Miércoles, 31 de diciembre de 2025   |   Campo

Incendios en La Pampa: denuncian muerte de ganado y crece el temor

Incendios en La Pampa: denuncian muerte de ganado y crece el temor

La postal se repite, pero con creciente intensidad. En las últimas semanas, los incendios forestales y rurales avanzaron sin pausa por el oeste y el sur de La Pampa y ya arrasaron al menos 83.000 hectáreas, provocando graves pérdidas productivas y poniendo en jaque a productores, bomberos y brigadistas. La actividad ganadera está comprometida y, según los productores, ya hay mortandad de hacienda.

El escenario se agravó el 26 de diciembre pasado, cuando las altísimas temperaturas, la gran carga de pasto seco y una seguidilla de tormentas eléctricas se combinaron en un detonante perfecto para la proliferación de focos ígneos. Las zonas más afectadas incluyen distritos como Jacinto Arauz, Santa Isabel, Rucanelo, Quehué, Utracán, Hucal y Guatraché, entre otros departamentos.

En el oeste pampeano, Marcelo Mendiara, productor de la zona de Victorica rumbo a Santa Isabel y El Pastoril, describió un panorama crítico marcado por la irregularidad de las lluvias. “Las tormentas no son como las que venían antes, que llovía en toda La Pampa. Ahora son nubes que capaz que le descargan 100 milímetros al vecino y a mí no me descargó nada”, explicó a LA NACION.

Según relató, incluso cuando se producen lluvias intensas, el alivio es efímero. “Con este calor desaparece la humedad en un instante. Se tiene que producir como un microclima de humedad que nunca llega para que dure; porque al otro día se seca y está todo complicado”, sostuvo.

El productor contó que en los últimos días fue testigo directo de cómo se originan muchos de los incendios. “A una legua de mi campo [unos cinco kilómetros] se prendió fuego el campo del vecino. A mí me llovieron más o menos 10 milímetros y a él no le llovió nada, le cayeron los rayos y se prendió fuego porque hay mucho pasto seco”, relató.

Mendiara también recordó que el 26 de noviembre pasado su establecimiento sufrió dos incendios simultáneos, donde se le quemaron 1250 hectáreas de las 7500 que tiene en total. “Se me quemó dos cuadros distintos el campo”, precisó, al tiempo que remarcó que los focos se repiten en distintos puntos de la provincia.

En su experiencia, no solo los rayos explican el inicio de los fuegos. “En la ruta, los camiones viejos juntan hollín en el caño de escape y largan chispitas. Me estaban diciendo los brigadistas que de la ruta también saben salir los fuegos”, señaló.

En su caso, las picadas en el campo fueron clave para frenar el avance del incendio. “Tengo picadas de ocho metros internas, en total 16 metros, por eso se apagaron solos los fuegos”, explicó. El establecimiento está dividido en potreros y protegido con picadas y cortafuegos.

La dinámica del viento es otro factor determinante, explicó Mendiara. Gza. Marcelo Mendiara

Por esas medidas, Mendiara logró evitar pérdidas de hacienda, aunque advirtió que no todos corrieron la misma suerte. “Gracias a Dios no me ha matado hacienda, pero sé de productores que perdieron animales”, afirmó.

La dinámica del viento es otro factor determinante. “Normalmente, con el viento sur viene la tormenta y caen rayos que provocan focos. Después cambia el viento y el fuego vuelve sobre lo quemado”, explicó, y agregó que la gravedad del incendio depende en gran parte de la altura del pasto y del monte.

Marcelo Rodríguez es productor agropecuario y vicepresidente segundo de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap). Coincidió en que las condiciones climáticas extremas complican cualquier intento de control. “Con 39 grados es muy complicado”, resumió.

Rodríguez detalló que, si bien algunas zonas lograron contener los focos, otras siguen siendo críticas. “Lo más complicado ahora es la zona de Jacinto Arauz donde, con la rotación de los vientos, se reiniciaron los fuegos”, indicó.

“El dato más doloroso es que hubo mucha hacienda quemada, aunque no está el número exacto de animales muertos”, sostuvo, al tiempo que explicó que la provincia llega a este escenario tras un año con lluvias muy concentradas en otoño. “Fue un otoño muy llovedor, después llovió poco; los campos del caldenal están muy empastados”, agregó.

Las condiciones climáticas extremas complican cualquier intento de control. “Con 39 grados es muy complicado”, resumió el dirigente de Carbap. Gza. Marcelo Mendiara

Las temperaturas extremas terminaron de cerrar el círculo. “Ayer hubo 46 grados y anteayer, 43. Las tormentas eléctricas, con muy poca lluvia, generan rayos y al no llover se inician incendios con tanta combustión”, señaló Rodríguez.

En el departamento Hucal, el productor Juan Matías Grun relató que los primeros grandes focos en la zona comenzaron el pasado viernes 26 de diciembre, tras una típica tormenta de verano. “Se iniciaron varios focos en la zona de las Salinas Grandes y la Colorada Grande”, contó.

El lunes pasado, la provincia envió un avión hidrante para reforzar el combate del fuego

Aunque el sábado parecía que la situación estaba controlada, el viento volvió a encender las alarmas. “En los montes parece que el incendio está apagado, pero los vientos lo reavivan”, explicó. El lunes pasado la provincia envió un avión hidrante para reforzar el combate del fuego.

“El gran problema que tenemos hoy son los vientos. Los focos se van controlando, pero después se reavivan y continúan haciendo daño”, insistió Grun, en referencia a la inestabilidad permanente del escenario.

El productor remarcó que el año fue atípico. “Venimos de un invierno y primavera muy llovedores, con mucha carga de pasto. Hoy, con temperaturas altas, el incendio es muy fácil para la gran masa de pasto que hay”, afirmó.

Mientras los focos permanecen mayormente controlados, dijeron, el temor sigue latente. Con pronósticos de calor extremo, vientos intensos y tormentas eléctricas, La Pampa enfrenta un “verano que se anticipa muy complicado”, con un territorio altamente combustible.

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