Esto genera gran expectativa en la comunidad de Concepción del Uruguay que espera que el filicida sea condenado y se haga justicia.
El crimen
El repudiable hecho de sangre ocurrió el 8 de octubre de 2005, luego de que Maidana mantuviera una discusión con su esposa. Tras el cruce de palabras, el filicida -previo amenazar a la mujer con matar a las niñas- se retiró de su casa en un Ford Falcon color amarillo y se dirigió a una zona de espesa vegetación al sur de Concepción del Uruguay, donde las degolló, para luego entregarse a la Policía Federal. Ya han pasado siete meses del luctuoso episodio y la etapa instructoria estaría en su fin. El filicidio produjo una gran repercución en todo el país.
Cumpleaños
Con conocimiento de la posibilidad de que el homicida sea sometido a juicio, Lucrecia Jacqueline Méndez de 21 años -madre de las víctimas- pasó entre angustia y ansiedad, lo que hubiera sido el tercer cumpleaños de las niñas.
Con el rostro marcado por el dolor. sus ojos brillosos por las lágrimas y la voz entrecortada, la joven dijo: “Es una sensación horrible. Pienso que el año pasado estábamos preparando la fiesta y hoy no están. Por eso quise pedir una misa en su nombre. Ellas, pese a ser tan chiquitas, estuvieron siempre con su ‘Papá Jesús’, como lo llamaban”.
Lucrecia dijo que desde el trágico hecho no volvió a estar con los familiares de Maidana. La malograda madre indicó que los ha cruzado ocasionalmente por la calle, pero jamás mantuvo un cruce de palabras con ellos.
Lucrecia Méndez -que se encuentra bajo tratamiento médico especializado y pasa horas sentada frente a la tumba de sus hijas- espera que llegue el momento del juicio y se haga justicia, pero esto no calma para nada su dolor. “Hay muchas preguntas que me hago sola y que nadie podría contestarme, solamente él. No sé si tendré el coraje de enfrentarlo en el juicio y, aunque sea condenado de por vida, nada me va a devolver a mis hijas”, destacó.
Lo que se dijo
Muchas veces se escuchan voces acusadoras hacia las víctimas. Es común que se busquen pretextos para justificar lo incomprensible y este caso no fue la excepción. No fueron pocos aquellos que apuntaron a la conducta de la joven madre, a quien acusaron de ser la culpable de la reacción de Maidana. Supuestos engaños, un presunto pedido de separación y hasta la posibilidad de que las niñas no sean hijas biológicas del homicida, hecho que pretendió ser utilizado en su defensa para evitar la figura del agravamiento por el vínculo, fueron los argumentos burdos. Pese a todo esto, nada justifica lo sucedido y confirma que sólo el hombre es capaz de tales atrocidades.
Lucrecia Méndez no dejó de lado esto e indicó: “Nunca me importó lo que pudieran decir de mí, sólo me dolía por mis hijas y el resultado del ADN limpió su nombre. Lo único que tengo ahora son mis padres y no importa qué puedan decir sobre lo que yo pude o no hacer de mi vida”, finalizó. Lucrecia y sus padres concurrieron a la ceremonia religiosa en la Inmaculada Concepción, donde llegaron con un grupo de amigos. Las palabras sobraban y sus rostros lo decían todo. Las lágrimas reemplazaron las sonrisas de otros años y nada será igual, aunque la justicia llegue. (Fuente: Uno)