Martes, 2 de septiembre de 2025   |   Internacionales

Hija revela su dolor tras la muerte de su madre en una clínica de eutanasia en Suiza: “Nos lo comunicaron por WhatsApp”

Maureen Slough tenía 58 años cuando tomó al decisión. La hija denunció que el establecimeinto, Pegasos, utilizó documentación presuntamente falsificada para autorizar el procedimiento
Hija revela su dolor tras la muerte de su madre en una clínica de eutanasia en Suiza: “Nos lo comunicaron por WhatsApp”

Maureen Slough, una irlandesa de 58 años, viajó en secreto desde el condado de Cavan a Suiza para someterse a un procedimiento de muerte asistida en la clínica Pegasos, sin informar a su familia. Este caso, revelado por el Daily Mail, ha suscitado una intensa controversia acerca de los controles y la ética de las clínicas suizas de eutanasia, así como respecto a la protección de personas vulnerables en estos procesos.

El 8 de julio de 2025, Slough partió bajo el pretexto de unas vacaciones en Lituania con una amiga. Dos días después, falleció en la clínica Pegasos, ubicada en Basilea, luego de abonar USD 17,000 por el procedimiento.

Durante sus últimas horas, según informó The Irish Independent, mantuvo comunicación únicamente con una amiga británica de 43 años, a quien conoció a través de TikTok. En mensajes enviados desde la clínica, Slough describió su último año como “vivir en el infierno”, relatando que despertaba cada día “llorando, temblando” y que no toleraría que “ni un perro sufriera” como lo había hecho ella. “Dios no querría que muriera sola, pero tampoco querría que la gente sufriera hasta el final como perros”, escribió en uno de sus mensajes finales.

En extensas conversaciones y oraciones compartidas en línea, Slough reveló a su confidente episodios de abuso infantil, la separación de su padre y años de reclusión en el An Grianán Training Centre de Dublín, una institución vinculada a las Magdalene Laundries, donde las jóvenes trabajaban sin remuneración bajo estricta vigilancia. Además, narró la pérdida de sus tres hermanos, su lucha contra la depresión, la ansiedad y el dolor crónico que atribuía a una presunta fibromialgia.

En su último año, Slough expresó sentirse víctima de negligencia médica, convencida de padecer un shock séptico que, según ella, no fue atendido adecuadamente por los médicos.

Días antes del procedimiento, compartió con su amiga sus dudas y temores, reconociendo que estaba “en dos mentes” respecto a seguir adelante y que le angustiaba “ir al infierno”. También admitió que su decisión causaría dolor a sus seres queridos, pero no veía otra solución a su sufrimiento.

La amiga, en declaraciones recogidas por el medio irlandés, cuestionó si Slough tenía la capacidad mental necesaria para tomar una decisión de tal envergadura y criticó a la clínica por no verificar adecuadamente la autenticidad de la documentación presentada.

Estos mensajes también evidencian el aislamiento que sentía. A través de su amiga virtual, compartió confesiones y preocupaciones que nunca trasladó a su círculo más cercano. Este canal digital se convirtió en su vía segura para abrir su intimidad, narrar su experiencia de abusos, pérdidas y la impresión de haber sufrido negligencia médica, especialmente ante síntomas que consideraba desatendidos por los profesionales de la salud.

La familia de Slough, en especial su hija Megan, recibió la noticia de la muerte por mensaje y denunció que la clínica Pegasos utilizó documentación supuestamente falsificada para autorizar el procedimiento. “Nos enteramos por un mensaje de WhatsApp de que mi madre había muerto por suicidio asistido”, reveló al Irish Independent.

Según Megan, la clínica afirmó haber recibido una carta y un correo electrónico suyos confirmando que estaban al tanto de la decisión de su madre, pero la familia sostiene que ambos documentos fueron falsificados por la propia Slough. Además, Megan expresó su indignación por la forma en que recibieron las cenizas de su madre, que llegaron por correo en una simple urna marrón, con una etiqueta dorada desgastada. “Ella estaba en la parte trasera de una furgoneta, y yo seguía el número de seguimiento como si fuera un paquete”, relató Megan al Daily Mail.

Ante las críticas, la clínica Pegasos defendió sus protocolos y aseguró que cumple estrictamente con la legislación suiza, la cual exige que los solicitantes de muerte asistida estén en pleno uso de sus facultades mentales, aunque no necesariamente padezcan una enfermedad terminal. La clínica afirmó que realiza evaluaciones psiquiátricas exhaustivas y entrevistas médicas previas al procedimiento. Tras el caso de Slough, Pegasos anunció nuevas medidas: ya no aceptará solicitudes de personas no acompañadas que tengan familiares vivos, a menos que estos proporcionen copias de sus pasaportes y participen en una videollamada con el personal de la clínica.

No es la primera vez que Pegasos se encuentra en el centro de la polémica. En 2023, la familia de Alastair Hamilton, un profesor de química británico de 47 años, denunció que este falleció en la clínica sin que ellos lo supieran y sin un diagnóstico de enfermedad terminal. Hamilton había informado a sus padres que visitaría a un amigo en París, pero en realidad se trasladó a Basilea para someterse a una inyección letal. Su madre, Judith Hamilton, advirtió sobre los riesgos de lo que calificó como una “clínica de vaqueros”. En enero de 2025, Anne Canning, una británica de 51 años sin una enfermedad terminal, y que atravesaba un duelo por la muerte de su hijo, también falleció en Pegasos sin que su familia fuera notificada, a pesar de que la clínica había prometido mejorar la comunicación con los allegados tras el caso Hamilton.

El marco legal suizo permite la muerte asistida para personas en pleno uso de sus facultades, sin requerir un diagnóstico terminal. Pegasos, dirigida por el activista Ruedi Habegger, sostiene que sus procedimientos cumplen con la normativa vigente. En contraste, en otros países europeos como Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, España y Austria, la eutanasia o el suicidio asistido cuentan con regulaciones específicas.

En respuesta a las críticas, Pegasos subrayó que solicita informes médicos o psiquiátricos de especialistas independientes y exige entrevistas confidenciales con médicos o psiquiatras para determinar si la muerte asistida es la única opción viable. Estas evaluaciones, según la clínica, han llevado a que algunos solicitantes reconsideren su decisión antes de proceder.

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