
JP Morgan ha ajustado a la baja su estimación de crecimiento para la economía argentina, en medio de la incertidumbre electoral y la volatilidad de las tasas de interés.
El banco estadounidense enfatizó que el Gobierno de Javier Milei logró evitar, en el Congreso, el impacto fiscal del aumento jubilatorio que propuso la oposición, aunque advirtió sobre la desaceleración del crédito y el enfriamiento de la actividad económica.
El informe publicado el pasado viernes reveló que la actividad económica en junio fue apenas un 0,5% superior al promedio del último trimestre del año anterior, pero un 0,6% inferior al nivel de diciembre y un 0,5% por debajo del máximo postpandemia alcanzado en 2022. Además, quedó un 0,8% por debajo del récord de noviembre de 2017, previo al notable freno en los flujos de capital.
El crédito en moneda local evidenció claras señales de desaceleración. Según JP Morgan, el crecimiento real del crédito al sector privado se aproximó al 1% en el segundo semestre, mientras que las elevadas tasas de interés han incrementado la morosidad tanto en hogares como en empresas. En contraste, el crédito en moneda dura mantuvo un crecimiento sostenido: 3% en los últimos 30 días y un 153% interanual.
Los indicadores adelantados para julio tampoco resultaron alentadores: las ventas de autos y la producción industrial registraron caídas mensuales de 10,4% y 2,8%, respectivamente. La producción de cemento y la actividad industrial privada también reflejaron contracciones. Las ventas minoristas, según la CAME, continuaron en descenso. Sin embargo, los ingresos fiscales ajustados por estacionalidad crecieron un 4,3% mensual, y las exportaciones, en términos de valor, aumentaron un 3,1% en comparación con el mes anterior.
El documento añadió que la recuperación desde el segundo trimestre del año pasado sigue siendo desigual, con sectores intensivos en mano de obra aún rezagados. Los rubros que impulsaron la recuperación desde abril de 2024 fueron los servicios financieros (27,5%), el comercio (8,3%), la construcción (12,2%), la industria (1,2%) y la minería (7,8%), todos ajustados por estacionalidad. Aun así, construcción e industria se encuentran por debajo de los niveles de 2017 y 2022: la actividad constructora cayó un 15% en junio frente a junio de 2022, mientras que la producción industrial se situó un 16,8% por debajo.
Recortamos nuestra proyección de crecimiento anual del PBI a 4,7% interanual (JPM)
En el ámbito financiero, la incertidumbre generada por las elecciones de medio término y las condiciones monetarias más restrictivas actuarán como freno sobre la actividad económica en la segunda mitad del año.
Por esta razón, JP Morgan ha ajustado su expectativa de crecimiento e indicó: “Recortamos nuestra proyección de crecimiento anual del PBI a 4,7% interanual”, desde el 5,3% que figuraba en informes anteriores. Para el tercer trimestre de 2025, proyectó una contracción del 0,8%, con una expansión promedio trimestral del 1,5% anualizado en el segundo semestre.
El informe subrayó que la actividad se desaceleró hacia finales del segundo trimestre: corregida por estacionalidad, retrocedió un 0,7% mensual en junio, tras una caída del 0,2% en mayo. A pesar de estos retrocesos consecutivos, el crecimiento trimestral resultó marginalmente positivo (0,3%), muy por debajo del 3,7% anualizado observado en el primer trimestre.
En el plano fiscal, la atención de la semana se centró en el Congreso, donde la oposición impulsó una votación para revocar los vetos del presidente Milei a leyes sobre pensiones y gasto en discapacidad. El Gobierno mantuvo el veto al aumento de las pensiones en la Cámara Baja, lo que representó “un triunfo político y evitó un costo fiscal de aproximadamente 1,2% del PBI”.
Simultáneamente, la Cámara Baja revocó el veto sobre la ley de emergencia en discapacidad, con un costo fiscal asociado del 0,3% del PBI. El proyecto se trasladó al Senado, donde se requiere una mayoría de dos tercios; si se revoca el veto, el Gobierno puede postergar el gasto hasta que exista un Presupuesto aprobado.
Según el informe, el superávit fiscal primario acumulado en julio alcanzó el 1,1% del PBI, y el resultado de caja neta fue del 0,3%. JP Morgan proyecta que el superávit primario anual llegue al 1,7% del PBI y el resultado total a un 0,4% del PBI en 2025.
En cuanto a los ingresos, los datos revelan que los ingresos reales aumentaron un 2,8% interanual en julio y un 4,2% mensual ajustado, situándose un 1,4% por encima del promedio de 2024. Sin embargo, aún se encuentran un 12,2% por debajo de los valores registrados en 2017, cuando la economía alcanzaba un punto máximo en el ciclo.
Respecto al gasto, el informe especificó que cayó un 1,3% interanual en julio en términos reales, aunque en comparación desestacionalizada aumentó un 5,5% mensual tras dos meses a la baja. El impulso sigue siendo negativo, con una contracción anualizada del 20,3% en el trimestre móvil. El gasto de capital alcanzó un mínimo histórico y las transferencias sociales se redujeron un 16,3% en comparación con el promedio de 2017-2023; los subsidios económicos, por su parte, descendieron un 50,5%.
Sobre las necesidades de financiamiento, el banco de inversión estimó que los vencimientos de deuda en pesos entre agosto y diciembre representan el 11,5% del PBI, de los cuales el 4,6% corresponde al sector privado. El programa financiero concluiría el año con un 80% de roll-over de deuda en pesos, bajando al 50% para el sector privado, considerando un 100% en el sector público.
Tasas inferiores al 100% requerirán tasas reales elevadas positivas y altos encajes para absorber el exceso de liquidez (JPM)
El informe destacó que este nivel de refinanciación es viable, aunque tasas inferiores al 100% demandarán tasas reales positivas y encajes altos para manejar el exceso de liquidez.
Finalmente, el banco advirtió que el impacto de las altas tasas reales sobre las cuentas fiscales es limitado a corto plazo, pero la normalización de las condiciones del mercado será crucial para asegurar la estabilidad fiscal y monetaria en el mediano plazo.