Viernes, 5 de diciembre de 2025   |   Campo

La región espera la finalización de la obra para producir sin sobresaltos y crecer

La región espera la finalización de la obra para producir sin sobresaltos y crecer

La Cuenca del Salado afronta una encrucijada histórica, según se señaló en una jornada celebrada en la Sociedad Rural de Saladillo que convocó a más de 120 productores, dirigentes y especialistas. El debate trascendió la coyuntura y se concentró en pilares estructurales: infraestructura hídrica, adaptación climática y un salto de calidad en la ganadería.

Impulsado por productores locales encabezados por Gladis Yanzi, Estancias Caraytá, y por la entidad ruralista local presidida por Ignacio Bustingorri, el encuentro puso de manifiesto que el potencial de la región depende de convertir sus limitaciones naturales en un sistema previsible. En ese marco, el eje central fue el manejo del agua, un factor decisivo en una región de “baja pendiente natural y alta sensibilidad a los excesos hídricos”.

Guillermo Jelinski presentó un diagnóstico del Plan Maestro del Río Salado y exhibió un contraste contundente entre los recursos disponibles y la falta de ejecución en el territorio. “Los fondos para concluir el Plan Maestro están disponibles, pero no se están ejecutando. La cuenta asignada al programa cuenta con alrededor de 190.000 millones de pesos, cuando la finalización de las obras requeriría aproximadamente 30.000 millones”, remarcó Jelinski.

Frente a ese desfasaje entre recursos y ejecución, Jelinski y el ingeniero agrónomo Eduardo Sierra propusieron avanzar en la creación de una autoridad específica para la administración del Río Salado. La idea es blindar los fondos y garantizar que las obras tengan continuidad en el tiempo, más allá de los vaivenes políticos.

La jornada fue posible gracias a la organización de los productores de la Cuenca del Salado

Los especialistas advirtieron que el manejo hídrico se vuelve urgente ante las proyecciones climáticas. Sierra señaló que el desafío ya no es solo el volumen total de lluvias, sino su comportamiento errático: se prevé una mayor frecuencia de eventos extremos, con lluvias concentradas en periodos más cortos. Esa nueva realidad obliga a repensar la gestión de los campos, diseñando sistemas ganaderos flexibles que amortigüen el impacto ambiental sin sacrificar productividad.

Superada la barrera de la infraestructura, el debate se orientó hacia la evolución del negocio ganadero en la Cuenca. El analista Rodrigo Troncoso explicó que el crecimiento de las exportaciones, proceso consolidado desde 2016, exige ahora un cambio de estrategia cualitativa. “El próximo paso para la ganadería argentina no es solo producir más, sino vender carne de mayor valor, combinando aumento del stock con más kilos por animal y mejor posicionamiento comercial”, sostuvo Troncoso.

Esa propuesta fue avalada desde la práctica por Ricardo Orazi (Cabaña La Pastoriza) y Alejandro Aznar (Cabaña La Esencia). Ambos coincidieron en el perfil de animal que necesita la Cuenca: rusticidad y fertilidad para adaptarse al ambiente, orientado a mercados de alto valor y con un crecimiento en los pedidos de certificación como herramienta de diferenciación.

El evento que se realizó en la Sociedad Rural de Saladillo

El cierre aportó la mirada de Marcos Pereda, vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), quien enfatizó que la inversión productiva requiere un marco de estabilidad hoy insuficiente. “No hay crecimiento ganadero posible sin un plan concreto, reglas claras, estabilidad y previsibilidad”, afirmó Pereda.

Pereda remarcó que el rol de las entidades debe pasar de lo discursivo a lo pragmático: “El rol de las entidades no es dar discursos, sino construir condiciones reales para que el productor invierta, produzca más y mejor”. Subrayó la necesidad de una voz unificada del campo que ordene prioridades y sostenga una agenda de largo plazo para aumentar stock, volumen producido y valor agregado, con reglas estables que acompañen el desarrollo del negocio ganadero.

La conclusión del encuentro en Saladillo fue unánime: la Cuenca del Salado reúne condiciones para convertirse en uno de los motores del crecimiento ganadero argentino, siempre que confluyan infraestructura hídrica, adaptación climática, eficiencia productiva y un marco institucional sólido, con una agenda gremial unificada y orientada a resultados.

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