
El agro constituye más del 60% de las exportaciones argentinas, alcanzando alrededor de US$80.000 millones. Sin embargo, en la última década, las agroexportaciones se han mantenido estables. La demanda global de productos crecerá solo un 1% anual, pasando de US$13 a US$17 billones hacia 2030, lo que impondrá la necesidad de competir con capacidades propias. América Latina será la región con el mayor saldo exportable, con los principales mercados ubicados en África y Asia emergente, donde la revolución tecnológica será crucial; se estima que la agricultura digital generará US$41.000 millones en 2030.
Estos datos provienen de un análisis realizado por Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y representante de la International Chamber of Commerce, quien enfatizó que el éxito dependerá cada vez más de intangibles y certificaciones de calidad en lo ambiental, social y financiero. Además, destacó que la geopolítica condiciona el comercio y favorece las alianzas entre países amigos. Resaltó que la competitividad se sustentará en seis atributos: estrategia, conocimiento, innovación, vínculos, reputación y anticipación.
Marcelo Elizondo habló de la competitividad y de la necesidad de que la Argentina diversifique su ofertaFabián Malavolta
Durante su intervención en Negocios del Campo, organizado por LA NACION, agregó que para lograr un mayor éxito y un saldo exportable positivo, es esencial observar cómo están cambiando las cadenas de valor globales, que se están transformando hacia ecosistemas digitales, circulares y colaborativos que requieren innovación abierta y alianzas intersectoriales.
“Las cadenas ya no son lineales y están planteando una sofisticación en el comercio. No hay un crecimiento sostenido como se podría esperar, lo que resalta la importancia del sector, así como el desafío de alcanzar una expansión más robusta”, advirtió.
De acuerdo con las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se prevé que en la próxima década el comercio agroalimentario mundial crezca a un ritmo del 1% anual. A pesar de que este crecimiento será moderado, obligará a países como Argentina a centrarse en su competitividad interna más que en la atracción de la demanda externa.
Respecto al crecimiento de los mercados, advirtió que no se trata de un aumento “generoso”, sino de una expansión limitada que requerirá mayor eficiencia y diferenciación en la oferta argentina. Señaló que Brasil, México y otros países de la región también competirán por ese espacio y las oportunidades a nivel global.
En términos de demanda, los mercados más dinámicos se localizarán en el norte y este de África, y especialmente en Asia emergente y el sudeste asiático, regiones que incrementarán sus importaciones de alimentos y productos agroindustriales. “La estrategia comercial debe orientarse hacia esas áreas”, propuso Elizondo.
Para capitalizar esa demanda, indicó que el agro argentino debe profundizar la revolución tecnológica que ya está en marcha en el país; posee la capacidad “de acreditar buena producción”. El experto se refirió a un sector cada vez más digitalizado, donde los satélites, drones, Big Data, blockchain, maquinaria inteligente, ingeniería genética y agricultura de precisión son parte del presente.
Expresó que para capitalizar la demanda el agro argentino debe profundizar la revolución tecnológica que ya está en marcha en el país; tiene la capacidad “de acreditar buena producción”Fabián Malavolta
“Ya no hablamos de producción primaria, sino de una cadena que agrega un altísimo valor tecnológico en cada etapa. El éxito en los mercados internacionales dependerá tanto de producir como de certificar esa buena producción”, subrayó.
Señaló que el nivel de riesgo geopolítico es actualmente el más alto en lo que va del siglo y que, según el Foro Económico Mundial, el escenario más probable para la próxima década será “tormentoso”Fabián Malavolta
Puso especial énfasis en la geopolítica como un nuevo condicionante del comercio global. Señaló que el nivel de riesgo geopolítico es hoy el más alto en lo que va del siglo y que, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, el panorama más probable para los próximos diez años será “tormentoso”. Las tensiones globales generan volatilidad en precios, demanda y logística, y alteran el mapa de las relaciones comerciales: se incrementa el intercambio entre países aliados y disminuye entre aquellos que enfrentan conflictos, analizó. “Ya no es suficiente con buscar compradores, ahora es crucial elegir socios geopolíticamente confiables”, advirtió.
Frente a este contexto, propuso que Argentina adopte una visión empresarial internacional, con atributos competitivos claros: elegir adecuadamente los mercados, incorporar conocimiento como insumo estratégico, apostar por la innovación constante, consolidar vínculos estables con aliados, construir reputación y anticiparse a los cambios tecnológicos.