Como “contraprestación”, los industriales conformarían una “canasta de cortes populares” que estaría compuesta por vacío, asado, matambre, carne para moler, jamón cuadrado y osobuco.
En principio, los precios de esos cortes bajarían un 15 por ciento aproximadamente del valor actual y los supermercados y carnicería marginarían con un 10 por ciento.
La carne no conforma el listado de 250 productos con rebajas del 15 por ciento, situación que generó críticas por parte de los consumidores ya que la carne es un elemento básico de la canasta.
Las negociaciones apuntan a frenar la suba de precios de la carne y por ende, la inflación, uno de los temas que más preocupa a la administración de Néstor Kirchner y a la flamante ministra de Economía, Felisa Miceli.