
Federación deAsociaciones Rurales de Entre Ríos emitió un comunicado donde manifiesta que laactividad ganadera atraviesa un mal momento en relación con los precios de losproductos.
Entre loasdificultades que deben afrontar enumeran la exportación estacada, lasconsecuencias que generó la sequía y el bajo poder adquisitivo de losconsumidores.
La entidad señalaque esas cuestiones produjeron una fuerte baja de precios, que no se venreflejado en las carnicerías y supermercados.
Por ello,manifiestan que el sector ganadero es ajeno a los altos cosos que deben pagarlos consumidores finales y que nada tiene que ver con la inflación.
La ganaderíaatraviesa un mal momento en cuanto a los precios producto de diversasvariables. Entre ellas se cuentan una exportación estancada en volúmenes yvalores, una sequía que ha golpeado mucho forzando a una mayor y anticipadaoferta debido a la drástica reducción de pasturas y, el bajo poder adquisitivode los consumidores.
Este combo arrastróa los precios de la hacienda a una fuerte baja que ya lleva un par de meses quealeja el ganado en pie de su precio real. No obstante, el hecho de tenerprecios deprimidos no repercute en los consumidores ya que el precio de lacarne no baja en las carnicerías y góndolas de los supermercados. A su vezqueda evidenciado que la ganadería es ajena a la inflación que se come lossalarios de los argentinos. Este hecho debiera quedar bien claro ahora, ya quecuando haya un reacomodamiento de precios y la hacienda pegue un salto lógico ynecesario, no debiera haber lugar para los oportunistas ideológicos de siempreculpando al campo de los altos índices resultantes.
En resumen, desdeFARER remarcamos que debe quedar claro que el productor no tiene nada que vercon la inflación, ya que ella se debe a problemas estructurales de laArgentina, a una emisión sin respaldo, a un Estado gigantesco y a la falta deconfianza. Intentar culpar al productor y al campo como responsables de la espiralinflacionaria es una cortina de humo repetida y falaz que siempre se saca alruedo. Hoy, la realidad choca de frente contra ese relato deformante. Lainflación es imparable mientras la carne espera en un rincón un reacomodamientológico que lo saque de una coyuntura compleja.