

La politóloga María Migliore afirmó que el Estado argentino debe replantear su función como garante de la alimentación básica, en un contexto en el que el país enfrenta una emergencia alimentaria que se extiende por más de dos décadas.
“Si un Estado tiene que garantizar lo básico, que es que todas las personas que viven en él puedan comer indefectiblemente, eso es insustituible”, subrayó Migliore. Recordó, además, que la emergencia alimentaria nacional, declarada en 2002, está por vencer, lo que representa un reto para el actual gobierno en cuanto a la decisión de su continuidad.
En Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, conducido por Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet, la experta analizó la situación de las personas en situación de calle y de indigencia, destacando que el 8,2% de la población vive por debajo de la línea de indigencia, lo que equivale a casi 4 millones de personas sin acceso a lo básico.

Asimismo, destacó que la política alimentaria se sostiene, en gran medida, en transferencias directas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la prestación Alimentar, que concentran el 95% del presupuesto, mientras que el apoyo a comedores y merenderos apenas representa el 4%, y la asistencia con cajas o bolsones, solamente un 1%. En total, este dispositivo equivale al 0,94% del PBI.
Migliore subrayó que, además de la política nacional, se suman acciones de provincias y municipios, lo que no solo multiplica la inversión, sino que también fragmenta la coordinación. Citó como ejemplo la provincia de Buenos Aires, que cuenta con dos programas principales: el Sistema Alimentario Escolar y el Módulo de Seguridad Alimentaria (MESA), que benefician a más de 2,4 millones de niños y a una red de más de seis mil comedores.

Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires gestiona 500 comedores que, a través del programa Ciudadanía Porteña, brindan asistencia diaria a 300.000 personas. Según Migliore, “el mayor problema radica en la superposición y en la lógica que se ha construido con cada crisis; hoy se requiere un cambio y una mejor coordinación”.
Además, mencionó que su experiencia en el Ministerio de Desarrollo de la Nación en 2022 le permitió constatar que el 90% de las familias que reciben asistencia alimentaria prefieren comer en sus hogares: “Lo hacen porque es más cómodo, pueden compartir con sus familias y no dependen de horarios ajenos”. A partir de esto, consideró que la política pública debe evolucionar de una mera respuesta de emergencia a una que también promueva comportamientos que fortalezcan el tejido social.

Al evaluar la gestión actual del gobierno nacional, Migliore reconoció las mejoras en las transferencias de la AUH, pero consideró que “es necesario reforzarlo aún más”. Además, valoró el rol de las organizaciones sociales: “Proporcionar transferencias directas no implica demonizar los comedores y merenderos, que desempeñan una función social. Hay que reconvertirlos porque son muy útiles y necesarios”.
Finalmente, la politóloga sugirió repensar estos espacios esenciales como clubes, centros culturales o lugares de contención: “Los comedores surgieron como respuesta a la crisis del desempleo de los 90 y se consolidaron con la política social de los 2000″.
Declaró: “Hoy más del 60% reconoce el valor de actividades más allá de la comida, y ese capital ya está establecido y debe ser fortalecido. Mantener una visión de emergencia limita el desarrollo de políticas más aspiracionales y transformadoras”.
La entrevista completa a María Migliore
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