
Las elecciones de 2017 refrendaron al presidente MauricioMacri, una sólida primera minoría apoyó su gestión. El porvenir del oficialismoasomaba venturoso tras dos victorias electorales consecutivas con el aditamentode la caída de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner a manos deEsteban Bullrich, una figura de segunda línea. El veranito económico, unespejismo mayúsculo, engañaba a propios y a unos cuantos ajenos.
En la Casa Rosada alumbraba una fantasía que había tentadodécadas atrás al presidente Raúl Alfonsín: desguazar al peronismo paraconstruir una oposición dócil, vencible, diseñada a imagen y semejanza del oficialismo.Varios gobernadores justicialistas miraban con cariño ese proyecto. AlternativaFederal se insinuaba como la herramienta para construir el escenario de 2019con tres postulantes desparejos. Cambiemos, el campeón garantizado… los otrosdos peleando sin más ilusiones que la medalla de plata.
En 2018 pasaron cosas. El modelo M entró en su fazcristalizada que perdura hasta ahora: recesión, despidos, industricidio, unainflación imparable, quiebras, aumento de la pobreza y la desigualdad,reaparición del hambre, de la falta de vacunas.
La corrida cambiaria quemó los papeles de los gurúeseconómicos. El fuego amigo de los especuladores financieros hizo estallar losbolazos. Sin el pretexto del “riesgo político” (que se tenía por difunto),grandes jugadores acamalaron millones de dólares en cuestión de días. Lasfranquicias absurdas, la desregulación suicida, únicas en el mundo, se volvíancontra el equipazo económico. Los inversores extranjeros de carne y huesoeligen la bicicleta y fugan cuando les viene en gana.
El cuadro siguió agravándose. El costo prohibitivo de losalimentos básicos, los remedios, las tarifas de servicios públicos impacta enmodo policlasista: castiga a las clases medias y a los más humildes.
La Argentina se endeudó irresponsablemente con el FondoMonetario Internacional (FMI), los particulares siguen un camino similar,irremisible, sin ser culpables ni poder evitarlo. La deuda y la carestía peganduro. En ese contexto, irrevocable, se disputarán las elecciones.
Suele aludirse al dólar anclado como un logro coyuntural. Enrelativa minoría, este cronista interpreta que el dato no impacta en lacotidianeidad de los ciudadanos porque la calma (transitoria y tal vez frágil)no contagia a los precios al consumidor.
La campaña encaja en ese cuadro de situación. Loscompetidores anhelan que el otro queme un cajón como Herminio Iglesias. O meterun golazo como el pacto militar sindical denunciado por Alfonsín. Se trata demitos o de exageraciones porque las votaciones se amasan en años y se cocinanen los últimos meses. Las campañas suman o restan, desde luego. La elocuencia,la estrella, el carisma y el fuego de los candidatos construyen también elresultado. Subrayamos “también” … pero hay mucho más en danza.
Dediquemos, de cualquier manera, un vistazo a la campaña.Esa fracción de lo esencial visible a los ojos.
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Inteligencia artificial: La inteligente la campaña nacionalde Juntos por el Cambio arma su tinglado con lo (poco) que hay. Dosifica promesasimprecisas, ya no fechadas como antaño. Y apela al miedo, a la bronca o al odioantiperonista. No le queda otra, la solicitada de un parco puñado deintelectuales ultramacristas lo reconoce tácitamente: alude a generalidades, nose digna agregar una cifra, un logro tangible. Nadie come G-20, ni “estar en elmundo” suple la falta de trabajo. La felicidad de no ser Venezuela no les bastaa los jubilados o a los laburantes que corren la coneja para pagar losremedios.
Es filo imposible analizar los mensajes selectivos, lasegmentación (favorecida por el abuso de información estatal malversada haciael Gobierno). Su propia dinámica las oculta o privatiza.
El flanco notorio de la publicidad oficial, los discursos,los spots, los titulares de los medios aliados (a los que se sumó, a veces conobscenidad el Grupo Perfil) tiende más a fidelizar adhesiones que a sumarnuevas. Las medidas derechosas como el Servicio Cívico Voluntario, laexaltación paródica de la Gendarmería, la resurrección del Ministerio de Agricultura,Ganadería y Pesca (espacio estatal atendido por sus dueños privados en esta erarepublicana) interpelan a quienes comparten la ideología del Gobierno mientrasdan la impresión de ser inocuas para interesar a los ex votantes”desencantados”, a los “indecisos”. A riesgo de exagerar un poco: la táctica deenergizar la fuerza propia luce defensiva antes que ambiciosa. Puesto comoslogan: “bolsonarizar” no suma, en el mejor de los casos consolida.
