Los líderes europeos expresaron el jueves su preocupación por la creciente agresividad de Moscú, tras el impacto de múltiples drones rusos en territorio polaco durante una masiva ofensiva contra Ucrania. Este episodio, ocurrido el miércoles, avivó los temores de que la guerra, que comenzó hace tres años, pudiera sobrepasar las fronteras ucranianas y arrastrar a la OTAN a un enfrentamiento directo.
Funcionarios europeos catalogaron la incursión como una provocación deliberada, la cual obligó por primera vez a la alianza atlántica a evaluar la seguridad de su espacio aéreo y su respuesta militar.
El comandante supremo de la OTAN en Europa, el general estadounidense Alexus Grynkewich, admitió que aún no estaba claro cuántos drones ingresaron ni si lo hicieron intencionadamente, aunque aseguró que el incidente fortalecerá la postura defensiva de la organización. “Aprenderemos lecciones. Mejoraremos nuestra postura para gestionar estas incursiones limitadas”, afirmó Grynkewich en Vilna, Lituania.
El primer ministro británico, Keir Starmer, abordó el tema en conversaciones con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz. La oficina de Starmer indicó que “es evidente que Rusia sigue intensificando su agresión, aumentando sistemáticamente sus ataques en una campaña de acciones cada vez más beligerantes”. El gobierno alemán declaró que “ampliará y extenderá la vigilancia aérea sobre Polonia”.
En una declaración conjunta, los ministros de Exteriores de Ucrania, Polonia y Lituania denunciaron “un ataque deliberado y coordinado que representa una provocación sin precedentes y una escalada de tensión”.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, agradeció la rápida respuesta de las tropas polacas y de los aliados de la OTAN durante una visita a la base aérea de Łask, en el centro del país. Prometió un “gran programa de modernización militar” que incluye la llegada de los primeros cazas F-35 estadounidenses en 2026. Esta será la primera entrega de los 32 aviones previstos para 2030, como parte de un paquete de apoyo negociado hace cinco años, aseguró.
Por su parte, el presidente Karol Nawrocki afirmó que Polonia “no se asusta ante los drones rusos” y describió la incursión como “un intento de evaluar nuestras capacidades de reacción”. Varsovia anunció restricciones de tráfico aéreo en el este del país y el cierre de la frontera con Bielorrusia, desde donde presumiblemente habrían despegado algunos de los aparatos.
El incidente también resonó fuera de Europa. China instó a Polonia a mantener abierta una parte de la frontera con Bielorrusia para preservar una ruta ferroviaria clave de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de emergencia a solicitud de Varsovia.
El presidente finlandés, Alexander Stubb, luego de reunirse en Kiev con Volodimir Zelenski, advirtió que “la línea entre la guerra y la paz se ha desdibujado” y subrayó que Europa se encuentra en “una era de incertidumbre”.
El Kremlin insistió en que sus fuerzas no tenían como objetivo territorio polaco y reiteró su disposición a dialogar con Varsovia sobre el incidente. Sin embargo, analistas del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores alertaron que el presidente ruso, Vladímir Putin, estaría poniendo a prueba la determinación europea, mientras que Estados Unidos presiona para que el bloque asuma un mayor costo financiero en la defensa común. “La inconsistencia entre palabras y hechos parece haber erosionado la credibilidad de Europa a los ojos de Rusia”, se indicó en un análisis publicado el jueves.
Los drones se han vuelto protagonistas de la guerra. Según la fuerza aérea ucraniana, solo en la noche del miércoles al jueves fueron interceptados 62 de los 66 drones lanzados por Rusia. Además, Kiev anunció un acuerdo con Londres para producir interceptores en suelo ucraniano, lo que refleja cómo el conflicto está acelerando el desarrollo tecnológico militar.
(Con información de AP)
