
A pesar de haber celebrado en 2023 su centenario como cultivo en el país, el té argentino enfrenta una prolongada crisis caracterizada por ventas reducidas, precios en aumento y una competencia creciente de países como Kenia, que ejercen presión a la baja sobre los precios internacionales.
Considerada la bebida más consumida después del agua a nivel mundial, el té argentino se produce en un 95% en la provincia de Misiones, cuyo principal destino es Estados Unidos, donde ocupa el puesto de proveedor número uno, superando a gigantes como China e India. Sin embargo, a pesar de este estatus, esta economía regional lleva más de una década estancada y en los últimos tiempos ha comenzado a mostrar un claro retroceso.
Las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump podrían haber representado una oportunidad si se hubiera eximido al té, que actualmente enfrenta un gravamen del 10% para acceder a ese mercado, sin que se le impusieran tarifas más altas a sus principales competidores.
La reciente reunión de la Coproté, que se celebra invariablemente en Campo Viera, epicentro del cultivo de té en el país, reunió a representantes del gobierno provincial, de la industria y a pequeños productores con el objetivo de acordar un precio
En este contexto, el 1º de octubre dará inicio la zafra 2025-2026, que debería extenderse hasta el 31 de mayo; sin embargo, varios industriales consultados por LA NACION estiman que la campaña concluirá aproximadamente 45 días antes, tal como sucedió el año anterior.
“La cadena está completamente golpeada, incluyendo a exportadores, secaderos medianos y más aún a los productores; los costos han aumentado considerablemente en dólares. En el caso de la fábrica, la energía necesaria para producir el té ha triplicado su costo, mientras que los salarios en dólares se han duplicado, al igual que el abastecimiento de chips”, explicó a LA NACION Renzo Klimiuk, de una firma ubicada en Campo Grande que exporta a numerosos países. Sus declaraciones reflejan la dura realidad del sector: tanto las industrias como los productores primarios, usualmente pequeños agricultores con alrededor de 25 hectáreas de promedio, no logran cubrir sus costos o apenas obtienen rentabilidad.
Con el objetivo de apoyar a los dos eslabones principales de la cadena productiva, el gobierno de Misiones, que integra la Comisión Provincial del Té (Coproté), alcanzó un acuerdo la semana pasada para establecer un precio de sostén y comenzar la recolección a partir del 1º de octubre. El precio de garantía se fijó en 95 pesos por kilo de brote de té, comprometiéndose a volver a dialogar si las variables económicas, principalmente el precio del dólar, sufren cambios. Dado que el 95% del té producido se exporta, esta economía regional es altamente “dólar-dependiente”.
“Es fundamental que exista una unión entre industriales y productores, y es necesario reconocer el esfuerzo del gobierno de Misiones, que está trabajando para garantizar el éxito de la cosecha. Aunque el acuerdo no sea ideal para ninguno, es el mejor que se pudo conseguir”, afirmó Eduardo Goldfart, de la firma Valmitran, situada en la localidad de 25 de Mayo.
Goldfart se encuentra en Charleston, la principal ciudad de Carolina del Sur, participando de la Tea Convention, un evento anual que reúne a importadores de té de EE.UU. con compradores. “Continuamos siendo el proveedor número uno de té en Estados Unidos, pero la competencia aumenta; oí el discurso del embajador de Kenia y fue bastante agresivo, casi afirmando su intención de desplazar a Argentina como proveedor”, resumió Goldfart.
Eduardo Goldfart, de la firma Valmitran, en la Convención del Té en EE.UU
Ante estos desafíos, en la Coproté se acordaron medidas de fomento para industriales y productores, que incluyen un apoyo estatal que se ha venido repitiendo en los últimos años. En esta zafra, se bonificará el 20% de la tarifa eléctrica para industrias y secaderos durante seis meses de la cosecha (de noviembre a abril).
A los pequeños productores se les ofrecerá un descuento en cheques diferidos de entre 30 y 90 días con tasas bonificadas. Además, se facilitarán líneas para la prefinanciación de exportaciones de hasta 200.000 dólares a una tasa fija del 2,5% anual, a través del Consejo Federal de Inversiones.
“Es importante resaltar la responsabilidad, compromiso y participación de los representantes de los distintos sectores que, después de cuatro reuniones generales y mucho intercambio previo, lograron pactar un precio mínimo de base, que será revisado durante toda la zafra”, señaló Luciana Imbrogno, subsecretaria del Ministerio del Agro y representante del gobierno provincial en la Coproté.
“El precio base representa una garantía de previsibilidad, pero también un punto de partida para seguir implementando medidas que aseguren la sostenibilidad y el futuro de la producción en Misiones”, añadió el ministro del Agro, Facundo Sartori.
Renzo Klimiuk (primero de la izquierda) en la Convención de Té de los Estados Unidos del 2024. Su firma también exporta a mercados como Rusia, Polonia y países de Medio Oriente
“En el primer semestre, las exportaciones de té cayeron entre un 22% y un 23%”, afirmó Klimiuk. Al analizar los datos de exportación, se evidencia que se trata de una economía estancada; pasan los años y los volúmenes de venta no crecen, sino que se vuelve cada vez más difícil mantenerlos.
En 2013 se exportaron 77.000 toneladas, cifra que se mantuvo casi sin cambios hasta la pandemia de 2020, cuando la cifra fue de 68.000 toneladas. Posteriormente, 2023 resultó ser el peor año en las últimas dos décadas, con apenas 63.000 toneladas, es decir, menos ventas que en el período de pandemia.
Desde el año pasado, debido a la falta de compradores para el té de Misiones, las industrias comenzaron a cerrar, dejando de recibir materia prima varias semanas antes del cierre oficial de la zafra, que se pactó para el 31 de mayo. Incluso se han difundido imágenes de productores quemando brotes de té o desechando la cosecha ante la falta de compradores.
Estados Unidos es el principal comprador del producto argentinoKlimiuk
El año pasado, la cosecha concluyó a mediados de abril, 45 días antes de lo previsto, y este año se anticipa que la zafra seguirá un curso similar, a menos que surja algún imprevisto. “Es un gran riesgo mantener el té en depósito, o tener en inventario más de lo que se puede vender”, advirtió Carlos Okulovich (hijo), de la firma Don Basilio, considerado uno de los cuatro grandes exportadores de Argentina, junto a Casa Fuentes, El Vasco (de la familia Beitia) y Urrutia.
A excepción de Casa Fuentes, controlada desde 2017 por la multinacional inglesa Finlays, todas las industrias dedicadas al té son pymes con dueños de Misiones, que residen en la zona central.
Okulovich, al igual que Klimiuk y Urrutia, por nombrar algunos de los principales referentes del sector, han comenzado a diversificar su actividad hacia la yerba mate, algunos instalando secaderos, otros molinos e incluso creando marcas propias. Esta estrategia de diversificación vislumbra un futuro para el té argentino, lleno de desafíos e incertidumbres.