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PASOS federales: Las Primarias Abiertas SimultáneasObligatorias (PASO) se trifurcan en Nación, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma(CABA). La gobernadora María Eugenia Vidal y el Jefe de Gobierno HoracioRodríguez Larreta adoptan tácticas distintas a la nacional, dentro de lo quepueden. Ambos tienen mejor intención de voto que Macri, el porteño es el únicode la terna que pinta como favorito. La diferenciación es, entonces, puralógica instrumental.
A nivel nacional, Cambiemos mantiene los aliados históricos,pero no atrajo nuevos socios minoritarios. La candidatura de Miguel Pichetto nosedujo gobernantes o dirigentes peronistas taquilleros. Se le acercaron figurasdesacreditadas y piantavotos como el ex senador Augusto Alasino o Miguel ÁngelToma: es mejor perderlos que encontrarlos, como sabiamente resolvieron los”armadores” macristas que los dejaron afuera de las listas.
Larreta, en cambio, supo agregar ex rivales a su boleta:Martín Lousteau que (si la metáfora fuese aplicable) le sacó canas verdescuatro años atrás.
Vidal mantiene hasta su compañero de fórmula, el insípidoradical Daniel Salvador. La gobernadora conserva una alta imagen personalpositiva según encuestadores de distintos palos. Muy desproporcionada si se lacompara con los logros de su gestión. Se supone que premia más a su voluntadque a sus concreciones. Por ejemplo, es imposible convencer a los bonaerensesdel éxito de la guerra contra el narcotráfico. El consumo y el delito prosperanen sus barrios, la gente común conoce las zonas que libera la Bonaerense. PeroVidal, entienden muchos y en particular muchas bonaerenses, “lucha” contra eso,está comprometida. Los focus groups lo reflejan, hasta candidatos peronistas loescuchan en sus recorridas.
La ampliación de la pobreza, las carencias del Conurbano,las escuelas desvencijadas, sin gas o luz conspiran contra el relato de Vidal.
La inexistencia de una tercera fuerza y el sistema de vueltaúnica impulsan una polarización bonaerense. El sueño (acaso resabioautonomista) de Vidal es un corte de boleta masivo. El record, infrecuente almango, parecido al que la aupó en 2015. El ex “Plan V” acomodado a lacontingencia, pongalé.
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Que florezcan muchas: La precandidatura presidencial deAlberto Fernández sumó a casi todos los gobernadores peronistas y a SergioMassa. La base territorial y política creció y convulsionó el tablero.
La movida causó el incremento de la polarización y laperspectiva factible de definición en primera vuelta. El nuevo diseño incide enel modelo de campaña, innovador y audaz como el repliegue de Cristina. Ladivisión de tareas en el espacio nacional tributa al esquema: Fernández deKirchner dialoga con la fuerza propia, moviliza multitudes a presentaciones deun libro, expresa y reprime a la vez su protagonismo. Alberto Fernández, sinexperiencia anterior como cabeza de lista, arriesga exponiéndose a la maratónmediática que lo instala, aumenta su nivel de conocimiento público y se muestramás abierto al debate que Macri. Afronta entrevistas con periodistas y mediosadversarios u hostiles. En el fragor de tanta pelea, emboca algunas, recibepiñas, incurre a veces en errores. En los diez últimos días hizo mejor pie,consiguió ocupar el centro de la escena. Pudo “hacer agenda” con temaseconómicos que el oficialismo no consiguió esquivar. Los jubilados, las LELIQ,el mundo de las finanzas, el FMI. El Gobierno se ve obligado a responder, ajugar temáticamente de visitante.
AF recorre provincias, se reúne con gobernadores,empresarios y sindicalistas… mucho pero nunca bastante. Para la primera vueltadeberá reforzar y redoblar esfuerzos.
Massa es fogueado en campaña, realizó al menos dos muyexitosas como protagonista principal. Sabe sintonizar con los auditorios, lanzaslogans atractivos. Quien esto firma no forma parte de su club de admiradorespero esas dotes son irrefutables. Sus compañeros de lista celebran verlocooperativo, con sentido de equipo.
La campaña nacional pintó muy desordenada al principio, hoyen día luce menos desconectada.
La medida de la adhesión activa de los gobernadoresconstituye un enigma que acaso tendrá un abanico de respuestas. Se calibrarábien en los días de elecciones cuando “el territorio” no gana votos pero apoyacon la logística y los fiscales. La mayoría de los mandatarios provincialesgarantizó antes la propia reelección, un relax que podría matizar su esfuerzo.Habrá que ver.
