
El regreso de los restos del sargento Juan Bautista Cabral a su ciudad natal de Saladas, Corrientes, estuvo a punto de frustrarse esta semana debido a una serie de desinteligencias administrativas, advertencias del Ministerio de Defensa y una creciente tensión política relacionada con la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Aunque el acto conmemorativo se llevará a cabo este sábado como estaba previsto, el homenaje a uno de los héroes de la independencia argentina se vio envuelto en una inesperada trama burocrática y política.
En Saladas, Cabral se erige como un símbolo fundamental de identidad y memoria. Sus restos han sido reclamados durante más de 80 años y, según la intendencia, el evento de este sábado incluirá la recepción oficial de una porción simbólica de los restos que descansaban en Santa Fe, además de un desfile cívico-militar y un festival popular. Sin embargo, en los días previos, funcionarios nacionales alertaron que el procedimiento para autorizar el traslado no estaba completo y que había el riesgo de que fuera revocado.

El propio intendente Noel Gómez comentó que recibió una llamada “molesta” de Mónica Susana Capano, funcionaria de la Comisión Nacional de Monumentos, quien le advirtió que había sido cuestionada por Defensa y Cultura por haber autorizado el traslado sin la intervención formal de estas carteras. “Fue una situación triste porque para los correntinos era un acto trascendental”, expuso Gómez, y aseguró que desde 2022 se venía trabajando para concretar este homenaje.
Para el Gobierno, no hay certeza científica sobre la identidad de los restos que se trasladarán: aunque se conocen los nombres de los Granaderos caídos, en la mayoría de los casos falta información individual y pruebas de ADN. “No es factible separar y trasladar restos sin plena certeza sobre los mismos”, advirtieron fuentes oficiales. Por ello, decidieron no enviar personal militar al acto.
Villarruel, confirmada
Las alertas desde la Nación coincidieron con otra fuente de inquietud: la invitación formal a la vicepresidenta Victoria Villarruel, que fue confirmada por el municipio. Aunque no se emitieron declaraciones oficiales al respecto, su participación en actos relacionados con la historia militar suele generar fricciones dentro del oficialismo, especialmente por sus posiciones personales sobre el pasado reciente. La incertidumbre sobre su asistencia alimentó rumores de que algunos sectores del Gobierno intentaron frenar el acto por razones políticas.
La intendencia defendió la legalidad del proceso y la amplitud institucional de las invitaciones, que también incluyeron al presidente Javier Milei. Finalmente, tras una semana de gestiones tensas, llamados cruzados y correcciones administrativas, las áreas nacionales involucradas ratificaron la autorización. Resultó clave la intervención del ministro de Defensa, Luis Petri, con quien funcionarios de Saladas mantuvieron comunicación directa.
“Estamos más que tranquilos de haber hecho todo correctamente”, afirmó Gómez. Este viernes, el secretario de Gobierno municipal, Nicolás Guidobono, confirmó que “los actos se llevarán a cabo tal como estaban previstos y lo importante es que Cabral regresa”. Para la comunidad saladeña, el conflicto quedará como un recuerdo incómodo de una semana marcada por tensiones políticas, burocracia y demoras que, por poco, eclipsan un momento largamente aguardado.
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