
Según Nicola Cherubin, responsable del Rescate Alpino de San Vito di Cadore, el montañista británico “declaró no estar al tanto del cierre del sendero y no haber visto los carteles”.
El hombre, agregó, “tuvo suerte de sobrevivir”.
A las 15:30, cuando se encontraba a 2.400 metros de altitud y en plena zona de desprendimientos, el excursionista solicitó ayuda al verse atrapado por la caída de rocas. La operación de rescate resultó especialmente compleja debido a la densa niebla que cubría la montaña, lo que impidió inicialmente el vuelo de los helicópteros.
Un rescate “fulminante”
El rescate definitivo se llevó a cabo cuando despegó desde Treviso el helicóptero Leone. Los equipos localizaron al montañero en el epicentro de la zona de deslizamiento, desde donde fue evacuado mediante una “maniobra fulminante” para evitar nuevos desprendimientos, según reportó la edición local del Corriere della Sera.
La operación movilizó dos helicópteros y más de una decena de especialistas, con un costo total que se desglosa en 11.160 euros por el vuelo (más el 22% de IVA), 200 euros por la activación del equipo de rescate terrestre y 50 euros por cada hora de intervención, hasta un máximo de 700 euros.
“Los helicópteros no son taxis”
Giuseppe Dal Ben, comisionado de la autoridad sanitaria Ulss 1 de las Dolomitas, ha lamentado que este tipo de incidentes evitables sobrecarguen un sistema de emergencias ya de por sí saturado. “Los helicópteros son fundamentales para operaciones donde el tiempo es determinante en ambientes difíciles. Precisamente por eso es importante que no se utilicen como taxis, poniendo en riesgo no solo a los equipos de socorro, sino también a quienes realmente necesitan ayuda”, declaró.
Tras el rescate, las autoridades decidieron cerrar más senderos e instalar barreras físicas adicionales para disuadir a futuros montañeros imprudentes. “Esta medida pretende proteger la seguridad tanto de los transeúntes como de los propios rescatadores”, explicó el CNSAS en un comunicado.
La normativa regional italiana, establecida en 2011, prevé la facturación de los rescates en determinadas circunstancias, especialmente cuando se trata de actividades de alto riesgo realizadas sin las precauciones necesarias. En este caso, el elevado costo también refleja las consecuencias económicas del Brexit para los ciudadanos británicos, que han perdido las ventajas de reciprocidad de las que siguen disfrutando los ciudadanos europeos.