Domingo, 28 de diciembre de 2025   |   Nacionales

¿Grossi presidente?: análisis de la candidatura, apoyos y resistencias en la coalición

¿Grossi presidente?: análisis de la candidatura, apoyos y resistencias en la coalición

Rafael Mariano Grossi fue prácticamente un desconocido para el gran público hasta hace poco, y aún hoy lo es para la mayoría de los argentinos. Desde 2019 dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas y, tras la invasión rusa a Ucrania y el consiguiente riesgo nuclear, las imágenes de Grossi mediando entre Putin y Zelenski lo sacaron del ámbito estrictamente diplomático, político y energético. Su visibilidad aumentó de nuevo hace pocos meses, cuando Ali Larijani —asesor del líder de la República Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jamenei— lo amenazó diciendo: “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, en respuesta a su papel como inspector de las instalaciones nucleares iraníes.

En 2023 Grossi fue reelecto por unanimidad al frente del Organismo Internacional de Energía Atómica, con mandato hasta 2027. Sin embargo, a fines de 2026 concluye el actual mandato del secretario general de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, y para el siguiente periodo de cuatro años correspondería que un latinoamericano asumiera la conducción del organismo. Rafael Grossi figura entre los candidatos —quizás con mayores posibilidades— y competirá, entre otros, con la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, la exvicepresidenta de Costa Rica Rebeca Grynspan y la actual secretaria de Medio Ambiente de México, Alicia Bárcena.

Mientras onu-a39.phtml">el gobierno argentino oficializaba su respaldo, el cari-respaldo-la-candidatura-de-rafael-grossi-a-la-onu-y-auspiciara-su-presentacion-en-buenos-aires-a39.phtml">Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) organizó en la Rural un acto para impulsar su designación, en el que hablaron el canciller Pablo Quirno y el presidente del CARI, Francisco de Santibañes. Antes de que Grossi tomara la palabra, el CARI lo presentó con un video cuyo texto decía lo siguiente:

“Durante más de cinco años, Rafael Mariano Grossi ha ayudado al mundo a sortear diversas crisis al frente del OEA.

Cuando llegó la covid-19, reaccionó con rapidez y lanzó la iniciativa Zodiac para ayudar a los países a predecir futuras pandemias.

Cuando comenzó el conflicto en Ucrania, Grossi y su equipo cruzaron la línea del frente para garantizar la seguridad nuclear para todos.

Cuando los inspectores del OEA fueron excluidos de Irán, Grossi negoció su regreso. Con la proliferación de casos de cáncer, creó Rayos de Esperanza para brindar tratamiento a quienes más lo necesitan.

Cuando aumentan las tensiones, como entre China y Japón por el vertido de agua en Fukushima, Grossi ha intervenido con soluciones científicas y diplomáticas.

Cuando el mundo deja de comunicarse, Grossi está ahí, logrando la paz y forjando alianzas.

Las noticias pueden ser claras y concisas, pero los problemas globales no lo son. Los problemas globales requieren matices, confianza, energía, acción e innovación. Finalmente, los problemas globales requieren visión”.

El video concluye con la cita en letras de una frase del propio Grossi diciendo: “El verdadero liderazgo no se retrae ante la complejidad; se eleva para afrontarla”.

Al ver ese video tuve la sensación de que no solo se estaba poniendo en marcha una candidatura de Grossi a secretario general de las Naciones Unidas, sino también, de modo paralelo, una candidatura futura a la presidencia de Argentina. Al afirmar que para resolver problemas hacen falta “matices, confianza, energía, acción e innovación” y “visión”, y al mostrar imágenes que sugieren esos rasgos —los mismos valores del consensualismo, que serían cruciales para suceder a Javier Milei—, el video potencia de modo elocuente y silencioso esa lectura.

Recomiendo ver los dos minutos y cincuenta segundos que dura el material para captar lo que transmite más allá de sus escasas palabras:

A Rafael Grossi se lo compara con el papa Francisco, bajo el apodo de “el papa nuclear”. Y también con Messi; de hecho, en su discurso en el CARI Grossi dijo que en 2026 Argentina disputará en Estados Unidos dos mundiales, el de fútbol y el del secretariado de las Naciones Unidas, “y vamos a ganar los dos”, concluyó carismáticamente.

Si no fuera designado secretario general de la ONU, su mandato como director general del Organismo Internacional de Energía Atómica —aunque susceptible de renovación— finalizaría coincidiendo con las elecciones presidenciales argentinas de 2027. En cambio, si fuera elegido secretario general, su periodo terminaría a fines de 2030, justo el año anterior al inicio de la campaña presidencial argentina de 2031.

Tanto para 2027 como para 2031 es razonable conjeturar que la sociedad podría preferir una figura que aporte atributos complementarios a los elegidos en 2023: alguien capaz de forjar consensos que transformen rumbo político en políticas de Estado y que, al mismo tiempo, ya cuente con experiencia en la gestión pública, evitando aprender por prueba y error durante su eventual mandato.

La combinación de haber sido secretario general de la ONU y jefe de gobierno no es inédita: Antonio Guterres fue primer ministro de Portugal; Kurt Waldheim (1972-1981) ejerció luego la presidencia de Austria; y Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991) fue candidato presidencial en Perú.

En cualquiera de los escenarios, con Rafael Grossi “nació una estrella” en el firmamento político argentino, con amplias posibilidades de ocupar cargos relevantes en la administración nacional cuando concluya su etapa en las Naciones Unidas.

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