Lunes, 15 de septiembre de 2025   |   Nacionales

Karina Milei como la cara de la campaña: una idea extravagante que genera controversia y discusión

Karina Milei como la cara de la campaña: una idea extravagante que genera controversia y discusión

Javier Milei es un hombre tenaz. A pesar de que incluso sus aliados le piden que aleje a su hermana Karina, afectada por el escándalo de las coimas en Discapacidad, él opta justo por lo contrario: lejos de ocultarla, ni mucho menos despedirla, la coloca en una posición destacada como jefa y rostro de la campaña. Una jugada extremadamente arriesgada, no solo por las encuestas que otorgan a la secretaria general de la Presidencia una imagen negativa cercana al 70 por ciento, sino también por la cuestionable actuación que ella ha tenido al frente del proselitismo del Gobierno de cara a las elecciones de octubre.

Un ejemplo contundente fue su intervención del jueves 11 en Tucumán, donde apenas logró articular dos minutos de discurso. Se trató de un conglomerado desordenado de frases clichés, expresiones vacías y errores que, por lo grotesco, se volvieron virales en las redes. La cereza del postre fue su agradecimiento “a todos los que trabajan para que nosotros habramos (sic) llegado a este momento”. También hubo un momento peculiar cuando se refirió al nuevo ministro del Interior, Lisandro Catalán, y afirmó textualmente: “Muchos trabajamos sin quizás que todo el mundo lo sepa, pero todos trabajamos por este proyecto y, la verdad, él (por Catalán) ha trabajado incansablemente junto a todos para que salieran las cosas del Congreso, para que pudiéramos tener la Ley Bases y para que pudiéramos poder seguir (sic) progresando con La Libertad Avanza, así que muchas gracias, Lisandro”.

Leer estas frases provoca vergüenza ajena, y ni hablar de escuchar la disertación. La hermana del Presidente claramente no está a la altura del reto, a pesar de que hace casi un año se encuentra en un proceso de media coaching para mejorar su desenvolvimiento en apariciones públicas. Los resultados, sin embargo, han sido nulos.

“Habramos”. “Cosas del Congreso”. “Pudiéramos poder”.

Situaciones similares ya se habían presentado en la fase final de la campaña bonaerense que culminó en una dura derrota electoral. En ese momento, Milei desoyó las súplicas de quienes, en voz baja, le rogaban que su hermana no formara parte del movimiento proselitista tras el estallido del Coimagate. El Presidente no solo ignoró estos consejos, sino que se abrazó a ella en el acto de cierre en Moreno, desoyendo todos los manuales de comunicación política que aconsejan ocultar los problemas. Por el contrario, él decidió iluminarlos con reflejos de atención.

El operativo de posicionamiento de su hermana comenzó tras la victoria del Gobierno en las ya lejanas elecciones de CABA en abril, donde dejó al macrismo en un tercer lugar en su propio territorio. Durante los festejos, Milei elevó la figura de Karina y la proclamó “la arquitecta del triunfo”. Siguió celebrando su papel en redes sociales, donde pronto se organizó un besamanos virtual entre dirigentes y militantes rindiendo homenaje a la genialidad del “Jefe”, como el Presidente llama a su hermana.

En ese periodo, es posible que ella se lo hubiera creído. Incluso empezó a soñar con un futuro político propio para 2027, ya sea como jefa del Gobierno porteño o como vicepresidenta en una fórmula Milei-Milei (el hermano en el Gobierno, la hermana en el poder).

Hoy, esos sueños parecen lejanos. El Gobierno ha entrado en crisis, y la cara visible de esa crisis, créase o no, está al frente de la campaña.

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