
La historia vuelve a escribirse a orillas del río Uruguay. Dos décadas después del enfrentamiento binacional por las papeleras de Fray Bentos, la instalación de una planta de hidrógeno verde de HIF Global en Constancia, Paysandú, frente a Colón (Entre Ríos), vuelve a tensionar la relación entre ambos países. El proyecto, que promete transformar a Uruguay en un polo de combustibles sintéticos, ya generó reacciones políticas, advertencias diplomáticas y preocupación ambiental en la ribera argentina.
La futura planta estará emplazada en el paraje Constancia, a 18 kilómetros al sur de la ciudad de Paysandú y a apenas 12 kilómetros en línea recta de Colón, en Argentina, separados por el río Uruguay. El sitio proyectado se ubica incluso más próximo a Colón que al propio centro urbano sanducero, un dato que alimenta el reclamo entrerriano por la relocalización del proyecto. La distancia al puente internacional General Artigas, que une ambas ciudades, es de unos 20 kilómetros, lo que ubica a la obra dentro de una zona de alto tránsito binacional y turístico.
HIF Global, con capitales chilenos, estadounidenses y europeos, planea invertir más de US$ 4.000 millones para producir hidrógeno verde y e-combustibles destinados a la exportación. El proceso se alimentará de energía solar y eólica, y requerirá tomar agua del río Uruguay para su electrólisis. Si bien la empresa asegura que “no habrá descargas contaminantes” y que los efluentes serán “tratados según estándares internacionales”, las autoridades y vecinos de la costa argentina exigen garantías verificables y monitoreo binacional.
Desde la Cancillería argentina, fuentes consultadas por Perfil confirmaron que se solicitó información técnica a la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) para evaluar si el proyecto debe ser notificado formalmente bajo el Estatuto del Río Uruguay de 1975, que regula las obras que puedan tener impacto transfronterizo.
Si bien el gobierno de Javier Milei no emitió una posición pública contundente, en el Palacio San Martín reconocen “la necesidad de transparencia ambiental y cooperación diplomática” con Uruguay. Un funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores señaló en reserva: “Argentina no se opone al desarrollo del hidrógeno, pero sí exige que cualquier obra que pueda afectar el río compartido se someta a información y monitoreo conjunto.”
Entre Ríos: apoyo al hidrógeno, pero rechazo a la ubicación
El gobernador Rogelio Frigerio fue categórico: “El principal punto es la ubicación: está mucho más cerca de Colón que de Paysandú. No nos oponemos a las energías limpias, pero queremos que el desarrollo no afecte a nuestras ciudades turísticas ni al río que compartimos.”
El Ejecutivo entrerriano respaldó oficialmente el pedido de relocalización impulsado por intendentes de la región de Tierra de Palmares, que incluye a Colón, San José y Villa Elisa. Además, la provincia trabaja con la CARU para acceder al estudio de impacto ambiental uruguayo y solicitar participación de técnicos argentinos en las evaluaciones.
Desde el municipio de Colón, el intendente José Luis Walser encabezó las gestiones para pedir información formal y la revisión del emplazamiento. El Concejo Deliberante colonense aprobó una resolución unánime pidiendo la intervención de la Cancillería argentina y la apertura de un monitoreo binacional preventivo.
HIF Global planea instalar una planta de hidrógeno verde en Constancia, Paysandú.
Del lado uruguayo, el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, defendió el emprendimiento al considerarlo “una oportunidad histórica” para la región y dijo: “No es una pastera, es una planta de hidrógeno verde. Uruguay necesita producir energía limpia y atraer inversiones. Vamos a demostrar que se puede hacer con respeto ambiental.”
En tanto, las autoridades locales del municipio de Constancia, una zona rural con menos de 2.000 habitantes, sostienen que el proyecto traerá “empleo, infraestructura y desarrollo inédito para el norte de Paysandú”. Los promotores remarcan que el hidrógeno es “el combustible del futuro” y que el impacto ambiental será “mínimo y controlado”.
Gobierno de Orsi: desarrollo verde, diálogo abierto
El presidente Yamandú Orsi defendió públicamente la política energética del nuevo gobierno y el rol de HIF Global dentro de su estrategia de “transición justa”: “Uruguay seguirá apostando a las energías renovables y al hidrógeno verde como motor de empleo y desarrollo. No vamos a comprometer el ambiente ni la relación con Argentina. Todo lo que se haga será informado en el marco de la CARU.”
El ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, agregó: “Este proyecto tiene una dimensión nacional e internacional. Queremos que sea un ejemplo de cooperación ambiental. Si hay inquietudes del otro lado del río, las atenderemos con total transparencia.”
Fuentes cercanas al Ejecutivo uruguayo aseguran que el gobierno está dispuesto a “abrir instancias técnicas de diálogo”, pero sin detener el avance administrativo del proyecto.
Combustibles sintéticos en Argentina: entre la oportunidad y la deuda tecnológica
Mientras Uruguay avanza con HIF Global, en Argentina el desarrollo de combustibles sintéticos todavía transita una fase inicial, aunque comienzan a surgir polos industriales y proyectos estratégicos. La Estrategia Nacional para el Desarrollo del Hidrógeno, elaborada por la Secretaría de Asuntos Estratégicos, prevé la producción de metanol, combustibles de aviación sostenibles (SAF) y aceite vegetal hidrogenado (HVO) como parte de la transición hacia energías limpias.
El ejemplo más concreto es el de YPF en San Lorenzo (Santa Fe), donde se proyecta la planta Santa Fe Bio, con una inversión estimada de US$ 400 millones para producir combustibles sintéticos para aviación. Además, la Patagonia, por su disponibilidad de recursos eólicos y solares, figura como zona prioritaria para futuros polos de hidrógeno verde y e-fuels, especialmente en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Río Negro.
Sin embargo, la producción comercial a gran escala aún no se concretó: faltan marcos regulatorios específicos, infraestructura portuaria adaptada y acuerdos internacionales de exportación. En este contexto, el avance uruguayo con HIF expone la brecha tecnológica y regulatoria que separa a ambos países en la carrera por el hidrógeno verde.
La combinación de intereses ambientales, turísticos y energéticos vuelve a ubicar al río Uruguay en el centro de una tensión diplomática. El antecedente de Botnia/UPM aún resuena en la memoria colectiva de ambas orillas, y en Colón muchos temen que la historia vuelva a repetirse. El desafío será encontrar un equilibrio entre desarrollo y confianza, un punto medio donde el hidrógeno verde no termine teñido del mismo conflicto que, hace veinte años, dividió a dos pueblos unidos por el agua.




