La gestión de Claudio “Chiqui” Tapia al frente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), los escándalos financieros que se hicieron públicos tras el caso Ariel Vallejo y los errores arbitrables fueron algunos de los ejes que abordó una encuesta de CB Consultora aplicada a 1115 personas entre el 1 y el 2 de diciembre para medir el humor social respecto del fútbol argentino. Los resultados son contundentes.
Los manejos arbitrarios —introducir cambios en los torneos mientras se disputan; decretar ascensos masivos en 2019; anular de un plumazo el torneo de 2020, suspendido durante la pandemia; quitarle 41 puntos a Atlanta y San Martín de Tucumán cuando marchaban punteros y obligarlos a jugar un nuevo torneo desde cero faltando nueve fechas para el final—, y premiar a Rosario Central con una copa por haber sido el equipo que más puntos sumó en la tabla anual, fuera de reglamento y sin una votación acordada, son solo algunas de las desprolijidades atribuibles a la dupla Tapia-Toviggino.
Y si bien los logros deportivos de la Selección Nacional son incuestionables, la gestión del fútbol local deja mucho que desear. Los números lo evidencian: el 65,8 por ciento califica como mala o muy mala la gestión de Claudio “Chiqui” Tapia al frente de la AFA.
El 50 por ciento opina que lo más grave de la crisis actual en la AFA son las denuncias financieras. Pero el fútbol también aparece: el 20 por ciento cuestiona la actuación de los árbitros y el 56 % considera que los errores son “intencionales”.
En un contexto político donde la privatización del fútbol está en debate, con el Gobierno impulsando las Sociedades Anónimas Deportivas, el 61,4 por ciento cree que las denuncias de corrupción son reales y apenas un 12,1 por ciento considera que se trata de un ataque sin fundamento. Aquí incide la influencia de los medios hegemónicos y los “voceros” del Gobierno que, actuando como periodistas, instalan la corrupción como eje central del relato.
Para el 54,9 por ciento de los consultados, Lionel Messi y los referentes de la Selección Nacional no deberían pronunciarse sobre el tema, y el 54,4% considera que Tapia le resta a la Selección en la antesala del próximo mundial.
Tapia supo construir poder, en parte heredado de Julio Grondona (dueño de la frase que lucía en su anillo “Todo Pasa”).
Como se eligen autoridades en AFA
La Asamblea está integrada por 46 asambleístas, de los cuales 22 corresponden a la Primera División del fútbol argentino y se asignan según el ranking de los equipos mejor ubicados en la tabla general.
El resto de la conformación incluye a seis clubes de la Primera Nacional, cinco de la Primera B, tres de la Primera C, dos del Federal A, cinco de las ligas del interior afiliadas al Consejo Federal y tres por los grupos de interés (Círculo de Directivos, ex directivos, exjugadores, ex árbitros y ex directores técnicos, Lorianne Asociación Femenina del Fútbol Argentino y Asociación Civil Argentina de Futsal y Fútbol Playa).
Ellos eligieron a Tapia como presidente de la casa madre del fútbol argentino hasta 2028. En la encuesta de CB Consultora, el 43,1 por ciento afirma que deberían votar todos los presidentes de los clubes.
Sin embargo, la pregunta resulta algo ambigua porque la elección de los asambleístas está establecida en el estatuto de la AFA. Los clubes de Primera designan directamente a su asambleísta; las categorías del Ascenso realizan una votación interna entre sus clubes; y el Consejo Federal selecciona sus representantes mediante su propio proceso. Algunos señalan que esa votación interna del ascenso es una formalidad, porque la lista “se arma” desde la AFA.
Una vez que cada sector define a sus representantes, la AFA los incorpora formalmente a la Asamblea. El presidente se elige por votación de estos 46 asambleístas. Pero hace años que en la AFA no existe competencia interna. Salvo el bochornoso empate 38 a 38 del 3 diciembre de 2015.
En una votación para elegir al nuevo presidente, con 75 asambleístas presentes, la elección entre Luis Segura y Marcelo Tinelli terminó empatada en 38. Nunca se pudo determinar de dónde salió ese voto de más y el escándalo tuvo repercusión internacional.
A raíz de aquel papelón, una comisión normalizadora presidida por Armando Pérez se hizo cargo de la AFA. En esa transición comenzó la trayectoria ascendente de Claudio Tapia, entonces presidente de Barracas Central y por entonces yerno del sindicalista Hugo Moyano.
Hoy, los errores no forzados de Tapia y Toviggino abren la puerta a una intervención —un objetivo largamente buscado por Javier Milei , aunque le aconsejan no avanzar en vísperas del Mundial 2026 por la posible reacción de la FIFA— y a que se impulse el proyecto de las Sociedades Anónimas Deportivas.
Una iniciativa que conduce hacia la privatización de un fútbol local desordenado, pero que sigue cumpliendo una función social a través de clubes que son instituciones sin fines de lucro y actúan como red de contención para sectores vulnerables —una función que ninguna sociedad privada estaría dispuesta a asumir porque no resulta un negocio rentable.
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