Jueves, 7 de agosto de 2025   |   Campo

La sequía de un emblemático río estadounidense impacta a millones de personas y genera preocupación ambiental

La sequía de un emblemático río estadounidense impacta a millones de personas y genera preocupación ambiental

La preocupación por la conservación del agua llevó a Sharon Megdal, directora del Centro de Investigación de Recursos Hídricos de la Universidad de Arizona, a participar en el Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que se lleva a cabo en el predio de la Rural de Palermo. Durante su intervención, destacó que el estado estadounidense enfrenta una crisis hídrica sin precedentes, consecuencia de una megasequía que impacta al emblemático río Colorado, fuente esencial de agua para millones de personas y extensas áreas productivas en el sudoeste de Estados Unidos.

En su charla en la sala Spraytec del Congreso, Megdal realizó un diagnóstico alarmante sobre la situación en la cuenca del sudoeste y oeste de Estados Unidos. Afirmó que el río satisface, de alguna manera, las necesidades de más de 40 millones de personas. Este fluye a través de aproximadamente siete estados en EE.UU. y abarca un área de 647,000 kilómetros cuadrados.

“Es un río binacional, que desemboca en México y es utilizado también por estados mexicanos. Actualmente, estamos atravesando una megasequía. Los niveles de agua están en descenso y gran parte de esta situación está relacionada directamente con el cambio climático. Los caudales actuales son considerablemente inferiores a los promedios históricos: en los últimos 30 años, el promedio ha disminuido en comparación con los períodos de 30 o 60 años anteriores”, observó la experta. Incluso en años con buenas nevadas, el escurrimiento es menor debido a la mayor sequedad del suelo. “Estamos ante una nueva normalidad, y la productividad del agro está en juego”, advirtió Megdal. En Arizona, el río abastece a ciudades como Yuma, Phoenix y Tucson.

La investigadora destacó que muchos productores han dejado tierras en barbecho por la escasez de agua superficial. En el centro de Arizona, donde antes se cultivaban melones, ahora solo se siembra alfalfa para criaderos de ganado. “Las ciudades han crecido, pero no consumen tanto agua como la agricultura, que aún representa más del 70% del uso total del recurso. La prioridad del agua ya no es clara, y la agricultura empieza a perder terreno frente a las necesidades urbanas”, subrayó.

Sharon Megdal: “Estamos ante una nueva normalidad y la productividad del agro está en juego”Guillermo Billordo

En 1999, el nivel de agua era crítico, pero se transformaba literalmente en el “banco” del que se extraía agua para satisfacer la demanda. Hoy, en cambio, no llega suficiente agua para cubrir las necesidades. “Gran parte de lo que sucede está relacionado directamente con el cambio climático. Y no importa si hay personas en Estados Unidos que no creen que el cambio climático sea causado por el ser humano: lo que realmente importa es lo que observamos en el río”, sintetizó.

En zonas como Yuma, la cercanía al río ofrece cierta ventaja, pero en otras áreas la escasez afecta drásticamente la producción. Además, indicó que las comunidades indígenas tienen derechos reconocidos sobre el agua, pero carecen de infraestructura moderna. “El uso de tecnologías como el riego por goteo de baja presión (N-Drip) busca reducir el consumo, aunque estas requieren fondos que dependen del gobierno federal”, dimensionó.

La experta mencionó que, si bien se están implementando medidas para mitigar el impacto, estas son dispersas. “Existen programas de subsidios para mejorar la eficiencia en el riego, con incentivos de hasta 1,500 dólares por acre para incorporar nuevas tecnologías. También se promueve la agricultura solar (agrivoltaica), que combina cultivos con paneles solares para ahorrar agua y generar energía. Sin embargo, falta coordinación; las políticas son fragmentadas, inflexibles y hay escasa inversión en I+D”, reconoció Megdal.

Sharon Megdal dijo que el rol que juega la urbanización es decisivoGuillermo Billordo

Subrayó que el rol de la urbanización es fundamental: en 1972, el 60% del suelo en Phoenix y sus alrededores era agrícola, mientras que hoy más del 90% se ha convertido en desarrollo urbano. “Esto no solo reduce el área cultivable, sino que también intensifica la competencia por el agua, especialmente en áreas que dependen del acuífero subterráneo. En muchos casos, los agricultores deben competir con grandes desarrollos inmobiliarios o industrias lácteas que extraen agua sin control”, afirmó.

En la actualidad, la gestión del agua se encuentra en el centro del debate político. Las áreas de manejo activo regulan el uso de agua subterránea, pero no abarcan todo el territorio, según señaló. La legislatura estatal está estancada: todos reconocen la necesidad de acción, pero no logran consensuar cómo proceder.

En Arizona, explicó, las universidades buscan liderar la adaptación; desde la experimentación con nuevos cultivos hasta alianzas globales con Israel, Canadá y Kenia para compartir soluciones en zonas áridas. Biosphere 2, un centro de investigación clausurado en el desierto, actualmente opera como laboratorio experimental para sistemas agrícolas resilientes en ese país.

Sharon Megdal durante la exposiciónGuillermo Billordo

Megdal resaltó que el desafío no es únicamente técnico o climático, sino también social. “Puedes contar con la ingeniería y el financiamiento, pero lo que realmente se requiere es colaboración entre las personas”, resumió Megdal.

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