
El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, describió este lunes una realidad contundente: además de los sectores populares, “hoy se atiende a mucha clase media en los comedores”. El mandatario intensificó los controles sobre los centros comunitarios que distribuyen los alimentos, pero aun así se entregan por día “250.000 raciones”.
La cantidad de personas que concurre diariamente a los comedores es elevada: representa un 8% del total de la población de la Ciudad de Buenos Aires, que según el último censo asciende a 3.121.707 habitantes. Es un número relevante si se considera además la existencia de otros programas de asistencia, como la Prestación Alimentar, destinada a quienes perciben la Asignación Universal por Hijo.
“Hoy en día tenemos jubilados, clase media. Algunos están ubicados dentro de las villas o barrios populares. Algunos están en zonas más urbanas operados por parroquias, organizaciones sociales o iglesias evangélicas. Hoy se atiende mucha clase media en los comedores”, explicó el mandatario porteño en diálogo con radio Rivadavia este lunes.
La nueva composición social de quienes asisten a los comedores evidencia una coyuntura difícil de explicar con los indicadores oficiales. Un informe que aporta claridad es el Recomposición laboral regresiva. En busca del millón de pesos, del Instituto Gino Germani de la UBA, que advierte que el 72% de los trabajadores cobra menos de un millón de pesos por mes, en un contexto de aumentos en alquileres y tarifas.

Desde el inicio de su gestión, Macri acrecentó el control de los comedores para evitar manejos fraudulentos. Puso en marcha un sistema con QR mediante el cual cada persona certifica que le fue entregada una ración. Con ese procedimiento, el Gobierno porteño detectó 40 comedores de los 500 con los que trabajaba que no prestaban servicio o que recibían más alimentos de los que justificaba la cantidad de gente atendida.
“Cambiamos la lógica. Dejamos de pensar en acordar con alguien que intermedie en la relación y fuimos directamente a una relación con el beneficiario de los comedores. Nosotros ya no acordamos más la política de alimentación con (Juan) Grabois o (Emilio) Pérsico, o quien fuera”, sostuvo el mandamás porteño.
“Tenemos una aplicación y cada vecino que va al comedor certifica con un QR en su celular cada vez que retira una ración”, explicó Macri. Antes, el control de los comedores era más complejo. “¿Por qué era difícil chequearlo? Porque si vas a una inspección es fácil que te junten 50 o 60 personas que aparezcan en ese comedor y que digan que fueron a comedor ese día”, indicó.
“Entregamos alrededor de 250 mil raciones de comida por día. Es un montón. Alrededor de 6.000 raciones no se lograron justificar y por eso se cerraron esos 40 comedores”, detalló.
“Yo le doy el derecho a la gente sin intermediación y el comedor que trabaje bien va a recibir todas las raciones que necesite para poder dar comida con proteína, con verdura, con frescos, pero no esta lógica de ‘recibo la comida acá y me la llevo a la provincia o la uso para hacer política’. Eso no”, resaltó.
El mandatario porteño destacó que amplió otras prestaciones sociales. “También lo tenemos con la tarjeta Ciudadanía Porteña, que la extendimos para que los jubilados la puedan usar con medicamentos. Hay gente a la que no le gusta pedir comida, pero la necesita”, apuntó.
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