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Jueves, 31 de enero de 2019

La historia de un albañil que llegó a la alfombra roja después de haber construido un cine en su casa (en Entre Ríos)

La historia de un albañil que llegó a la alfombra roja después de haber construido un cine en su casa (en Entre Ríos)

Sobre el techo de su casa en Villa Elisa, Entre Ríos, OmarBorcard, un albañil de 64 años, construyó durante 168 domingos un cine en sucasa, después de que la histórica sala del pueblo cerrase sus puertas en 1986.Lleva casi 20 años ofreciendo un espacio de cultura, como él dice, para loschicos. “Es todo cuesta arriba”, dirá en otro momento. Omar se sientecansado, pero no vencido. Y agrega: “No hace falta tener un físicoprivilegiado para poder cumplir un sueño, a veces lo único que se necesita esvoluntad”. No se equivoca.

Su ejemplo de perseverancia llevó su historia a la pantallagrande. Durante diez años, la cineasta Luz Ruciello siguió de cerca la vida deOmar y de su familia para mostrar en el documental Un cine en concreto su luchapor no cerrar el cine y su pasión por el séptimo arte. Para ella, es el retratode “un invencible”.

Omar está sorprendido con el impacto que tuvo su historia enel público. Recuerda cuando vio el documental por primera vez y cómo fueovacionado al proyectarse como film de apertura del 21º Festival Internacionalde Cine de Lima (PUCP), en Perú. “Alguien gritó ‘grande Omar’ y después todosaplaudieron. Es impensado estar en la alfombra roja, y más para unalbañil”, dice. El documental fue visto en varios festivales, cuenta conmúsica original de Maxi Prietto y se verá a partir de mañana en el EspacioIncaa-Cine Gaumont.

Al igual que Salvatore, “Toto”, el protagonista dela clásica película italiana Cinema Paradiso, dirigida por Giuseppe Tornatore,el amor de Omar por la pantalla grande empezó cuando era chico, vivía en unacolonia rural a 3 km de la ciudad de Villa Elisa e invertía las pocas monedasque ganaba trabajando de canillita para encerrarse en el histórico Cine Mitre.”Subía a la sala antes de que empiece para ver las máquinas o me dabavuelta para ver el chorro de luz, era algo que me fascinaba”, recuerda.

Desde las películas western de John Wayne hasta todos losestrenos de su ídolo, Palito Ortega, Omar no se perdía ningún título, tampocolas actuaciones de Luis Sandrini, para él el actor más completo. Aquel lugar leservía de refugio, lo distraía, le encantaba. Hasta que un día, el Cine Mitrede Villa Elisa, por una disposición municipal, no proyectó más.

Omar repite una frase con la que se ríe un poco de sí mismo,se la dice a todo aquel que se interesa por su historia: “El cine para míes como la sangre para Drácula: él sin sangre no vive y yo sin cinetampoco”. En busca de esa energía vital puso en marcha el proyecto. Éldice que lo hizo para los chicos del pueblo, porque cree que todos merecenvivir la experiencia del cine. Un poco, también, lo hizo por él.

Durante cuatro años, todos los domingos se dedicó aconstruir la sala. Elevó las paredes, puso uno por uno los tablones en elsuelo, pintó la tela de la pantalla y tapizó el resto del cuarto. El lugar queeligió: el techo de su casa. En junio del 2000 inauguró por primera vez su cine”Paradiso”, con la película Alma mía, interpretada por Pablo Echarri,después de recibir como donación un proyector Goumont modelo 1928 y las viejasbutacas del Cine Mitre.

 Omar vive con Teresa, llevan una vida simple en una humildecasa de Villa Elisa y los dos se sostiene por medio de la jubilación de ella.Hace doce años que él dejó de dedicarse a la albañilería por un diagnóstico ensu columna vertebral y aunque durante un tiempo tuvieron un pequeño local dezapatillas no pudieron mantenerlo.

El cine abre todos los fines de semana de marzo a diciembre,pero el precio de las entradas solo les sirve para pagar los costos de laspelículas que compra originales en la Ciudad de Buenos Aires. No le importa.”A mí si viene alguien y me ofrece el último Alfa Romeo, pero me dice acambio ‘tenes que cerrar el cine’ le digo ‘llevateló'”.

En cambio, Omar elige cada vez que puede visitar los barriosmás humildes o el comedor infantil de la escuela para entregar entradasgratuitas a chicos carenciados. “Para que ellos también puedanvenir”, explica.

El cine no recibe ningún tipo de subsidio, ni subvención delEstado. Hasta el año pasado, el municipio le otorgaba a Omar una pequeña ayudaeconómica (en marzo de 2018 cobró un total anual de $1000). Por eso, cada tantorealizan algún evento a beneficio para recaudar plata y poder sostener elespacio.

El documental y sus ilusiones

Ahora espera ansioso el estreno nacional de la película, queserá proyectada en su cine preferido: el Gaumont. “Quizás después delestreno no pase nada, pero tal vez aparece alguien que quiera apadrinar el ciney darme una mano”, repite Omar, con ilusión en su voz, casi como sitratara de convencerse a si mismo. Y dice: “Sueño con tener una pequeñaconsolita, para dar desde ahí el volumen, y que me alcance la plata el día demañana para poder cambiar la lámpara del proyector cuando haga falta”.

Un cine en concreto fue seleccionada en 20 festivalesinternacionales hasta la fecha, se estrenó por primera vez en Miami en el WORLDPREMIERE: 34° Miami Film Festival; siguió su camino en el FestivalInternacional de Lima, Perú, y participó de otros festivales en el mundo entrelos que se destacan el Cinélatino, 29éme Rencontres de Toulouse, Francia; el41° São Paulo International Film Festival, en Brasil; y el 20° Shangai FilmFestival, de China.

Sin embargo, Omar sabe que las luces de las cámaras duranpoco y tiene miedo de entrar en una depresión cuando estas se apaguen. Por eso,se puso a escribir sus propios guiones. “Tal vez es una porquería, pero yolo escribí, le puse título y todo. ‘El milagro del amor’, se llama. Va quedarahí porque no tengo medios, no tengo nada”. Mientras tanto, seguirá viendocómo lo atraviesa ese chorro de luz y quizás el título de su guión algún díasea el cierre de su propia historia.

Ficha técnica

Un cine en concreto (Argentina, 2017)

Dirección: Luz Ruciello / Elenco: Omar José Borcard, MaríaTeresa Castro, Evangelina Borcard, Nicole Benitez Borcard / ProducciónEjecutiva: María Soledad Laici / Dirección de Fotografía: Lluís Miras Vega /Montaje: Carlos María Cambariere (EDA) / Sonido: Javier Stavropulos / Músicaoriginal: Maxi Prietto / Corrección de color: Sebastián Guttman / Asistente de montaje:Guillermina Chiariglione (EDA) / Guión: Luz Ruciello y Celina Eslava / Diseñográfico: María Pía Vivo / Distribución: Litoral / Género: Documental de 77minutos.

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