
La sesión especial para la diputados.phtml">jura de los diputados electos en el Congreso se convirtió rápidamente en un escenario de tensión y gestos desafiantes, con el dirigente Juan Grabois como uno de los protagonistas de la jornada. Al prestar juramento, el legislador electo transformó el acto protocolar en una declaración política dirigida directamente al presidente Javier Milei, quien observaba la ceremonia desde el palco.
Al terminar su jura, Grabois giró sobre sus talones, fijó la mirada en la ubicación del mandatario y levantó el brazo izquierdo ejecutando el saludo característico de la saga distópica Los Juegos del Hambre. El gesto, cargado de simbolismo sobre la rebelión y la desigualdad, siguió con el diputado apretando el puño y cerrando la secuencia alzando los dedos en forma de “V”, en una reivindicación de su identidad peronista frente a la administración libertaria.
La provocación se intensificó segundos después de la jura. Mientras se retiraba del estrado, Grabois volvió la vista hacia la bancada de La Libertad Avanza (LLA) y realizó una mímica “sugestiva”, llevándose la mano a la nariz como si estuviera… “aspirando” algo. Aunque en un primer momento se especuló que el mensaje iba dirigido a Lorena Villaverde por sus antecedentes, testigos confirmaron que el destinatario real del gesto fue la diputada Juliana Santillán.
Este episodio marcó el punto más caliente de una tarde dominada por la confrontación simbólica. La actitud de Grabois no fue aislada, sino que funcionó como un “empuje” para el bloque kirchnerista que, minutos antes y alentado por el propio dirigente social, había respondido a los cánticos libertarios entonando la consigna “la Patria no se vende”. La secuencia puso de manifiesto la polarización extrema que dominará el recinto, con peronismo y libertarios enfrentados mientras el resto de los bloques permanecía en silencio.

El desafío de Grabois se dio en un contexto donde el oficialismo buscó mostrar unidad y fuerza numérica, imponiéndose como primera minoría con 95 legisladores. Sin embargo, la performance del dirigente social consiguió romper la prolijidad que buscaba LLA, instalando una narrativa de resistencia visual y gestual que promete replicarse en las próximas sesiones parlamentarias.
Joyitas de una tarde caliente: entre gritos, cánticos y el “show” de Lilia Lemoine
Más allá del desafío de Grabois, la jornada estuvo llena de momentos que dejaron en claro la temperatura del nuevo Congreso. La presencia de Milei en el palco desató una ovación de su bloque al grito de “Presidente, Presidente”, que fue respondida por el peronista Aldo Leiva, quien se puso de pie para gritarle a la cara: “Presidente, la Patria no se vende”. La escena derivó en un duelo de hinchadas: mientras los libertarios replicaban con “Libertad, libertad”, el kirchnerismo atronaba con su propia consigna.
La diputada Lilia Lemoine protagonizó su propio espectáculo desde su banca. Ubicada a pocos metros del estrado de jura, hostigó sistemáticamente a miembros de la oposición, especialmente a los de izquierda como Nicolás del Caño y Romina del Pla, quienes inauguraron la tanda de juramentos. En paralelo, el peronismo instaló su propia fórmula: Teresa García inauguró la jura “por la libertad de Cristina Kirchner”, frase que fue repetida por varios legisladores de su espacio.

La tensión verbal cruzó límites cuando le tocó el turno a Jorge Taiana. Desde las gradas, un grito de “viejo tira bombas” interrumpió la ceremonia, lo que motivó la queja formal de la diputada opositora Paula Penacca. La legisladora exigió a la presidencia provisional, a cargo del radical Gerardo Cipolini, que “controle” a la tropa libertaria.
El operativo de seguridad también sumó malestar en la previa. Los pasillos del Congreso fueron bloqueados para permitir el ingreso de la comitiva presidencial, integrada por Karina Milei, Manuel Adorni y los ministros Diego Santilli, Mariano Cúneo Libarona y Alberto Presti (quien asistió con uniforme militar).
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