Martes, 19 de agosto de 2025   |   Economía

La inversión milenaria que eclipsa al Bitcoin y al S&P 500 en 2025 como el refugio más seguro en los mercados globales.

En los mercados globales se destaca un protagonista que es milenario refugio de valor y, probablemente, la inversión más conservadora, un activo que supera en rendimiento a “clásicos” de las inversiones
La inversión milenaria que eclipsa al Bitcoin y al S&P 500 en 2025 como el refugio más seguro en los mercados globales.

El debate en los mercados se centra en una cuestión fundamental: ¿estamos ante una nueva burbuja similar a la del año 2000, o únicamente presenciamos un movimiento de búsqueda de refugio ante la incertidumbre económica y fiscal?

El derrotero de los precios internacionales es inusual. Las acciones en Wall Street buscan establecer nuevos máximos históricos y las criptomonedas han roto múltiples récords. Al mismo tiempo, el dólar estadounidense experimenta su mayor depreciación en medio siglo, con un descenso del 11% este año frente a una canasta de monedas principales, afectado por la agresiva política de aranceles comerciales del presidente de EE. UU., Donald Trump.

En este contexto surgió un protagonista inesperado: el oro, un refugio de valor milenario y probablemente la inversión más conservadora del mercado, ha superado en rendimiento a los activos antes mencionados.

Los múltiplos actuales del S&P 500 (que crece un 9,2% en 2025, alcanzando un récord por encima de los 6.400 puntos) superan los niveles de la burbuja tecnológica del año 2000. Además, el oro ha alcanzado un precio récord de USD 3.400 la onza (+29% en 2025) y un Bitcoin que, a pesar de las correcciones recientes, permanece en niveles elevados. La principal criptomoneda, que ahora está en USD 113.000, ha crecido un 21% este año.

¿A qué se debe esta dinámica? “No solo a la expectativa de rentabilidad, sino a una búsqueda de protección frente a gobiernos considerados fiscalmente irresponsables. En EE. UU., la masa monetaria M2 crece al 4,3%, el ritmo más alto en tres años. En China, el aumento supera el 8%, niveles que los analistas consideran ‘excesivos’. Incluso países con gran capacidad de generación de ingresos, como Arabia Saudita, enfrentan déficits fiscales y emiten deuda pública de manera constante. En este contexto, los inversores dirigen sus recursos hacia activos percibidos como más seguros: los llamados ‘Siete Magníficas’, el oro o el Bitcoin”, señala un informe de la publicación especializada Estrategias de Inversión de España.

Un reporte de Bloomberg, por su parte, destaca que “el oro ha recuperado su papel protagónico en los mercados financieros globales y, en lo que va del año, su desempeño ha superado con creces al de los principales activos. Este renovado impulso responde a una confluencia de tensiones macroeconómicas, geopolíticas y estructurales que están redefiniendo las preferencias de los inversores”.

Este año, el oro ha superado a todos los principales índices de acciones y bonos, así como a las monedas del G10 e incluso al Bitcoin.

“Detrás de esta recuperación se encuentran presiones inflacionarias persistentes en EE. UU., un crecimiento económico por debajo de su potencial y un dólar debilitado. Estas condiciones han disminuido los rendimientos reales, lo que favorece al oro como activo refugio. Además, los analistas advierten que políticas como el endurecimiento comercial y migratorio aún no han desplegado todos sus efectos sobre los precios, lo que sugiere que la inflación podría prolongarse”, considera Bloomberg.

Un informe de UBS, elaborado por los analistas Wayne Gordon, Giovanni Staunovo y Dominic Schnider, estima que el oro ha superado a todos los principales índices de acciones y bonos, así como a las monedas del G10 e incluso al Bitcoin.

Los analistas de UBS aconsejan mantener una posición larga en oro como cobertura contra riesgos fiscales y monetarios globales. Más allá de los factores cíclicos, UBS subraya la creciente preocupación por la sostenibilidad fiscal de EE. UU., especialmente ante la posibilidad de que la Corte Suprema invalide aranceles clave de la administración actual. Esto, sumado a las dudas sobre la independencia de la Reserva Federal y a la fragmentación geopolítica global, ha reforzado las tendencias de desdolarización.

El oro ha subido un 29% en 2025, por encima del S&P 500 (+9,2%) y del Bitcoin (+21%).

“Identificamos riesgos macroeconómicos relacionados con EE. UU., dudas sobre la independencia de la Fed, preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal y la geopolítica que respaldan las tendencias de desdolarización y el aumento de compras por parte de bancos centrales”, afirmaron desde UBS.

Este entorno ha reactivado la demanda global de oro. Los flujos hacia fondos cotizados (ETF) han sido los más robustos desde 2010, lo que ha llevado a UBS a revisar al alza su pronóstico de demanda a casi 600 toneladas métricas este año. También destacan que las compras de bancos centrales, aunque ligeramente inferiores al récord de 2024, siguen siendo sólidas. Con estos elementos, la firma estima que la demanda total global de oro en 2025 alcanzará las 4.760 toneladas métricas, su nivel más alto en más de una década.

La subida del oro se ha visto además respaldada por la debilidad estructural del dólar, que cae un 11% este año.

Este resurgimiento no ha pasado desapercibido para los estrategas de UBS, quienes han decidido ajustar sus proyecciones. Según su informe más reciente, la entidad ha elevado sus previsiones de precio para los próximos trimestres. Ahora anticipan que el oro alcanzará los USD 3.600 por onza hacia marzo de 2026, con una proyección de USD 3.700 para junio y septiembre del mismo año. La meta para finales de 2025 se mantiene en 3.500 dólares.

Sin embargo, los analistas también advierten sobre un riesgo clave: la posibilidad de que la Reserva Federal se vea obligada a endurecer su política monetaria, lo que podría impulsar los rendimientos reales y, como resultado, restar atractivo al oro. “El riesgo clave para el oro es si la Fed se ve forzada a subir las tasas”, concluyen. Por ahora, los fundamentos continúan alineándose a favor del metal precioso, que encuentra respaldo tanto en la debilidad estructural del dólar como en la reconfiguración del sistema financiero global.

“La atención está puesta en el Simposio de Jackson Hole, donde el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, podría ofrecer nuevas señales sobre la trayectoria futura de las tasas de interés. La creciente percepción de que el banco central estadounidense podría adoptar un proceso de flexibilización más gradual de lo anticipado ha reducido el apetito por activos defensivos, estimulando movimientos de toma de ganancias”, aporta Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education.

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