
Sin que sea del todo evidente, la sociedad moderna puede abordar la incertidumbre sobre el futuro mediante el sistema del derecho. Esto no implica que el derecho garantice el futuro inmediato de distintos procesos sociales ni que los convierta en previsibles, sino que permite la creación de una idea abstracta del tiempo cercano en términos de expectativa, específicamente, de expectativas respecto al comportamiento. Así, a través del derecho, se establecería lo que debería suceder de manera esperada en las acciones, aunque dejando abierta la posibilidad de decepciones. En términos concretos, el derecho no asegura el cumplimiento de la ley; solo establece una actitud esperada, diferenciando entre la conducta que se ajusta a esa expectativa y la que no. Desde una perspectiva sociológica, esta estructura de procedimientos se denomina función, que es, precisamente, la función única y esencial del derecho en la era moderna.
Partiendo de esta idea, se puede profundizar en la necesidad de esta función descrita en el contexto actual, centrándose especialmente en las razones operativas que casi obligan a su implementación. El derecho moderno busca responder a la complejidad social generada por una multiplicación de procesos comunicacionales que se vuelven incontrolables; desde los más básicos en interacciones inmediatas y casuales, hasta aquellos de mayor complejidad, como las decisiones gubernamentales. Cada presente brinda oportunidades de comunicación nuevas, cuyos desenlaces son inciertos, potencialmente exitosos o decepcionantes, ya que pueden resultar bien o llevar al desastre. No obstante, el derecho establece condiciones esperables de comportamiento para momentos siempre distintos e independientemente de los contextos, manteniendo un sentido idéntico y condensado más allá de cada circunstancia. Aunque ningún momento es igual a otro, el derecho permite la reutilización de sus expectativas de manera renovada.
Estas reflexiones revelan el sentido en términos de tiempo. Cada acción social se sitúa en un contexto social específico (siempre interactuando con alguien), en un momento preciso (siempre en un tiempo presente único, pero identificable) y en relación con algún tema (de algo se está hablando). Si bien el derecho intenta regular comportamientos en contextos renovados, se observa un esfuerzo similar en otros ámbitos, como el sistema económico, aunque con semánticas distintas. Una compra se efectúa en un momento específico, en un contexto de interacción entre comprador y vendedor, y se acepta el precio del objeto de interés. A diferencia del sistema jurídico, el sistema económico no regula comportamientos conforme a la norma, sino que se centra en el procesamiento de pagos; lo que demuestra que la sociedad moderna puede ofrecer prestaciones de acción casi simultáneas, aunque con expectativas completamente alternativas. Quien vende un auto de alta gama no indaga sobre los méritos morales del comprador, sino únicamente sobre su capacidad económica; sin embargo, al leer las noticias, puede indignarse por la corrupción política, mientras su comprador excede simultáneamente el límite de velocidad en la autopista porque el diseño y el motor del vehículo lo permiten. En un presente, una cosa; en otro, otra.
Precisamente, los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner deben recurrir a mecanismos similares para sostener las expectativas a pesar de las decepciones. El proceso comunicacional que se activa mayoritariamente no es detectable a través de la semántica del derecho, sino de otro sistema: la política. Mientras el derecho plantea la dualidad “ajustado a derecho/no ajustado a derecho”, la política utiliza un código binario alternativo que dirige su atención a si la acción proviene del “gobierno” o de la “oposición”. Aunque hay menciones sobre el tiempo procesal de la Corte o la extensión del fallo de solo 42 páginas, la interpretación predominante que se intenta imponer refleja una persecución política debida a enemigos ocultos (y algunos visibles) que, a través del derecho, gestan una acción más comprensible desde la política que desde la aplicación de la norma. El vendedor de autos no se interesa por el origen de los fondos; el kirchnerista no se preocupa por la veracidad de las acusaciones.
Estos escenarios multifacéticos también exigen consideraciones específicas para el caso argentino. La celebración de la condena era especialmente palpable en todo ámbito político ajeno al peronismo y carecía de capacidad reflexiva sobre dicho partido. El fallo no parece generar, al menos de manera inmediata y pública, la apertura a cuestionamientos sobre la administración estatal durante sus gobiernos, sino que perpetúa esta mirada política sobre las acciones de la justicia. Si esta interpretación se consolida, el derecho no podrá dejar una marca del tipo “antes y después” del fallo en el camino institucional del país, sino que será solo una escena más del espectáculo de la denominada grieta. Precisamente, la exagerada preeminencia de la política a nivel local dificulta que el derecho regule expectativas futuras de comportamiento, como hemos mencionado sobre su función, convirtiéndose en un procesamiento sostenido como un apéndice de supuestos intereses siempre ocultos.
Recientemente falleció Brian Wilson, de los Beach Boys, y quizás, más que nunca en muchos años, alguien en alguna Unidad Básica podría poner de fondo “Good Vibrations”. No es una canción muy peronista, pero su genialidad musical y, especialmente, su letra, que habla de captar buenas vibraciones, podría por primera vez en décadas vislumbrar un panorama más alentador para alguna elección venidera. Con dejarla baja, y bailar sin que los demás los vean, por ahora es suficiente.
*Sociólogo.