
El Ejército de Israel acusó este martes a una unidad de Hezbollah de haber asesinado a cuatro figuras libanesas que, según su versión, representaban una amenaza para el grupo al intentar revelar su presunta responsabilidad en la explosión del puerto de Beirut en 2020. Las declaraciones provienen del portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel, Avichai Adrai.
Según Adrai, la unidad 121 de Hezbollah eliminó a empleados del puerto, a periodistas y a un colaborador del Ejército libanés para impedir que denunciaran un supuesto almacenamiento de nitrato de amonio por parte de la organización.
Señaló que las víctimas habían manifestado sospechas o manejaban información sensible sobre las causas del estallido, y afirmó que el grupo chií actuó por “temor” a que se conocieran los vínculos entre su actividad y el material almacenado.
El homicidio del jefe de aduanas Joseph Skaff, ocurrido en 2017 y oficialmente atribuido a una caída desde altura, figura entre los casos mencionados por Adrai. También citó el asesinato del responsable de la unidad anticontrabando, Munir Abu Rjeili, apuñalado en 2020. Ambas muertes generaron especulaciones en su momento, aunque ninguna investigación judicial concluyó que existiera un móvil político o relación con Hezbollah.
El portavoz añadió el asesinato del fotógrafo Joe Bejjani, abatido a tiros en 2020 cuando salía de su casa. Bejjani había trabajado con el Ejército libanés y fotografiado instalaciones militares, lo que alimentó teorías sobre la motivación del ataque, si bien la investigación no ha hallado pruebas concluyentes sobre sus responsables.
La lista se completa con el activista y analista Lokman Slim, crítico de Hezbollah, asesinado en 2021. Su muerte provocó una fuerte condena internacional, aunque tampoco ha habido avances judiciales significativos.
El grupo terrorista ha negado reiteradamente cualquier vínculo con estos crímenes y también su implicación en la explosión del puerto de Beirut, que dejó más de 200 muertos, miles de heridos y devastó amplias zonas de la capital.
Las autoridades libanesas mantienen investigaciones abiertas, pero el proceso se ha visto obstaculizado por presiones políticas, recusaciones de jueces y disputas institucionales que han paralizado los trabajos durante largos periodos.
La explosión del 4 de agosto de 2020 fue causada por la combustión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas durante años sin medidas de seguridad adecuadas, según los informes iniciales de expertos y organismos internacionales.
La responsabilidad directa sobre la gestión del cargamento sigue sin definirse plenamente debido al bloqueo judicial. Diversas instancias internacionales han pedido una investigación transparente e independiente.
Las acusaciones formuladas por Israel se producen en un contexto de fuerte tensión en la frontera entre ambos países desde el estallido de la guerra en Gaza en octubre de 2023.
La denuncia de Adrai añade presión a un debate interno libanés que lleva años atascado. Familiares de las víctimas de la explosión, organizaciones civiles y sectores políticos reclaman una investigación creíble capaz de atribuir responsabilidades sin interferencias, mientras la élite tradicional del país ha evitado asumir costos políticos sobre la gestión negligente del puerto.
Las autoridades libanesas no han reaccionado de inmediato a las nuevas acusaciones israelíes. Mientras tanto, el proceso judicial continúa en suspenso y, sin un marco institucional sólido, las versiones enfrentadas seguirán alimentando un caso que se ha convertido en un espejo de la crisis libanesa.




