
Cada vez que resurge el debate sobre los Derechos de Exportación (DEX), más conocidos como retenciones, rara vez se valora la evidencia sobre el impacto que generan cuando no existen. Tampoco se suele ponderar el efecto de eliminar regulaciones y restricciones al comercio.
En los últimos días surgieron datos que muestran que, al reducirse la carga impositiva sobre el agro o al retroceder el Estado en su intervención en el mercado, la respuesta positiva no tarda en aparecer.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las exportaciones de carne vacuna entre enero y agosto pasado aumentaron un 24% respecto del mismo período de 2024, aportando divisas por US$2256 millones. Ese nivel de ventas externas supera en un 20% el promedio de los últimos cinco años.
Desde diciembre de 2023, con la asunción de Javier Milei en la presidencia, se eliminó cualquier posibilidad de frenar el comercio exterior de carne. En los cuatro años previos esa potestad quedaba a merced de la voluntad de cualquier funcionario: se podía negar permisos de exportación o dictar una prohibición total, como hizo Alberto Fernández en mayo de 2021.
Además de liberarse de la carga burocrática, en julio del año pasado el Gobierno decidió llevar a cero los DEX sobre la carne para la categoría vacas. Por cautela, sin embargo, las mantuvo para los cortes provenientes de categorías como el novillo, con bajas temporarias que, hasta el 31 de este mes, serán de cero.
Al aumento de las exportaciones este año también contribuyó la suba de los precios internacionales de la carne. Según la BCR, uno de los factores es la caída de la producción bovina en Estados Unidos; lo mismo se observa en la Unión Europea. Ese panorama quedó confirmado por la delegación de 32 industriales frigoríficos que participó en Alemania de la feria Anuga. “Tenemos que crecer para poder abastecer un mercado mundial demandante de carne”, dijo Georges Breitschmitt, presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva).
El mercado internacional está enviando señales favorables para el negocio del ganado y las carnes argentinas. Por eso es clave acelerar las reformas que propone la cadena, para que en los próximos años se impulse un verdadero círculo virtuoso. Aunque con ritmos distintos a los de la agricultura, la ganadería responde cuando existen incentivos a la inversión y a la producción.
Otra señal de la respuesta del agro al levantamiento de barreras es la campaña actual de trigo. Según una estimación de la BCR, podría alcanzar los 23 millones de toneladas, un récord. Es cierto que buena parte de ese aumento productivo obedecerá a la condición favorable de humedad en los suelos, pero conviene recordar que desde diciembre de 2023 se eliminó el esquema de “volúmenes de equilibrio” con el que el gobierno anterior limitaba al mercado. Y también, como se recuerda, la siembra del cereal contó con una baja de DEX de 2,5 puntos porcentuales en el momento de la implantación (9,5%) respecto del ciclo anterior. ¿Qué ocurriría si los DEX se llevaran a cero? Un estudio reciente del Centro de Economía Regional (CERE) de la Universidad Nacional de San Martín señaló que, para evitar un impacto fiscal negativo, la producción debería alcanzar los 22 millones de toneladas, cifra que ya se está logrando. Sin DEX habría un mayor gasto en insumos como fertilizantes, semillas y combustibles. “No solo se dinamiza la actividad rural, sino que también se traslada en forma directa e indirecta al resto de los sectores productivos”, explicó Adrián Gutiérrez Cabello, analista del CERE.
Algo similar puede observarse en maíz y girasol, que según la última proyección de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires tendrían un crecimiento de 22,7% en el área de siembra para el ciclo 2025/26.
La evidencia, por contraste, la brinda la soja. Con un DEX del 26% el área sembrada se reduciría un 4,3% respecto de la campaña pasada. Es el principal cultivo del país y, junto con sus derivados (harina, aceite y biodiésel), constituye la principal fuente de divisas por exportaciones de bienes. Las pruebas muestran que la cancha puede equilibrarse; quienes tienen la responsabilidad de hacerlo disponen de datos más que suficientes para tomar las mejores decisiones.