Sábado, 19 de julio de 2025   |   Economía

Industriales enfrentan presión por dólar alto y costos en alza, con un panorama sombrío para lo que queda de 2025

La presión impositiva y la apertura comercial debilitan el panorama fabril, mientras la suba del tipo de cambio no logra revertir el estancamiento del consumo ni las dificultades productivas
Industriales enfrentan presión por dólar alto y costos en alza, con un panorama sombrío para lo que queda de 2025

El aumento en la cotización del dólar se ha convertido en un elemento clave para los balances de las empresas industriales. El tipo de cambio minorista en el Banco Nación se fijó en $1.195 el 24 de junio y, en menos de un mes, alcanzó los $1.300. Según la Unión Industrial Argentina (UIA), esta alza, cercana al 9%, alivió parcialmente algunas variables del sector, aunque alteró el panorama general, caracterizado por baja actividad, incremento de costos y la presión de la competencia externa.

La UIA advierte que la industria enfrenta actualmente un contexto con múltiples motivos de preocupación. El primero es la escasa evolución de la actividad productiva, que, aunque se recupera suavemente, mantiene una elevada capacidad ociosa, con meses de crecimiento y otros de caídas. Las cifras de Indec reflejan subas desestacionalizadas de 2,6% y 2,2% en abril y mayo, respectivamente, aunque la situación varía considerablemente entre sectores.

Además, la actividad sigue por debajo de los niveles de finales de 2023 (aunque levemente) y un 10% por debajo de 2022 y 2023. Los resultados de junio aún no están disponibles, pero los empresarios aseguran que tanto junio como julio no arrojarán buenos balances.

La actividad continúa por debajo de los niveles de fines de 2023 (aunque levemente) y 10% por debajo de 2022 y 2023. Los números de junio y julio no presentan buenos resultados

Las ramas manufactureras con mayor competitividad externa, como la automotriz y la de motos, constituyen excepciones en una industria donde predomina la cautela. Según la UIA, la mayoría de las empresas sobrevive en la actualidad gracias a los buenos años anteriores. Por ello, logran sostenerse, aunque no hay sectores que muestren mejoras significativas.

Tipo de cambio más favorable

El segundo punto de preocupación para los industriales es la falta de un tipo de cambio competitivo y la apertura comercial, que favorece las importaciones de productos terminados.

El tercer aspecto se refiere a la agenda estructural de costos, cuyo impacto en la competitividad nacional permanece sin solución.

“Lo relevante es avanzar hacia un esquema cambiario más flexible y adaptativo que acompañe de manera más eficaz la dinámica macroeconómica y la realidad productiva del país. Sin embargo, la mejora estructural sigue siendo la competitividad sistémica”, enfatizó el presidente de la UIA, Martín Rappallini, quien detalló que esto implica trabajar sobre cinco pilares fundamentales:

  • Un sistema tributario más simple y eficiente
  • Un marco laboral que fomente la formalización y el empleo
  • Acceso al financiamiento para la inversión y el crecimiento
  • Infraestructura física y logística moderna
  • Una sólida base de educación técnica que potencie el capital humano

En sintonía con este diagnóstico, otro dirigente de la central fabril comentó a Infobae: “Que suba un poco el dólar genera cierta sensación de que no hay una obsesión con un crawling peg del 1%. Hoy eso se relajó. Pero para sostenerlo, suben las tasas de interés, lo cual representa un problema para la industria. Es decir, no es que una variable resuelva todos los problemas. La percepción es que la actividad avanza lentamente.”

Sobre el nuevo régimen cambiario, que provocó el aumento de la cotización del dólar a $1.300 en pocas semanas, algunos empresarios evaluaron positivamente que haya dejado de ser un ancla fuerte en la formación de precios, ya que esto supone un alivio en términos de competitividad; sin embargo, no es suficiente en el contexto actual.

