La decisión del Gobierno de autorizar hoy a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) a “disponer, enajenar y/o transferir”, entre otros terrenos, 41 hectáreas que tiene el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la estación experimental de Cerrillos, Salta, despertó preocupación entre los trabajadores locales del organismo, según pudo saber LA NACION, y generó además incertidumbres sobre el proceso. El predio fue incluido en el decreto 765/2025 de Javier Milei, que desafectó otras parcelas y que, según interpretaron, tiene como objetivo recaudar fondos, disminuir gastos de mantenimiento y achicar la estructura del Estado.
En agosto pasado, mediante un “permiso de uso precario y gratuito con compromiso de compra” se había alcanzado un acuerdo por ese predio entre el gobernador Gustavo Sáenz y el presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Nicolás Alberto Pakgojz. El destino previsto era el Instituto Provincial de Vivienda (IPV), con el fin de desarrollar proyectos de urbanización destinados a mitigar el déficit habitacional.
Sin embargo, con el decreto 765/2025, dijeron a este medio desde el interior del INTA salteño, volvieron a surgir dudas porque el texto habla de “disponer, enajenar o transferir”. LA NACION intentó obtener la versión de las autoridades provinciales y nacionales sobre el futuro de las tierras, pero no recibió respuestas a los pedidos.
Una imagen aérea del predio
Cabe recordar que el primer avance sobre el lugar se había realizado sin el aval del Consejo Directivo del INTA, que con el tiempo expresó su “no objeción” a la iniciativa y firmó actas que respaldaron la decisión. Sus integrantes acordaron no oponerse a la cesión de la fracción ubicada sobre la ruta nacional 68 y la Circunvalación Sureste, en Cerrillos, bajo ciertas condiciones: que el gobierno provincial mantuviera el compromiso de atender las necesidades del organismo y que, en caso de concretarse la compra, el INTA recibiera la participación económica que le correspondiera.
El predio había quedado en custodia del equipo de INTA Cerrillos y era utilizado como experimental
Más allá del decreto de hoy, el avance sobre esta propiedad se encuadra en la normativa vigente de los decretos 636/2024 y 1382/2012, que facultan a la AABE a otorgar permisos, transferir o enajenar inmuebles del Estado sin requerir la conformidad del organismo ocupante, siempre que no se vea afectado el uso original.
En la estación experimental, donde fueron designados como “custodios de las tierras”, reina el malestar. Según relataron a LA NACION, el equipo técnico las ha venido utilizando en los últimos años: en la última campaña se emplearon para una parcela de soja.
“Entendíamos que seguíamos en custodio de las tierras”, comentaron fuentes de la experimental, que se mostraron sorprendidas por la publicación del reciente decreto, sobre todo por la falta de claridad. Señalaron que en el decreto anterior no se aclaró cómo se efectuaría el traspaso y advirtieron que, para “enajenar”, debería haberse realizado una tasación que no se llevó a cabo.
“Nos desafectan la propiedad y nos dejan como custodios. Las estuvimos usando, son tierras ubicadas sobre una autopista muy importante, y las estamos sembrando para mantenerlas ocupadas”, explicaron. El equipo de la experimental entendía que continuaba bajo esa figura, aunque sin poder de decisión. “Hoy nos enteramos de que se hizo la transferencia. La resolución habla de disponer, enajenar o transferir, por lo tanto, puede ser cualquier cosa”, puntualizaron, bajo reserva de identidad.
Del otro costado de la circunvalación, el INTA también tiene hectáreas productivas
Actualmente, la estación de Cerrillos administra 1105 hectáreas, de las cuales las 41 afectadas constituyen “una fracción muy importante”.
“No tenemos más información al respecto”, señalaron puertas adentro del INTA salteño. El predio tiene usos múltiples: producción agrícola, ensayos experimentales, actividades de investigación, zonas de recreación y bosque nativo, e incluso infraestructura histórica.
“Tenemos un casco muy importante que fue un edificio de los jesuitas y donde se firmó el Pacto de Cerrillos. Además, el campo brinda un servicio ecosistémico de regulación hídrica: controlamos el escurrimiento de agua de lluvia del Valle de Lerma para evitar inundaciones. La presión urbana sobre el campo es muy fuerte, pero este espacio cumple una función ambiental”, explicó.
Según los técnicos del organismo, las obras realizadas redujeron considerablemente las inundaciones en la población aledaña, aunque advierten que quedaron proyectos inconclusos por falta de presupuesto. “Tenemos de un lado estas 41 hectáreas y del otro el resto del campo productivo”, detallaron. Aclararon que que el hecho de que el Gobierno enajene ahora esa fracción puede representar una amenaza para las hectáreas que permanecen al otro lado de la circunvalación: “Es un antecedente que no nos agrada y nos da un poco de miedo”.
Las tierras se cedieron al IPV salteño para urbanización
Para la experimental y el INTA, la transferencia de estas tierras “implica una pérdida”, y no solo en términos productivos. “Es también una pérdida en generación de conocimiento: los ensayos de campo que surgen de la estación se llevan a la práctica para probar avances tecnológicos a mayor escala. No se trata solo de tierra cultivable, sino de un espacio de experimentación, transferencia y vinculación con la comunidad”, precisó.



