
Un equipo de arqueólogos de la Universidad Griffith halló un conjunto de 60 herramientas de piedra aborígenes, denominadas tulas, en las proximidades de Boulia, en el oeste de Queensland, Australia.
Reportado por Smithsonian Magazine, el hallazgo sobresale por su rareza y por la magnitud del conjunto, enterrado hace unos 170 años y relacionado directamente con el pueblo Pitta Pitta, tradicional de la región.
Es apenas la segunda vez que se documenta un depósito de tulas de tal magnitud en Australia, lo que aumenta su importancia arqueológica y cultural. El hallazgo se produjo durante una prospección junto a un pequeño cuerpo de agua, donde los investigadores advirtieron un conjunto de bordes irregulares asomando del suelo.
Yinika Perston, arqueóloga de la Universidad Griffith y autora principal del estudio, relató a Smithsonian Magazine la reacción del equipo: “Pudimos identificar que eran herramientas de piedra fabricadas en ese lugar y, al verlas agrupadas, pensamos que podría tratarse de un conjunto de herramientas enterradas deliberadamente”.
La excavación reveló que tres pares de tulas encajaban entre sí, evidencia de que fueron talladas al mismo tiempo y a partir de una única piedra.
Las tulas estaban diseñadas para acoplarse a mangos de madera y se empleaban sobre todo en labores de carpintería, aunque los expertos señalan que también tenían un valor comercial.
Perston explicó que los ancestros Pitta Pitta probablemente confeccionaron lotes de herramientas destinados al intercambio a lo largo de extensas rutas comerciales, pero que por razones desconocidas no las recuperaron.
“Pensamos que los ancestros Pitta Pitta planeaban comerciar con estas herramientas cuando llegara el momento, pero por alguna razón no las recuperaron”, señaló la arqueóloga. Entre las causas posibles figura la alteración social tras la llegada de los europeos, aunque la datación no permite establecer una vinculación directa.
Las dataciones por radiocarbono y por luminiscencia ópticamente estimulada ubican el enterramiento de las tulas entre 1793 y 1913, coincidiendo con la era de contacto europeo en Australia. Según Perston, las tulas continuaron usándose durante ese lapso, como lo atestiguan registros escritos y fotográficos.
Los investigadores proponen que en origen las herramientas estuvieron guardadas en recipientes de piel de canguro, corteza de árbol, cuerda tejida o tela. No obstante, no se hallaron restos de esos materiales, probablemente por las condiciones áridas del desierto, que dificultan la preservación de la materia orgánica.
La región de Boulia enfrenta un clima extremo, con incendios forestales e inundaciones recurrentes. El pueblo Pitta Pitta desarrolló estrategias como la construcción de refugios de piedra para resguardarse del sol intenso y de los vientos invernales.
La innovación y el intercambio con otras comunidades permitieron a los Pitta Pitta adaptarse, recurriendo al trueque de bienes —hachas de piedra, conchas de perla, ocre y pituri— cuando escaseaban los recursos locales.
El hallazgo de 2023 cobra mayor relevancia frente al único precedente: en 1988 se excavó otro conjunto de tulas en tierras Pitta Pitta, a apenas 7 kilómetros del nuevo sitio. Aquella colección constaba de 34 tulas y 18 lascas, posiblemente herramientas inacabadas.
En la excavación reciente se recuperaron 60 tulas completas, evidencia que refuerza la hipótesis de que el enterramiento de lotes de herramientas fue una práctica recurrente en la región.
Los expertos citados en Smithsonian Magazine concluyen que “enterrar lotes de tulas de piedra sin usar fue una práctica repetida aquí”.
El descubrimiento tuvo una repercusión especialmente significativa para la comunidad Pitta Pitta. Trevina Rogers, artista Pitta Pitta y coautora del estudio, expresó su entusiasmo por un hallazgo que considera un aporte fundamental a la memoria y al orgullo de su pueblo.
Rogers, que documenta la cultura Pitta Pitta desde su infancia y colabora con la Universidad Griffith, destacó la importancia de la investigación arqueológica para recuperar el legado ancestral.
Como parte de las acciones posteriores, el equipo digitalizó en 3D cada una de las tulas y puso los modelos a disposición del público, lo que facilita la preservación y el acceso al patrimonio cultural. Smithsonian Magazine subraya que esta iniciativa permite examinar los detalles de las herramientas sin comprometer su integridad física.
Inspirada por el hallazgo, Trevina Rogers expresó su esperanza de que despierte orgullo entre los habitantes de la región y motive a nuevas generaciones a explorar y valorizar el pasado aborigen australiano.




