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Jueves, 27 de diciembre de 2018

La sequía en la Argentina, entre los 10 fenómenos climáticos más destructivos del año (afectó a Entre Ríos)

La sequía en la Argentina, entre los 10 fenómenos climáticos más destructivos del año (afectó a Entre Ríos)

Los huracanes Florence y Michael, que devastaron la costa este de Estados Unidos.Los incendios forestales de California. La ola de calor en Europa. Las inundaciones enIndia, Japón y China. El tifón Mangkhut en Filipinas. La sequía en Australia, enSudáfrica. y en la Argentina. Sí, el informe Counting The Cost: A Year of ClimateBreakdown (Balance de las consecuencias: un año de crisis climática) de la ONGbritánica Christian Aid incluyó la sequía que afectó la zona centro del país como uno delos diez fenómenos metereológicos relacionados con el cambio climático másdestructivos ocurridos este año.La selección de estos eventos climáticos se basa en las pérdidas en millones de dólaresque provocó cada uno de ellos. En todos los casos los daños fueron por más de 1000millones dólares. Según el informe, la sequía en la Argentina, que impactó en particularen las cosechas de soja y maíz, provocó un costo de 6000 millones de dólares. Al topedel ranking están los huracanes Florence y Michael, con daños estimados en 17.000 y15.000 millones de dólares respectivamente. En segundo lugar, también en EstadosUnidos, los incendios forestales de Camp Fire (de 7500 a 10.000 millones de US$) yWoolsey Fire (1500 a 3000 millones de US$). Luego ubica a la ola de calor y losincendios en Europa (7500 millones de US$). Y detrás a las inundaciones en Japón(7000 millones de US$).

“Lluvias por debajo del promedio durante varios meses, desde finales de 2017 hastaabril de este año, sumieron a la Argentina en una sequía severa -precisa el informe-. Enalgunas zonas del país llovió 50% menos que el promedio registrado de diciembre afebrero, y 25% menos que el promedio de marzo. Se presume que es la peor sequía en elpaís en 50 años”.El informe consigna que los efectos de la sequía en la agricultura causaron importantesproblemas económicos en el país, con una caída en la cosecha de la soja del 31%respecto del año anterior, y la de maíz, en un 20%, lo que implicó pérdidas por 6000millones de US$. Estimaciones locales, sin embargo, llegaron a calcular las pérdidas en8000 millones de US$.Para Inés Camilloni, investigadora de la UBA y el Conicet en el Centro deInvestigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), no resulta sorprendente que la sequíaen la Argentina sea uno de los diez eventos climáticos más extremos del año, ya que elranking considera las consecuencias económicas además del evento en sí mismo. “Unfenómeno como la severa sequía 2018, que golpeó fuerte en la región más productiva delpaís (y una de las más productivas del mundo), era inevitable que produjera pérdidas dela magnitud de las ocurridas”, dijo.

Un clima más cálidoOtra de las causas, precisa la investigadora, fue La Niña, un fenómeno de variablidadnatural del clima (es decir, que no se produce como respuesta a las acciones humanasque aumentan el dióxido de carbono en la atmósfera y que dan lugar al cambioclimático), ocurrido a principios de año, que se caracteriza por temperaturas del marpor debajo de lo normal en el Océano Pacífico ecuatorial y, que en la Argentina, suimpacto está asociado a la escasez de precipitaciones principalmente en la región dondese registró la sequía. “El cambio climático y La Niña son fenómenos que se combinan yconducen a la ocurrencia de eventos extremos del clima que muestran una claratendencia a ser cada vez más severos”, dice.Este año la sequía afectó, en particular, a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe,Entre Ríos, Córdoba y La Pampa. “En los últimos 20 o 30 años puede observarse entérminos medios un cambio en la temperatura -dice Carlos Di Bella, director delInstituto de Clima y Agua del INTA-. Y esa mayor temperatura impacta en lavariabilidad de las lluvias. Está pasando a nivel planetario y nuestro país no es unaexcepción: del Río Colorado hacia el norte, los aumentos de temperatura soncrecientes”.

Y las cosechas sufren los embates de esa variabilidad en las lluvias ya sea con bajas derendimiento o pérdidas totales. “La soja y el trigo van a tener mejor suerte en el futuro.El maíz, en cambio, se verá más afectado porque tiene un período crítico muyconcentrado en el verano que es cuando se van a dar los picos de temperatura -dice DiBella-. Por esto, en el sector agrícola la adaptación será clave. Hay tres palabras que elproductor agropecuario debería tener muy en cuenta en el futuro: anticiparse, adaptarsey tomar decisiones”.Más allá de las pérdidas monetarias, el costo ambiental deja muertos y heridos, fuerzamigraciones y causa daños en infraestructura y hogares. Así lo detalla el informe cuandoanaliza cada uno de los desastres climáticos. En Ciudad del Cabo, por ejemplo, dondeeste año sufrieron la peor sequía de su historia, los habitantes se vieron obligados arestringir el consumo de agua para evitar el denominado “Día Cero”: la jornada en quelas autoridades cortarán el suministro de agua al 75% de la ciudad, y solo se lespermitirá a los residentes el acceso a 25 litros por día de fuentes de suministroprotegidas por soldados armados.

“El cambio climático es algo de lo que todavía hablamos como un problema a futuro;sabemos que las consecuencias del calentamiento climático son devastadoras, pero noqueremos asumir lo que ya está pasando -advierte Kat Kramer, al frente del área deClima Global de Christian Aid-. Este informe demuestra que para mucha gente elcambio climático tiene ahora mismo un efecto devastador en sus vidas y sus formas desubsistencia.”La gran injusticia de la crisis climática, según Kramer, es que son los pobres los que mássufren las consecuencias y, justamente, los que menos contribuyen a que esto suceda.Y el futuro no se vislumbra alentador. “Mientras las emisiones de gases de efectoinvernadero continúen incrementando las temperaturas globales -concluye el informe-,los eventos climáticos serán cada vez más frecuentes y más extremos”.

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