"Es duro que aquellos que han quebrado al país no se retiren así nomás y nos quieran quebrar", se quejó Kirchner para aclarar de inmediato que "no lograrán que cambie de rumbo".
En el que seguramente fue su último mensaje público antes de mañana en la Plaza de Mayo, advirtió a esos sectores y dirigentes "que se vayan acostumbrando porque voy a seguir luchando por una Argentina para todos".
Al hablar en la localidad bonaerense de Vedia, partido de Leandro N. Alem, en el aniversario 121 de su fundación, el Presidente volvió a pedir "solidaridad y apoyo" para su gestión, a pesar dijo, "de los errores que seguramente hemos cometido o cometeremos".
"No me interesa un segundo en el sillón (presidencial) si es para permitir las iniquidades del pasado", enfatizó, al tiempo que insistió que "nosotros vinimos para levantar la bandera celeste y blanca con sentido de justicia y dignidad".Tal como es su costumbre, Kirchner pasó revista a algunos de las medidas adoptadas por su Gobierno como la "baja en la desocupación y la indigencia", "los 14 aumentos en las jubilaciones mínimas y el que por primera vez en años se les aumentó 11 por ciento al resto de los jubilados".
Al referirse a la cancelación de la deuda con el FMI, el jefe del Estado afirmó que "pese a que me dijeron irresponsable" por adoptar esa media, "hoy estamos recuperando nuestras reservas y no le debemos nada" a ese organismo.Por esa razón, resaltó que "no me interesa que me agravien y me ataquen porque mi deber es trabajar para todos los argentinos. Pero tengamos la capacidad de crear un marco de gobernabilidad amplio y plural que nos permita consolidar las esperanzas y los sueños de todos", advirtió.
En una parte de su improvisado mensaje en un club social de Vedia, junto a su esposa, la senadora Cristina Fernández y el gobernador Felipe Solá, Kirchner hizo una indirecta alusión a los formadores de precios. Fue cuando reclamó el derecho para que en la mesa de los argentinos "haya siempre un pedazo de carne, un pedazo de pan y un poco de agua".