
La pobreza en el Gran Resistencia registró una de las caídas más pronunciadas del país en el primer semestre de 2025, al pasar del 76,2% al 48,1% en apenas doce meses, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). El descenso de más de 28 puntos porcentuales marca un alivio importante tras años de indicadores críticos, aunque la región se mantiene muy por encima del promedio nacional.
La indigencia, que refleja a las personas cuyos ingresos no alcanzan para cubrir una canasta básica alimentaria, también mostró un retroceso significativo: pasó de 38,6% en 2024 a 15,5% en 2025.
A nivel nacional, la pobreza alcanzó el 31,6%, el registro más bajo de los últimos siete años, mientras que la indigencia se ubicó en 6,9%. Esto significa que cerca de 14,5 millones de argentinos viven bajo la línea de pobreza y unos 2,1 millones no logran cubrir sus necesidades alimentarias básicas.
La mejora está directamente vinculada a la desaceleración de la inflación, que tras el pico del 25,1% en diciembre de 2023, cayó de manera sostenida hasta el 1,9% en agosto de 2025. Esta baja permitió recuperar el poder adquisitivo y reducir el costo relativo de las canastas básicas.
Gran Resistencia: mejora récord, pero pobreza estructural
Pese al avance, el 48,1% de la población del Gran Resistencia sigue sin cubrir la canasta básica total, casi 17 puntos por encima del promedio nacional. Solo la ciudad de Concordia (49,2%) muestra un índice más elevado.
En términos absolutos, 205.541 personas en la capital chaqueña viven bajo la línea de pobreza y 66.338 se encuentran en situación de indigencia. Además, aunque el ingreso per cápita familiar creció un 40,5% interanual, las canastas básicas aumentaron solo un 13% (alimentaria) y 12% (total), generando un desfasaje que permitió que muchas familias salieran de la pobreza, aunque la brecha con el costo de vida sigue en el 37%.
Infancia y empleo: los desafíos pendientes
El informe del INDEC advierte que la pobreza golpea con mayor intensidad a la niñez: el 45,4% de los niños y niñas de entre 0 y 14 años vive en hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir la canasta básica total.
Otro punto crítico es la tasa de empleo, que cayó del 41,4% al 39,5% en el último año, reflejando un mercado laboral frágil. Esta situación limita la recuperación sostenida de los ingresos, sobre todo en los hogares más vulnerables, donde se concentra la pobreza estructural.