Miércoles, 6 de agosto de 2025   |   Internacionales

Italia da luz verde al puente colgante más largo del mundo que conectará las costas del estrecho de Mesina

El gobierno de Meloni da luz verde al proyecto de 13.500 millones de euros que unirá Sicilia con el continente mediante una estructura de 3.300 metros de longitud. Las obras podrían comenzar en septiembre y concluir hacia 2033
Italia da luz verde al puente colgante más largo del mundo que conectará las costas del estrecho de Mesina

El gobierno italiano aprobó este miércoles el proyecto definitivo para la construcción del puente sobre el estrecho de Mesina, una monumental obra valorada en 13.532 millones de euros que conectará por primera vez la península italiana con la isla de Sicilia, estableciendo lo que será el puente colgante más extenso del mundo.

La aprobación fue concedida por el Comité Interministerial para la Planificación Económica y el Desarrollo Sostenible (Cipess), después de analizar la documentación técnica y financiera presentada por el Ministerio de Infraestructuras y Transportes, así como por las empresas implicadas en el proyecto.

El ministro de Infraestructuras y viceprimer ministro, Matteo Salvini, informó en una rueda de prensa que espera “iniciar las obras, así como los trabajos y las expropiaciones entre septiembre y octubre”, una vez que el Tribunal de Cuentas dé su visto bueno final. Salvini calificó el proyecto como una “obra sin precedentes en el mundo” y un “proyecto de ingeniería fascinante” que impulsará el desarrollo económico del sur de Italia.

La estructura que conectará la isla y la península será el puente colgante más largo del mundo, con un vano central de 3.300 metros. Esta estará sostenida por dos torres de 399 metros de altura, planteadas en las costas de Calabria y Sicilia, unidas mediante cuatro cables de suspensión.

El puente contará con tres carriles de carretera en cada sentido, dos carriles de servicio y dos vías ferroviarias en el centro. El tablero tendrá un ancho de 60,4 metros y una altura de 72 metros sobre el nivel del mar, permitiendo el tránsito de embarcaciones de gran calado.

De acuerdo con estimaciones oficiales, una vez finalizado entre 2032 y 2033, el puente tendrá una capacidad máxima de hasta 6.000 vehículos por hora y 200 trenes diarios, reduciendo drásticamente el tiempo de viaje entre Calabria y Sicilia de las actuales dos o tres horas en ferry a tan solo 15 minutos por carretera y 10 minutos en tren.

La construcción del puente que unirá la región de Calabria con la ciudad de Messina es una propuesta que se examina desde 1971. El ex primer ministro Silvio Berlusconi relanzó el proyecto durante su segundo mandato (2001-2006) como uno de sus grandes anhelos, aunque nunca se llegó a colocar la primera piedra.

Los intentos de edificar un puente sobre el estrecho de Mesina tienen raíces que se remontan a épocas antiguas. Según el cronista romano Plinio el Viejo, en el año 252 a.C., un cónsul logró trasladar 100 elefantes de guerra capturados desde Sicilia hasta la península italiana utilizando balsas compuestas por “filas de barriles atados”.

En 2005, Berlusconi otorgó el primer contrato de 3.900 millones de euros para el puente, pero fue archivado meses después con la caída de su gobierno. Al regresar al poder dos años más tarde, intentó revivir el proyecto, pero fue cancelado nuevamente en 2011 durante la crisis de deuda soberana europea.

Los costos han aumentado significativamente: de 4.400 millones de euros estimados hace dos décadas, a los actuales 13.500 millones.

El gobierno de Giorgia Meloni ha reinterpretado el proyecto no solo como una obra de desarrollo económico, sino como una infraestructura estratégica crucial para la seguridad nacional. Italia ha prometido incrementar su gasto en defensa al 5% del PIB en la próxima década como parte de sus compromisos con la OTAN, destinando un 1,5% del PIB a infraestructuras estratégicas.

“El puente del estrecho de Mesina representa una infraestructura fundamental para la movilidad militar, considerando la presencia de importantes bases de la OTAN en el sur de Italia”, afirmaron las autoridades italianas en un informe de abril.

No obstante, expertos como Alessandro Marrone del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma cuestionan esta justificación, argumentando que la prioridad de la OTAN es facilitar el despliegue rápido de tropas hacia el este europeo en caso de un ataque ruso.

Marrone indicó al Financial Times que Italia debería centrarse en mejorar los puertos, aeropuertos y carreteras de las regiones donde están estacionadas sus tropas: “Si hay que ir hacia el este, hay que hacerlo a través del Adriático, por vía aérea o por los Alpes”.

Se espera que el proyecto movilice más de 23.000 millones de euros en inversiones totales y genere aproximadamente 120.000 puestos de trabajo durante su ejecución. El consorcio Eurolink, liderado por la empresa italiana Webuild y que incluye la participación de 235 compañías—entre ellas la española Sacyr con un 22,4% de participación—, así como empresas japonesas y danesas, se adjudicó la obra.

Sin embargo, el proyecto enfrenta oposiciones. Diversas asociaciones ciudadanas y medioambientales han denunciado los posibles daños al ecosistema marino del estrecho de Mesina y alertan sobre el riesgo de infiltración de mafias locales, como la ‘Ndrangheta en Calabria y Cosa Nostra en Sicilia.

La Dirección de Investigación Antimafia ha advertido en múltiples ocasiones sobre estos peligros, por lo que no se descarta que se presenten denuncias legales contra el proyecto.

Los residentes de Messina también se han movilizado para intentar frenar el proyecto, que requerirá cambios masivos en la ciudad, incluyendo la reubicación de la estación de tren y la demolición de algunos barrios.

A pesar de las controversias, el gobierno ha descrito el puente como “infraestructura estratégica” y de “interés nacional” para completar las redes transeuropeas de transporte, considerándolo un “acelerador del desarrollo” para dos de las regiones más desfavorecidas de Italia.

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