
La educación es la clave para dar a cada persona una vida mejor. Constituye el cimiento básico de todas las sociedades desarrolladas. Extender y mejorar la protección y educación integrales desde la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos, debe convertirse en la piedra angular que guíe nuestras acciones cotidianas.
Desde 2001, por iniciativa de la Campaña Mundial por la Educación (CME), se decidió celebrar la Semana de Acción Mundial por la Educación durante la última semana del mes de abril, con el objetivo de unir las voces de diversas organizaciones, movimientos de la sociedad civil y centros escolares de más de 124 países que se movilizan para trabajar por el derecho a la educación.
Con esta Semana se busca informar a los medios de comunicación, a la comunidad educativa, a la sociedad civil y a representantes políticos sobre la importancia de lograr cambios que permitan hacer efectivo el derecho a la educación en todo el mundo y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamamiento universal, específicamente el ODS 4 que tiene como meta “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos y todas antes de 2030”.
Esta Campaña se centra en defender la importancia de la educación temprana, especialmente la etapa que comprende de los 0 a los 5 años de edad. Sabemos bien esos cinco primeros años de vida constituyen el periodo más crítico de desarrollo de la persona humana. Existe amplia evidencia acerca de la centralidad que tiene esta primera etapa de la vida en el desarrollo infantil y el impacto que tienen las experiencias de educación temprana en sus trayectorias escolares y futuro desarrollo. No darle las oportunidades adecuadas puede influir negativamente en la persona, limitando su calidad de vida, su dignidad y el ejercicio de sus derechos para todo el resto de su vida.
(*) Senador por el departamento Uruguay