Se tejen al respecto algunas leyendas urbanas. Hay quiendice que “los gobernas” prefieren el trato que les dispensa Macri sobre el queles habría propinado Cristina y que se tirarán al bombo. Observación curiosaporque varios no gobernaron antes de 2015: el tucumano Juan Manzur, elentrerriano Gustavo Bordet, el sanjuanino Sergio Uñac, el chaqueño DomingoPeppo sin ir más lejos. Otros son aliados firmes del Frente de Todos (FT): elsanluiseño Alberto Rodríguez Saá, el formoseño Gildo Insfrán, la santacruceñaAlicia Kirchner (más vale). Apostar a Macri pinta autodestructivo: cuatro añosmás de economía estanflacionaria y neoconservadora azotarían a los pueblos delas provincias… sus representantes saben que eso sería letal para su futuropolítico personal.
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Ser y parecer: Buenos Aires alberga la mejor campaña del FT,el mejor diseño de alianzas y un candidato que se destaca. El ex ministro AxelKicillof añade a sus conocidas dotes de polemista una voluntad de fierro, unestilo militante y una notable capacidad para acercarse a “la gente”. Cálido yexpresivo, montado en un auto desvencijado es improbable que alguien dude de susinceridad. Dicho apenas en broma: que viva vestido de otra forma, que guardeuna limousine en la cochera, que imposte la sonrisa y los abrazos.
Pugna contra la mejor candidata del macrismo, sobrelleva unacolosal disparidad de recursos económicos. Banca, camina y arremete. VerónicaMagario lo complementa bien, juegan en equipo.
Los intendentes del Conurbano no lo idolatraban de antemano.Uno, dos o por ahí tres se soñaban candidatos. El cierre de listas, más allá declásicas disconformidades, los cuidó más que en 2015. Se le ahorraroncompetidores en las PASO, salvo en Moreno y en algún Partido del Interiorprovincial.
Con el bastión amurallado, las quejas aminoran y se potenciael objetivo común de ganar. El verso insuperable de Borges tiene queparafrasearse para la política: no los une el amor sino el deseo. Sacar unabuena ventaja, conseguir mayorías en los Concejos Deliberantes vale mucho másque las esperanzas terminadas.
Las teorías periodísticas sobre cortes de boletas diseñadosen Unidades Básicas, distribuidos entre decenas de miles o cientos de miles decompañeros y depositados mansamente en las urnas subestiman la astucia de losvotantes y sobrevaloran la influencia (anche la cantidad) de los punteros.
Todos, todas, tienen algo que conseguir en la contienda. Laboleta presidencial tira para arriba. El deseo, coincidirían Maquiavelo ycualquier terapeuta avispado, tira más que una yunta de bueyes.
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Suecos aquerenciados. “Donde hay un socialdemócrata/ viejoGómez/l los han borrado/ con piedra pómez” canturrea y desafina el decano de laFacultad de Sociales de Estocolmo. Tan atraído cuan desconcertado con eltablero político y tanguero reciente, lo subyugan las ausencias. El radicalismono figura en las principales boletas, la socialdemocracia hace rato que nofigura.
El Decano se deja llevar por su discípulo, el politólogosueco, y por la pelirroja progre, a giras peronistas en el Conurbano. Aprendeel idioma, incursiona en el lunfardo, alucina con los cánticos, el fervor, laproliferación de besos y abrazos. En sus pagos la política es más previsible,más estable, menos pasional… más aburrida. El hombre piensa esto mientrasproyecta romances breves.
Ha perdido de vista a su enviado clandestino, el inspectorMark Wallander, quien vino a pesquisar los gastos y las andanzas extraacadémicas del politólogo. Wallander dio con la noche porteña, con el hábitoargentino de la amistad, los cafés largos, los asados, el vino compartido. Sesumerge en ellos, así tramita y alivia la melancolía. El laburo puede esperarhasta después de las PASO se justifica Wallander que después de muchos añosrecupera la sonrisa.
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Nada novedoso, todo instructivo: En la semana que se va sesupo que el patrimonio de Macri creció a lo pavote en el medio de la malaria.El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne coloca su riqueza en el exterior… aconfesión de parte, relevo de prueba.
Se difunden las últimas encuestas, la nota de Raúl Kollmannpublicada ayer en Página 12 las reseña con virtudes infrecuentes. Sintetiza lasfichas técnicas, analiza las limitaciones del IVR (llamadas telefónicasautomáticas) la metodología más común y más barata, provee data sobre PASO yelecciones anteriores.
Messi la sacó barata en la CONMEBOL. Boca, Independiente yRiver pasaron de ronda en las Copas. Llegar a fin de mes es para la gente comúncomo subir al Himalaya. La vida cotidiana combina distracciones cada día máscaras y padeceres crecientes, temores de perder el laburo. “Asado” y”pasado” (hallazgo en redes sociales) se dejan escribir casi igual.
En eso estamos, a una semana del primer estadio electoral.






