscusión fuerte. Emilio dijo lo que tenía que decir y a Peña no le gustó”, reconocieronfuentes oficiales.Horas más tarde, como anticipó el presidente de la Cámara baja, llegaron los primerosmovimientos de la oposición en el Parlamento, que se puso de acuerdo para rechazar lamedida. Ahí se encendieron las alarmas. Finalmente, anteayer, la Unión Cívica Radical(UCR) presentó un proyecto para modificar la resolución.
En ese contexto, el Gobierno entendió que avanzar con esa decisión resultaría unproblema mayor.A partir de ahí se pusieron en marcha los resortes para bajar el tono de la sesión que elperonismo preparó ayer. Frigerio les comunicó la novedad al senador peronista MiguelPichetto y a los jefes de bloques opositores de la Cámara de Diputados. Así, desactivó lasesión especial pedida por la oposición para derogar los aumentos.Ayer, en la Casa Rosada, Iguacel se transformó en el centro de todas las miradas. Pero,pese a la presión, en una conferencia de prensa que dio por la tarde en la Casa deGobierno, el secretario de Energía descartó categóricamente la posibilidad de renunciar.El malestar que despertó Iguacel llegó hasta Indonesia, adonde viajó Nicolás Dujovne,su jefe. Es que, al igual que los encargados de negociar con la oposición el presupuesto,según pudo saber la nacion, el ministro de Hacienda también tomó conocimiento de laresolución una vez publicada en el Boletín Oficial.Ayer, tras la crisis política que causó, el responsable de Energía anunció que el Gobiernose hará cargo de los $20.000 millones que se les adeudan a las empresas, pero anticipóque les pedirá un año de gracia y se sentará a negociar con las firmas un nuevo marcoregulatorio -el actual es de 1992- para exceptuar a los usuarios por los cambios en el tipode cambio.