
La Unión Europea decidió congelar de manera indefinida alrededor de USD 230.000 millones en activos rusos que ya estaban bloqueados por las sanciones impuestas desde el inicio de la invasión a Ucrania.
El nuevo marco establece que esos activos permanecerán inmovilizados hasta que finalice la guerra de agresión lanzada por Rusia y se compensen los daños causados, tal como reclamaron los líderes europeos en la cumbre de octubre pasado.
Con este paso, los Veintisiete fijaron el marco legal necesario para destinar esos recursos a la reconstrucción de Ucrania cuando exista el consenso político para hacerlo.
El acuerdo elimina la obligación de renovar la congelación cada seis meses, un trámite que exigía decisiones unánimes y que quedaba expuesto a los vetos de gobiernos con vínculos cercanos a Moscú.
Hungría y Eslovaquia habían obstaculizado renovaciones previas y habían dado señales de que podían volver a hacerlo. Para la Comisión Europea, eliminar ese riesgo es clave, porque los activos solo pueden respaldar proyectos de reconstrucción si permanecen bloqueados de forma indefinida.
“Los líderes se comprometieron a mantener los activos inmovilizados hasta que Rusia compense los daños causados. Hoy hemos cumplido ese compromiso”, expresó el presidente del Consejo Europeo, António Costa.
Según fuentes diplomáticas, la propuesta recibió el apoyo de 25 países y dos votos en contra. Con ese respaldo, la Comisión podrá utilizar la base legal del artículo 122, que permite decisiones urgentes cuando la estabilidad económica de la Unión se encuentra en riesgo.
Bruselas sostuvo que la guerra en Ucrania afecta directamente la seguridad energética y financiera del bloque, lo que justifica el uso de estos poderes. Esta vía también evita la intervención del Parlamento Europeo, algo que permite avanzar con mayor rapidez.
No obstante, la iniciativa no autoriza de inmediato la transferencia de los activos a un fondo para Ucrania. Esa decisión requiere un acuerdo separado que aún enfrenta la resistencia de Bélgica, donde se concentra la mayor parte de los recursos congelados.
Bruselas advierte que el uso de poderes de emergencia podría generar represalias de Rusia y que no existe suficiente claridad sobre los mecanismos para proteger al sistema financiero europeo. El debate pasará a la cumbre de líderes de la próxima semana, donde la Comisión buscará el apoyo político que todavía falta.
La discusión en el seno de la UE se ha convertido en una de las más sensibles desde el inicio de la guerra. Ucrania necesita financiamiento urgente para cubrir sus compromisos básicos y planificar la reconstrucción de infraestructura crítica.
El bloque analiza la posibilidad de crear un préstamo respaldado por los activos rusos, una fórmula que el Ejecutivo comunitario considera viable solo si los fondos permanecen congelados de forma permanente. La Comisión ha defendido que, si los activos se vinculan a un préstamo, ese instrumento garantizará recursos estables a Kiev sin transferir directamente la propiedad del dinero.
El artículo 122 ya se había utilizado en crisis previas, entre ellas la pandemia de COVID-19, para adoptar decisiones económicas rápidas. Para Bruselas, su aplicación actual responde a la necesidad de salvaguardar la estabilidad del mercado europeo. La invasión rusa provocó disrupciones en el comercio, aumentos en los precios de la energía y presiones inflacionarias, lo que llevó al bloque a buscar mecanismos excepcionales para gestionar esos impactos.
La posibilidad de destinar los activos a Ucrania continúa rodeada de controversias legales. Algunos gobiernos señalan que la utilización de fondos estatales de un país tercero podría enfrentar impugnaciones en tribunales internacionales. Otros Estados miembros consideran que la magnitud de los daños en Ucrania justifica medidas extraordinarias. La Comisión sostiene que la inmovilización permanente no implica una expropiación y que cualquier decisión adicional deberá ajustarse al derecho internacional.
(Con información de EFE)




