Jueves, 15 de mayo de 2025   |   Nacionales

Jesús Huerta de Soto: la influencia del asesor presidencial

Jesús Huerta de Soto: la influencia del asesor presidencial

La Adoración de Javier Milei por Jesús Huerta de Soto

Javier Milei tiene pocos ídolos vivos, y uno de ellos es un español que viste un traje cruzado y no levanta la voz: Jesús Huerta de Soto. Este economista anarcocapitalista fue recibido en Buenos Aires como un prócer durante su visita a Argentina. No es una exageración: el Presidente lo vio en cuatro ocasiones en una semana, lo aplaudió, le otorgó una condecoración, un diploma, y hasta irrumpió en un set de televisión como un fanático antes de condecorarlo en la Casa Rosada, cerrando su visita con un toque de mármol y gloria.

La relación entre ambos tiene un matiz casi religioso. Milei lo considera una figura que combina rasgos de Moisés y San Martín, mientras que Huerta de Soto lo ve como un Mesías armado con una motosierra.

Primer acto: La Quinta de Olivos

El miércoles por la noche, en la Quinta de Olivos, se llevó a cabo una reunión privada, sin cámaras, discursos ni catering. En esa cita participaron Milei, Huerta de Soto, su esposa y Philipp Bagus, un economista alemán y colaborador cercano del español.

Segundo acto: En el estudio de televisión

Al día siguiente, en el canal América, Huerta de Soto estaba en plena entrevista con Antonio Laje cuando, de manera inesperada, Milei irrumpió en el set. Sonriendo, lo abrazó con entusiasmo.

Tercer acto: Doctorado Honoris Causa

Unas horas más tarde, Huerta de Soto recibió el título de Doctor Honoris Causa en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). ¿Y quién mejor que su alumno estrella, Milei, para hacer la entrega? Milei interrumpió su agenda antes de un vuelo a Roma, donde iba a participar en el funeral de Francisco, para asistir al evento. Este gesto fue simbólicamente importante, dado que Huerta de Soto ha sido un crítico acérrimo del fallecido Papa, a quien acusaba de promover una visión estatista del bienestar y de no comprender la economía de mercado, justificando la existencia del Estado, que él considera “la encarnación del Maligno”.

Cuarto acto: La Casa Rosada

Finalmente, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, Milei, tras su regreso del Vaticano, otorgó a Huerta de Soto la Orden de Mayo, la máxima distinción que puede conceder el Estado argentino a un extranjero.

Orígenes de la admiración

Este vínculo no surgió en un congreso ni en una videoconferencia académica; se gestó, como muchas historias del siglo XXI, en YouTube. Entre 2009 y 2010, Milei consumía las clases del economista español, subidas por Fernando Díaz Villanueva, otro divulgador libertario. En esas grabaciones, Huerta de Soto explicaba sobre precios, propiedad y la fantasía del socialismo. Milei escuchaba atentamente y asentía. Así, fue construyendo su cosmovisión, un dogma, una cruzada.

Las ideas impactaron en Milei más que cualquier experiencia de vida. La prueba de ello está en sus discursos, publicaciones y en la dedicatoria manuscrita que Huerta de Soto le hizo en uno de sus libros, en la que lo define como “líder de la libertad y modelo para el mundo”. Milei, por supuesto, compartió esta dedicatoria en sus redes. No solo se trataba de un elogio, sino de una bendición.

Desde entonces, la admiración ha sido recíproca. Huerta de Soto se ha sumado al fenómeno del mileísmo, comparándolo con Ludwig Erhard y el milagro alemán. Asegura que Argentina está llevando a cabo una revolución ideológica sin precedentes, afirmación que hace sin ruborizarse ni contextualizar. Milei, agradecido.

Ideario compartido

La base de esta admiración no radica en la política, sino en la teoría. Comparten dogmas que no se negocian ni discuten: el déficit fiscal es un pecado, los impuestos son un saqueo, el Estado es un parásito, la educación pública una estafa, las pensiones una farsa y la justicia social un invento de resentidos.

Para Huerta de Soto, el Estado no solo es innecesario; es incluso imposible. Milei reformula esa idea: el Estado es la causa de la decadencia argentina. La diferencia radica en el tono. Uno habla como quien explica un teorema, el otro como quien invoca a Conan desde la cima de un atril. Esta afinidad conceptual transforma su relación en algo más que simpatía: se convierte en una alianza. Milei se ve como el ejecutor político de una teoría que encuentra en Huerta de Soto un corpus cerrado, ordenado y listo para aplicar. Lo que en otros países podría considerarse una utopía de nicho en Argentina asume la forma de decreto y firma presidencial.

Y Huerta de Soto, que en España es una figura marginal entre economistas, es aquí considerado un patriarca, un guía, un padre fundacional de una Nueva Argentina que, según él, podría convertirse en una potencia global si se mantiene firme en su plan.

La admiración entre Milei y Huerta de Soto no es casual. Es la columna vertebral de un experimento político inédito, un cruce entre teoría económica, fe libertaria y una voluntad de poder inflexible. Argentina se presenta así como el laboratorio del anarcocapitalismo, con Milei como su apóstol y Huerta de Soto como su profeta.

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