
A tres semanas de las elecciones generales estalló un terremoto político: José Luis Espert renunció a su candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. La decisión se produjo menos de 48 horas después de que el propio economista hubiera ratificado que seguía en carrera. La noticia sacude a La Libertad Avanza (LLA), que intentaba blindar la campaña en medio del ajuste y el malestar social.
El domingo pasado, PERFIL difundió documentación judicial que vincula directamente a Espert con un pago de 200.000 dólares en febrero de 2020, proveniente de la red que encabezaba el empresario argentino Fred Machado, hoy preso en Estados Unidos y acusado de narcotráfico, fraude y lavado. Se trata del mismo Machado al que el libertario agradeció públicamente en 2019 durante la presentación de su libro La Sociedad Cómplice en Viedma.
Según la denuncia, ese dinero integraba la contabilidad secreta de la organización criminal y habría sido utilizado para financiar su campaña. El dato más demoledor: desde que conoció a Machado, Espert incrementó su patrimonio en un 789%.
El comunicado en X y la defensa de Milei
Espert eligió la red social X para oficializar lo que hasta entonces eran rumores. Con tono enfático publicó un extenso mensaje titulado “Por la Argentina, doy un paso al costado”, en el que justificó su renuncia como un gesto personal para no entorpecer la campaña presidencial de Javier Milei.
“Puse a disposición mi renuncia a la candidatura a Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires y el Presidente Javier Milei decidió aceptarla. En estas elecciones la Argentina tiene, una vez más, la oportunidad de dar vuelta la página de su triste historia. (…) Esta es una operación claramente orquestada por un sistema que destruyó a la Argentina por décadas y sostenido por un despiadado juicio mediático hacia mi persona, al que no me seguiré prestando”, escribió el excandidato.
En su publicación, Espert intentó montar dos ejes: por un lado, presentarse como víctima de lo que definió una “operación” mediática y judicial; por otro, sostener que su renuncia era imprescindible para preservar el proyecto libertario a tres semanas de los comicios. “No puedo permitir que el proyecto de país que emprendimos con tanto esfuerzo se desmorone”, afirmó, y convocó a la militancia de LLA a “no dejarse intimidar” y a dedicar los próximos días a persuadir a los votantes.
El diputado también adelantó que peleará su inocencia en la Justicia “sin fueros ni privilegios” y se diferenció de lo que definió como la vieja política: “A diferencia de los que, ante cada campaña electoral, utilizan las mismas armas, yo no tengo nada que ocultar y demostraré mi inocencia ante la Justicia”.
El presidente Milei se sumó casi de inmediato al operativo de contención: compartió la publicación y la reforzó con un mensaje propio, en el que volvió a denunciar que la acusación contra Espert formaba parte de un intento por ensuciar la campaña oficialista:
“El proceso de cambio profundo que estamos llevando adelante es lo único que importa. No vamos a permitir que una operación maliciosa lo ponga en riesgo. (…) La Argentina siempre está por encima de las personas. Garantizar el cambio es más importante que cualquiera de nosotros. Aunque nos quieran ensuciar, no somos lo mismo. La Libertad Avanza o Argentina retrocede”.
El intercambio virtual entre Espert y Milei buscó blindar al oficialismo, pero en los hechos dejó expuesta la tensión interna: un postulante clave que hasta el viernes había sido ratificado tras una reunión en Olivos terminó cayendo acorralado por denuncias judiciales y periodísticas. La reacción presidencial también puso de manifiesto la preocupación del Gobierno por no perder la iniciativa frente a un escándalo que golpea su discurso anticorrupción.

La salida de Espert exhibe la fragilidad de la apuesta electoral libertaria. Milei aspiraba a teñir de violeta el mapa el 26 de octubre, pero la motosierra aplicada sobre jubilados, universidades y provincias, junto con la caída del consumo y de los ingresos, erosionó su capital político. Ahora, el frente anticasta aparece salpicado por causas judiciales y por acusaciones que lo ligan a narcos, empresarios oscuros y cajas opacas.
José Luis Espert ocupaba la presidencia de la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados, un puesto estratégico en la discusión económica. Ahora queda fuera de la boleta bonaerense, en medio de denuncias por inconsistencias patrimoniales, vínculos con un empresario acusado de narcotráfico y la aceptación pública de Milei.
La dimisión representa un golpe para el oficialismo: en lugar de mantener el eje en la inflación y en sus promesas de gestión, el Gobierno debe afrontar cuestionamientos sobre el origen de fondos, operaciones financieras poco claras y la pérdida de una figura central en plena campaña.
El 26 de octubre, las elecciones definirán si la sociedad respalda al oficialismo pese a estas controversias o si las dudas sobre la transparencia y el financiamiento pesan más que el relato del cambio.
gd