Martes, 19 de agosto de 2025   |   Campo

La Unión Europea impone restricciones a naranjas argentinas y advierte sobre barrera paraarancelaria

La Unión Europea impone restricciones a naranjas argentinas y advierte sobre barrera paraarancelaria

El sector citrícola del país enfrenta una intensa preocupación tras los rechazos de envíos de naranja hacia la Unión Europea [UE], motivados por la presunta aparición de una enfermedad fúngica conocida como “mancha negra”. En el gremio informan que algunas empresas se han visto obligadas a destruir su carga, reexportarla o devolverla, a pesar de no hallar indicios de la enfermedad. Ante estos rechazos, cuya cantidad total aún se desconoce, advierten sobre la constitución de una barrera paraarancelaria.

La mancha negra, identificada científicamente como Phyllosticta citricarpa, es un hongo superficial que no afecta la calidad de la fruta destinada al consumo, aunque la UE lo clasifica como plaga cuarentenaria. Esta enfermedad se presenta en naranjas y limones. Luego de los rechazos de envíos a España, por ejemplo, tanto exportadores como el Senasa han incrementado los controles en las cargas. Las inspecciones se centran principalmente en los puertos de España, Portugal e Italia, donde se registran intercepciones de partidas con aparente presencia del hongo.

“Es una fungosis de escasa magnitud, que no afecta ni a la fruta ni a la planta. Sudáfrica enfrenta el mismo problema. España, en particular, lo utiliza como un mecanismo regulador de la oferta de limones de la UE en contraestación. Ellos afirman que no tienen la mancha negra, aunque ha habido reportes sobre su presencia en algunos países europeos”, comentó José Carbonell, presidente de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus).

La enfermedad forma parte de los protocolos que deben cumplirse junto con la cancrosis, que afecta a los cítricos en climas cálidos y húmedos, provocada por Xanthomonas citri pv.citri. España se posiciona como el único exportador de limón dentro de la UE, lo que implica un control riguroso en sus importaciones.

“Se utiliza como una barrera paraarancelaria. En el caso de la cancrosis, las condiciones de afectación requieren un gran esfuerzo fitosanitario. La hemos reducido y contenido; no es detectable al salir la fruta del empaque. Es más pequeña que una cabeza de alfiler, no susceptible de detección, y luego se desarrolla. Esto complica todo el proceso de exportación”, explicó Carbonell.

La mayoría de los países presentan la mancha negra: 2020 fue un año con picos de detección del hongo, incluso provocando el cierre temporal del mercado europeo. “En ese momento, no había PCR respaldatorio. Se tomaban muestras, se realizaban análisis y se determinaba la fungosis. Sin embargo, más de la mitad de esas muestras no mostraban la fungosis”, aclaró.

El NOA –Tucumán, Salta, Jujuy– es la región pionera en exportar cítricos y ya ha reportado detecciones en limones, lo que condiciona el resto de las exportaciones argentinas. “Particularmente en España, están muy alertas con este problema, pero en referencia a Sudáfrica. Si detectan algo, no te permiten la entrada; destruyen la carga. Las cantidades que envía Sudáfrica son significativamente mayores a las nuestras. Además, la UE enfrenta actualmente una disputa en la Organización Mundial de Comercio [OMC] con Sudáfrica sobre este asunto”, indicó Roberto Varela, gerente del NEA en la Cámara de Exportadores de Citrus del Nordeste Argentino (Cecnea).

En Inglaterra, Bélgica y los Países Bajos, en principio, no presentan problemas para aceptar la fruta, ya que no afecta su calidad comestible ni la salud humana. “Sin embargo, dentro de la Unión Europea existen regulaciones que todos deben cumplir”, precisó.

Generalmente, la dispersión de este tipo de enfermedades ocurre a través de partes vegetales, como el árbol, ramas o hojas, pero esto no se relaciona con la fruta, según aclararon. “Si llegamos a omitir algo, es imposible de detectar previamente, y las partes vegetales no se envían. España sostiene que, aun así, el riesgo es alto bajo sus condiciones y podría contagiarse igualmente”, argumentó.

La UE no diferencia entre naranjas, mandarinas o limones, sino que se refiere a cítricos de forma general. “Si las primeras cargas llegan a su destino, como es el caso del limón, y detectan algo, se muestran particularmente sensibles con el mercado argentino. Esto no significa que no tengamos el problema, pero si encuentran algo, se genera automáticamente un problema de considerable magnitud”, añadió.

Los productores llevan a cabo tratamientos en el campo, que, como aclaran, no son 100% efectivos contra estas enfermedades, especialmente porque evolucionan con el tiempo. “Puede darse el caso de que envíes la fruta sin ningún tipo de marca y cuando llega allá, el efecto visible sobre la piel —que puede manifestarse como manchas rojo-anaranjadas o más oscuras— no fue detectado, pero se desarrolló durante el trayecto. Al llegar, traes algo que no viste aquí y que podría haberse evitado”, analizó.

Las aplicaciones en el campo tampoco aseguran una cobertura total, por lo que puede ocurrir que algunas áreas queden desprotegidas durante la desinfección. “Los efectos de esta enfermedad varían dependiendo del estadio de crecimiento del fruto, la variedad y el tipo. Esto significa que la misma mancha podría no aparecer igual en un limón que en una mandarina, y no es la misma mancha que se manifiesta al inicio de la temporada, a mitad o al final en relación al fruto”, aclaró. Las manifestaciones son diversas, siendo la más notable la que da nombre a la enfermedad: mancha negra. Esta se presenta como un punto de tinta negra sobre la superficie, hundido.

Se estima que en Argentina la mancha negra se ha potenciado debido a la implementación de cortinas de árboles en las quintas para reducir el movimiento del viento en los cultivos de cítricos. “La humedad es clave en la aparición de enfermedades fúngicas. Al estar protegidos del viento, los niveles de humedad aumentan, lo que puede favorecer su aparición”, manifestó.

“Ellos simplemente te dicen: hemos encontrado, pero no tienen la obligación de mostrarte. No estamos negando la existencia del problema, ellos son conscientes de ello, tenemos los protocolos de inspección, y algo puede escaparse. Si eso sucede, las posibilidades de que te lo encuentren son muy bajas. No obstante, no tienen la obligación de mostrarlo, tampoco están obligados a recibirlo y se creen con libertad para devolverlo; ahí se genera un problema”, concluyó el directivo.

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