Jueves, 29 de septiembre de 2022   |   Opinión

La teoría discepoliana del kirchnerismo

Por: Miguel Rettore (*)
La teoría discepoliana del kirchnerismo

Es lamentable que en un cuadro general tan alarmante que reina en el País, donde más de veintidós millones de argentinos viven en la pobreza y la indigencia, con las calles y los espacios públicos tomados por los movimientos sociales, las fábricas cerradas por el accionar de los sindicatos que pugnan por mejoras salariales y con el resto de los argentinos tratando de sobrevivir ante una inflación galopante que licúa sus magros ingresos; el kirchnerismo gobernante gaste energías y tiempo en lograr los votos necesarios para modificar el sistema electoral argentino y volver a hacer, como lo hizo siempre, que el mismo sea un traje a su medida para tener más oportunidades de mantenerse en el poder.

Ya no solamente utilizan todos los resortes del estado para lograr que la justicia sea condescendiente y absuelva a la Vicepresidente y a cientos de sus ex funcionarios que cometieron delitos de corrupción en la función de gobierno, sino que también ahora tensionan hasta el máximo y en vísperas de un proceso electoral para derogar la ley de elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, que ellos mismos instauraron cuando les convenía, y no permitan que la sociedad argentina elija libre y democráticamente quienes van a ser sus gobernantes.

Pero a pesar de todo lo que hagan hasta que el año que viene se les termine el mandato, los argentinos ya tomaron conciencia y les queda claro quién es quién en la política argentina y decidieron producir un cambio que lleve a nuestro país a ser una nación más seria, con políticas públicas dirigidas a fomentar el trabajo, la producción, la educación, la salud y la seguridad; a propender a la superación de todos los argentinos en base a sus méritos y esfuerzos, a reconocer cuando una persona tuvo la responsabilidad de aportar para el sistema previsional durante treinta años para asegurarse un buen pasar en su vejez y no como todos vemos ahora donde el mérito y el esfuerzo no son reconocidos y se adhiere a la teoría discepoliana del “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.

(*) Ex concejal de Paraná (UCR).

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