
Los datos de 2024 revelan que el 72,5% de los establecimientos ganaderos con hasta 250 cabezas concentran apenas el 20% del stock total. En contraste, los actores de mayor envergadura, que representan el 5,6% de los establecimientos, acumulan casi el 42% de la hacienda en grandes predios con más de 1000 cabezas. El 38% restante de la hacienda se distribuye entre el 21,9% de los establecimientos que cuentan con entre 251 y 1000 cabezas.
Desde 2012 hasta finales de 2024, se ha registrado una pérdida de solo el 1% del stock ganadero, mientras que el número de establecimientos cayó un 21%. Aquellos con menos de 250 animales experimentaron una reducción del 29%, disminuyendo la cantidad de bovinos en este segmento de 15,13 a 10,34 millones de cabezas (-38%).
Desde 2012 a fines de 2024 se ha perdido tan solo el 1% del stock ganadero, mientras que el número de establecimientos tuvo una caída del 21%
Por otro lado, la cantidad de establecimientos con más de 1000 cabezas creció un 23%, junto con un aumento del 19% en el total de bovinos que conforman este segmento.
El stock ganadero ha promediado los 53,78 millones, con un desvío estándar de 1,27 millones, situando el último dato de stock en la media. La faena promedio de la serie es de 12,8 millones de cabezas anuales, con un desvío del 9%, posicionando los valores de los dos últimos años por encima de la media y su desvío.
La producción neta anual en cabezas se calcula a partir de la diferencia entre el stock y las salidas por mortandad y faena, sumadas a las entradas (nacimientos). En la serie analizada, el promedio es ligeramente superior a los 13 millones, con un desvío del 4%, sin registro alguno fuera de este rango.
Además, los terneros obtenidos por vaca existente han ido en aumento, con un promedio de 0,63 terneros por vaca. El último dato de stock refleja un valor de 0,66 terneros por vaca, cifra que se sitúa por encima de la media y su desvío. En la evolución de la tasa de extracción, se ha incrementado cuatro puntos porcentuales, pasando de valores cercanos al 22% a más del 26%.
En cuanto al peso de la res, se ha mantenido relativamente estable a lo largo de la serie, con un promedio de 227 kg y un desvío del 1,3%. Es probable que el peso de la res siga en ascenso, como resultado del aumento en el precio relativo de los animales más pesados y la invernada. Una invernada costosa obliga a cargar más kilos por animal para incrementar el valor del kilo producido. La tendencia apunta a un crecimiento lento pero sostenido.
En términos monetarios, el precio promedio anual, expresado en pesos constantes (ajustado por IPC), del novillo se sitúa en el cuarto lugar a partir del acumulado hasta julio. El mejor precio promedio anual se registró en 2021, un 14,5% por encima del promedio actual. El máximo histórico de la serie corresponde a marzo de 2022, equivalente a 3610 pesos de julio de 2025, mientras que el mínimo ocurrió en abril de 2018, con un valor cercano a los 2075 $/kg. La media anual de la serie es de 2682 $/kg, con un desvío estándar del 11%.
La comparación de precios en dólares (considerando el tipo de cambio libre) también debe realizarse en moneda constante. Durante 2011, el precio promedio anual del kilo de novillo alcanzó el equivalente a 2,46 dólares de agosto del presente año. El promedio actual ocupa el cuarto lugar, detrás de 2011, 2016 y 2017. El valor mensual más alto se registró en junio de 2016 (2,76 u$s/kg), mientras que el mínimo se produjo en octubre de 2020 (0,82 u$s/kg). La media anual de la serie es de 1,72 u$s/kg, con un desvío superior al 28%.
El stock ganadero ha promediado los 53,78 millones con un desvío estándar de 1,27 millones. Esto ubica al último dato de stock dentro de la media ALEJANDRO OCHOA
En relación con las relaciones del gordo con las categorías de invernada y cría, estas son indicativas de la fase del ciclo ganadero en que nos encontramos. Una demanda robusta del gordo genera una demanda aún más firme por parte de las categorías de invernada, lo que a su vez eleva los precios de cría. Durante la liquidación de 2007/2008, se requerían solo 1,08 y 1,15 kilos de novillo para adquirir 1 kilo de ternero, mientras que en 2011, en una fase de retención, eran necesarios 1,44 kilos de novillo. Actualmente, se precisan algo más de 1,3 kilos de novillo para comprar 1 kilo de ternero; en comparación, durante la fase de retención plena para esta época del año, se necesitaban valores superiores a 1,45.
En el caso de los vientres, durante la liquidación de 2009 se requerían 378 kilos de novillo para comprar una vaquillona preñada. En la fase de retención que le siguió, se necesitaban 543 kilos de novillo. Hoy, con alrededor de 440 kilos de novillo, es posible adquirir una vaquillona preñada. Las relaciones de precios entre las diferentes categorías no parecen indicar el inicio de un cambio brusco en la fase del ciclo ganadero.
La situación del maíz es actualmente favorable para su utilización: la relación se sitúa por encima del promedio y solo por debajo de los valores registrados en 2014/15. La cantidad de kilos de carne necesaria para pagar un salario de peón rural es apenas inferior al promedio de la serie.
Factores que pueden afectar la demanda:
El factor determinante para que se modifique la fase del ciclo ganadero es el resultado económico de la actividad de cría. Si bien en la actualidad es positivo, no alcanza sus máximos históricos. Además, para poder retener, se requieren recursos forrajeros que han mermado en los últimos años debido a adversidades climáticas. Reponer las cadenas forrajeras que permitan aumentar la carga requiere dos elementos fundamentales: tiempo y capital.
En la actualidad, el 87% de los establecimientos (que concentran el 58% del ganado) cuentan con menos de 1000 cabezas. Estos son altamente dependientes del flujo de dinero que genere la propia explotación, lo que hace probable que necesiten obtener capital para realizar las mejoras necesarias que les permitan retener.
A la luz de los argumentos expuestos, la situación actual invita a vislumbrar un futuro alentador para la ganadería, aunque esto no implica la presencia de un “boom ganadero”, dado que este concepto se refiere a un auge repentino de la actividad. El verdadero “boom ganadero” deberá esperar a que se produzca primero un “boom forrajero”.
El autor es asesor ganadero de Econoagro