Para Elio del Re, empresario metalúrgico y presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), “la mejora del tipo de cambio oficial no representa un cambio sustancial para el sector metalúrgico”. Aunque reconoce que es una “variable importante”, no es la única. Se requieren políticas industriales previsibles y medidas microeconómicas sectoriales que permitan potenciar el desarrollo. Explicó que “la prioridad es recuperar la demanda, porque los niveles de utilización de la capacidad instalada están en niveles muy bajos.”

Se requieren políticas industriales previsibles y medidas microeconómicas sectoriales que permitan potenciar el desarrollo (Del Re)

Asimismo, Miguel Angel Rodríguez, propietario de la firma de pinturas Sinteplast, expresó: “El incremento del tipo de cambio no compensa aún la deficiencia del costo argentino. Ayuda algo en términos de competitividad, pero no resuelve el problema de fondo.”

Según indicó, los precios no han aumentado desde el verano, aunque los costos siguen en alza: “El dólar creció y los impuestos son los mismos. Estoy buscando continuamente cómo mejorar los costos y buscando insumos más baratos.”

El caso de Aluar ilustra de manera clara la disparidad de desafíos según el grado de internacionalización del negocio. Su presidente, Javier Madanes Quintanilla, minimizó la mejora que podría recibir por el aumento del dólar debido a su capacidad exportadora. “Después del 50% de aranceles de Trump, todo lo demás parece ilusorio. Por ahora, nos estamos concentrando en eso, que es muy dramático”, subrayó.

¿Traslado a precios del tipo de cambio?

El traslado de la suba del dólar a los precios, en el contexto actual, se ve limitado por la débil demanda. Desde la UIA explicaron: “Cuando el dólar sube, los precios de los bienes transables, tarifas y salarios pueden ajustarse, pero actualmente esos mecanismos están rezagados. Por ello, el impacto en los precios es limitado.”

Los empresarios sostienen que la estabilidad de precios tampoco responde a factores fiscales. Muchos indican que, si se corrigieran gravámenes como el Impuesto al Cheque o Ingresos Brutos, que afectan cada venta y reducen la facturación neta, el sector podría recomponer márgenes sin trasladar los aumentos a precios y avanzar en ajustes internos significativos.

Si se corrigieran gravámenes como el Impuesto al Cheque o Ingresos Brutos, el sector podría recomponer márgenes sin trasladar los aumentos a precios y avanzar en mayores ajustes internos

En relación con la demanda, a pesar del ajuste cambiario y cierta contención de precios, el consumo interno no muestra señales de recuperación relevante. El empleo sigue estancado y el consumo se mantiene en niveles bajos o en descenso. El análisis de la UIA señala que el principal motor de recuperación en los primeros meses de 2024 fue la inercia salarial, tras la devaluación y la caída de la inflación. Sin embargo, esa fuente de ingresos adicionales ha perdido impulso y la inversión privada no se reanuda.

Las fuentes consultadas detallaron que, ante la imposibilidad de competir con productos importados, muchas empresas optaron por la importación directa, modificando su modelo de negocios: cerraron líneas de producción propias, redujeron personal y concentraron su estructura en la comercialización y logística de productos terminados.

Los empresarios subrayaron la dificultad para mantener el empleo y la producción nacional frente al avance de las importaciones, incluso utilizando los canales de distribución locales existentes.

Algunas compañías transformaron sus plantas en centros de distribución y menguaron la dotación vinculada a la manufactura, priorizando el área comercial.

Las expectativas de mejora en el desempeño sectorial dependen de una reforma fiscal y de la recuperación de la demanda, más allá de las fluctuaciones del tipo de cambio. Un incremento mayor del dólar podría frenar las importaciones, pero generaría un aumento de costos, complicando aún más el traslado a precios.

La prioridad para la industria, en un escenario de mayor apertura, es reactivar el consumo y competir en igualdad de condiciones con los productos importados, lo que solo se logrará con una menor presión tributaria.

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