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Jueves, 13 de noviembre de 2025

La nueva cancha empresaria, el ministro “amalgamador” y la agilización del plan

La nueva cancha empresaria, el ministro “amalgamador” y la agilización del plan

Todos mostraron sus cartas, pero nadie reveló cómo piensa jugarlas. Dieciocho días después de la elección, funcionarios del Gobierno, empresarios y la nueva cúpula de la CGT coincidieron en la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). La palabra reformas los une. Sin embargo, la implementación de los cambios que ellas significarían genera contrapuntos.

Fue una jornada de estrenos. El ministro de Economía, Luis Caputo, exhibió un cuadro con la nueva composición del Congreso después del 10 de diciembre. Esto fue una escena inusual para el jefe de esa cartera, quien acostumbra a hablar de otro tipo de cifras y no específicamente del músculo legislativo con el que el Gobierno contará para intentar la aprobación de las reformas.

En paralelo, los miembros de la UIA no hablaron demasiado de la apertura de las importaciones, sino de los debates que se vienen. “La negociación laboral y la reforma tributaria son los dos ejes principales”, explicó el presidente de la Conferencia de la UIA, Martín Cabrales. El presidente de la entidad empresaria, Martín Rappallini, catalogó a las dos iniciativas como “claves y urgentes”.

Por su parte, los nuevos líderes de la CGT dieron sus primeros pasos en el evento empresario. Uno de ellos advirtió: “No vamos a aceptar ninguna imposición”.

El flamante integrante del gabinete de Javier Milei, el ministro del Interior Diego Santilli, fue el encargado de cerrar el evento. Entonces, expresó: “Nunca pensé que iba a estar parado acá, nunca pensé que iba a estar arriba del escenario con un triunfo electoral y mucho menos como ministro del Interior, pero estoy aquí”.

Un empresario en el auditorio, cuando apenas escuchó eso, murmuró y lo bautizó como “el ministro ‘amalgamador’”. Eso guarda coherencia con la tarea que el propio Santilli dijo tener, en referencia a la meta de “unir las partes” en pos de la aprobación de las reformas del Gobierno.

Sumado a ellos, también participaron gobernadores. Entre ellos, el de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, y el de Salta, Gustavo Sáenz. Los mandatarios expresaron su voluntad de apoyar las reformas, pero remarcaron que sus provincias necesitan obras de infraestructura.

“Una demostración de fuerzas”, definió un representante del sector privado, al ver el mosaico de participantes en el evento de la UIA. Y profundizó su análisis: “Del Gobierno vino uno de los principales ministros de las reformas, el que se va a sentar en la mesa a dialogar y el que manda en Diputados”. De ese modo hizo referencia a Caputo, Santilli y al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem.

El ministro de Economía fue el primero de ellos en entrar en escena. En su discurso, defendió el esquema cambiario y proyectó un récord de exportaciones para los próximos años. Confirmó que la compra de reservas será prioridad y remarcó que “el problema” de gobernabilidad de antes de las elecciones ya quedó atrás.

El ministro de Economía, Luis Caputo, en el evento de la UIA

“Lo que más me gustó fue su entusiasmo”, comentó uno de los representantes del Grupo de los Seis. Así se conoce a las principales cámaras empresariales de la Argentina.

Caputo no dio detalles sobre la reforma impositiva en la que trabaja Economía. En el evento, fue el tributarista César Litvin el encargado de exponer sobre el tema y mostrar “los principales problemas” en el campo de juego.

Litvin sostuvo que hay cinco factores que juegan en contra de la industria. La alta presión fiscal, que genera “asfixia”, la gran cantidad de tributos (aunque ”solo 10 recaudan el 92%”), los “impuestos tóxicos” que representan más del 6% del PBI (Ingresos Brutos, los que gravan a las exportaciones y la imposición sobre débitos y créditos bancarios), la doble imposición y la proliferación de pagos a cuenta.

Del otro lado del arco, pateando en contra de esos “principales problemas” estará la reforma impositiva, según las expectativas. A propósito de los cambios, Santilli explicó que algunos pueden llegar primero y otros, después.

Hoy la sociedad argentina nos plantea un desafío claro: quiere acceder a productos de calidad global y a precios globales“, mencionó Rappallini.

A su vez, el CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, señaló que “la industria necesita reducir la carga impositiva, reducir la informalidad laboral, y ampliar las bases de recaudación con equilibrio fiscal y distribuyendo el peso del Estado”.

Otra voz empresaria, el CEO de Newsan, Luis Galli, reconoció que siempre se discute lo mismo, pero vislumbró para esta vez algo distinto. “Hay una gran oportunidad, con la mayor gobernabilidad, de hacer esos cambios”, sostuvo.

Por su parte, Martín Menem habló del ritmo de las reformas. Introdujo el concepto de “agilización” del plan, a propósito del calendario legislativo que el Gobierno está decidido a afrontar. El diputado hizo referencia al Presupuesto 2026, a los proyectos impositivos y laborales, y al de inocencia fiscal. Una palabra que repitió fue consensos. “Vamos a ver a qué reforma laboral podemos llegar”, indicó.

Pasaron pocos minutos y uno de los miembros del triunvirato de la CGT asomó entre los pasillos. “El tope indemnizatorio no lo vamos a negociar”, lanzó. Recordó que todavía la principal central obrera del país desconoce la letra fina de la propuesta del Gobierno. Pero hay un punto en lo que se manifestó de acuerdo: bajar la informalidad. Resta saber cómo propondrían hacerlo.

Mientras la letra chica se desconoce, el ministro del Interior dijo ante el auditorio que el Gobierno tiene “block power”, en referencia al tamaño del nuevo bloque que La Libertad Avanza inaugurará en el Congreso después del 10 de diciembre. El Gobierno aspira a que algunas de las propuestas conversadas en el evento de la UIA se aprueben antes de marzo de 2026. Otros cambios, se admite, llegarían después.


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