
Las cervecerías de Alemania se encuentran en un momento crítico. En los últimos meses, varios productores han alertado que el mercado nacional atraviesa una de sus fases más complicadas en décadas. El consumo per cápita anual se ha reducido de 98 litros en 2017 a 88 litros en 2024. Según la Oficina Federal de Estadística, entre enero y mayo de 2025 se registró un descenso del 6,8% en ventas en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que representa 2,3 millones de hectolitros menos, es decir, alrededor de 700 millones de botellas menos comercializadas. Informes indican que esta situación se debe a que la generación Z muestra una menor inclinación hacia el consumo de alcohol. En este contexto, las cerveceras están explorando diferentes vías para adaptarse a una demanda que se fragmenta, apostando por la diversificación.
Un informe del Registro Internacional de Vinos y Espirituosos (IWSR, por sus siglas en inglés) señala que el mercado de bebidas sin alcohol ha crecido un 4% anual, y se prevé que este crecimiento continúe hasta 2028. En este sentido, Euronews destacó que la generación Z ha optado por reducir su consumo de bebidas alcohólicas en general. Las personas nacidas entre 1997 y 2012 están viendo el alcohol como “un lujo ocasional”. Las nuevas generaciones prefieren opciones más ligeras y saludables, alineadas con un estilo de vida más fitness y enfocado en el bienestar.
Así, el sector enfrenta estos cambios en un entorno desafiante. Volker Kuhl, director de ventas de Veltins, advirtió a La Vanguardia que “con un mercado negativo como el actual y costos en aumento, habrá cervecerías que no podrán survival”. La preocupación por cierres y ventas forzadas crece en la industria, especialmente porque la cuota de mercado de muchas marcas tradicionales disminuye año tras año. Sin embargo, las exportaciones, especialmente dentro de la Unión Europea, ofrecen un alivio leve: las ventas al exterior cayeron solo un 3% en mayo en comparación con el mismo mes del año anterior, mientras que las ventas dentro del país disminuyeron mucho más.
Estadísticas divulgadas por DW indican que entre 2023 y 2024 cerraron 52 fábricas de cerveza en Alemania, lo que representa el mayor descenso en tres décadas. Este dinamismo del sector también se refleja en la proliferación de nuevas propuestas. Muchas de las aproximadamente 1.500 cervecerías activas en el país se han aventurado a experimentar tanto con variantes sin alcohol como con nuevas combinaciones y recetas.
Las pequeñas fábricas están explorando sabores que van desde lo afrutado hasta opciones más amargas o ingredientes inusuales como hibisco o tomillo. Esta tendencia ha dado lugar a un fenómeno social que coincide con el auge de la cerveza artesanal, que hoy representa mucho más que una tradición: es un pasatiempo y un motivo de encuentros comunitarios. Los asistentes a estos eventos prueban cervezas de las fábricas principales o presentan sus propias creaciones caseras.
Además de innovar, muchos fabricantes han decidido mirar hacia el pasado. Así, han revivido variedades casi olvidadas, como las “Kellerbier” más densas, las “Zwickel” sin filtrar y con menos gas, o las cervezas regionales históricas, según informó el medio alemán Deutschland. Incluso las materias primas locales —cebada regional, lúpulo de proximidad— y los métodos de producción tradicionales están recibiendo un renovado impulso, en un intento por conferir autenticidad y diferenciación al producto. Christian Weber, presidente de la Federación Alemana de Cerveceros, afirmó que: “Volvieron a poner en escena numerosos tipos y estilos de cerveza que, de algún modo, habían quedado en el olvido. Esto es algo que perdurará”.
El resultado es una escena en la que conviven tradición y experimentación. Según un portavoz de la industria, “hoy en día, la cerveza alemana es diversa y experimental. Sin alcohol, de microfábricas o elaborada según tradiciones locales, siempre es un clásico. Un producto que se redescubre constantemente”. La próxima publicación de las cifras oficiales consolidadas por parte de la Oficina Federal de Estadística permitirá, en las próximas semanas, una valoración más precisa del rumbo del sector cervecero alemán. La incógnita es si la capacidad de innovación y la disposición a la adaptación serán suficientes para preservar la reputación de la cerveza alemana entre los consumidores actuales.